Temen las gentes honradas
a quien, cruzando la vega,
desde las regiones llega
de naciones apartadas.
Y las ventanas cerradas
suelen abrir los curiosos,
que, no en vano, temerosos,
amigos de murmurar,
por el camino, al juglar
miran llegar, recelosos.
Y, no en vano, muy prudentes
los pueblerinos...