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¡gracias, seÑor supremo!!! Un paso a la eternidad

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[FONT=&quot] ¡GRACIAS, SEÑOR SUPREMO!!![/FONT]
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(CUENTO)
UN PASO A LA ETERNIDAD
Por: Jurcan Uriarte Pontleca.

Las lágrimas son fuego que purifica el amor, haciéndolo nítido y hermoso por una eternidad. (Jalil Gibran) También la muerte. (Jurcan)


“Esa mañana, Celestino, salió apresuradamente de su casa, se notaba su mal humor; azotó la puerta vociferando algunas maldiciones y subió a su auto. Ya era costumbre, ---discutía por nada---. Una vez, dentro de su vehículo emprendió la marcha; ¿A dónde? ---ni él mismo lo sabía---; tenía por costumbre no avisar donde iba; solamente la familia se percataba de sus salidas y llegadas, pero nada más. Para Prudencia, su esposa, esos arranques no eran novedad, ya que en los veintitantos años de casada con ese ogro que tenía por marido eran comunes en él y lo conocía a la perfección. ---¿Cómo o por qué había soportado tanto tiempo esa vida de infierno?---. Prudencia, era impecable, católica de corazón, sumisa, esto aunado a la abnegación y obediencia. Le había dado cuatro hijos ---dos varones y dos encantadoras mujercitas---; formaban un matrimonio, digamos, complejo. “Él, no era ateo, pero siempre contradictorio y renegado ---en lo que se refería a la religión---; gruñón, mandón, regañón, golpeador y siempre malhumorado; en pocas palabras, neurótico --- era el villano de esa familia, todo un macho, pero muy trabajador---. “En esa ocasión, ---además de la discusión---, algo, lo orilló salir intempestivamente. “Él mismo desconocía que rumbo tomar y empezó a conducir con exceso de velocidad. “¿Qué era lo se había apoderado de su voluntad?. Al parecer, había perdido el control del automóvil debido a esa fuerza interna que se apoderó de él; incluso, lo notó, porque cierto temor lo invadió. “De pronto creyó ver un objeto en la cinta asfáltica, quiso evadirla y se fue a estrellar contra un árbol. Quienes presenciaron el accidente, inmediatamente lo auxiliaron; se requirió del auxilio de la Cruz Roja; algunos espectadores al ver lo aparatoso del impacto dedujeron que posiblemente ya estaba muerto. “Celestino, abrió los ojos. Se percató de que se encontraba en su hogar ---su esposa a un lado con un semblante desencajado debido a la pena y los desvelos; sus hijos, ahí, también reunidos---. Inmediatamente, en ellos, se hizo notar el júbilo al verlo volver en sí. Prudencia se acercó, puso la mano en su mejilla y le dio un beso; de igual manera los hijos. “Celestino hizo una seña que Prudencia entendió y se acerco a él; pensó que iba a reclamarle o decirle algo quedo, pero no; la abrazó fuertemente y empezó a llorar; tomó las manos de ella y de sus hijos; tal fue lo abundante del llanto que desconcertó a la familia. “Para Celestino ---en su vida rutinaria---, todas esas manifestaciones sentimentales eran estupideces y ridiculeces; Prudencia, calló siempre ante esa actitud, porque antes de esta manifestación se imaginaba que Celestino, carecía de sentimientos. Una vez más tranquilo Celestino, Prudencia, con cierto temorcillo le preguntó: “---¿Cómo te sientes “Chele”? “---¡Bien! ---Contestó Celestino---; ¡No me duele nada y no me digan qué sucedió porque todo lo sé perfectamente! “En su manera de hablar, se notaba que al parecer no había ningún malestar. Miró hacia la ventana y dijo: “---¡Qué hermosa mañana! ¿Qué horas son?…, Prudencia, contestó: “---Son las once y media de la mañana. “----¡Necesito levantarme para terminar lo que tengo pendiente!. “Se miraron unos a otros, pero nadie dijo nada. “En ese momento volvió a abrazar a todos y nuevamente lágrimas. Ante esta manifestación, Prudencia, estaba desconcertada, pues había ya olvidado cuando fue “aquella última vez”, que “Chele”, se había comportado así o había dicho palabras cariñosas ---al parecer fue desde que nació su primer hijo---, porque después…., y de ahí en adelante, solamente discusiones, golpes, reproches y maldiciones. “Todo lo demás, para él, eran cursilerías, tarugadas, ---en pocas palabras---, tonterías. “--- Bien, ---dijo Celestino---, Ya que hoy por la mañana tuvimos un altercado, no volverá a suceder. ¡Así que a…!!! “Intentó levantarse, pero no pudo, estaba débil y lo notó de inmediato ---se miró a sí mismo---, momento en el cual, Prudencia, con cierto temor y titubeando le dijo: “--- ¡Chele: Pon mucha atención!: No fue hoy en la mañana tu accidente; precisamente este día se cumplen siete meses con trece días de estar postrado en cama debido a un estado de “coma”…; “…en días pasados notamos reacciones de volver a la realidad y por indicaciones del médico hemos estado atentos a este momento y gracias a Dios, se ha realizado el milagro. “---¿Cómo... pero… entonces yo?…. ---Con un gesto de asombro, sin balbucear palabra alguna---, vuelve a recostarse y…, nuevamente lo traiciona el llanto, cierra los ojos y dice---: “--- ¡Entonces… entonces…!!! ¡Ahora recuerdo que…!!! ¡Ahora lo comprendo!!!...: “Sin dirigirse a nadie, mirando hacia arriba empezó a narrar lo que según había recordado…: “… Después del impacto…, todo se me oscureció…; instantes después todo era luz, pero una luz agradable; sentí que llegaba a un lugar extenso; en el centro de esa planicie se apreciaba algo semejante a un triangulo de color entre azul y violeta; dicha figura se hallaba suspendida a escasos centímetro del piso, es decir, flotando; al centro de esta figura había un especie de ovoide color naranja claro, así como una mirilla, semejante a un ojo humano; éste irradiaba tenuemente luz entre azul y violeta. Algo verdaderamente hermoso. “Alrededor de “ese, algo flotante”, se encontraban algunos personajes, a manera de espectros o humanoides, porque las facciones de sus rostros, así como brazos y piernas se veían completamente borrosos; en el contorno de cada figura se apreciaba una especie de aura; estaban ubicados a manera de círculo y daban la sensación de formar un “Consejo”, o algo semejante. “--- Una voz, tenue, me llegó al oído, dándome a entender que ellos eran “guías”. Pretendí acercarme a uno de ellos que al parecer leyó mi pensamiento cuando intenté preguntar ¿qué lugar era ése y qué hacía yo ahí? “---No hubo necesidad de articular palabra alguna; con cierta reverencia, el “ente”, aquél, después de examinarme, se “dirigió hacia el “ojo flotante”, “icono”, o lo que fuera; ahí, semi inclinado, dio la sensación de que también mentalmente informó lo que había observado sobre mí. “---¡Estaba yo más que confundido, asombrado!!! “---El “ojo flotante” cintiló tenuemente; dicho “ente”, giró hacia mí transmitiéndome un mensaje en el que me señaló y me indicó que recorriera toda la planicie y los “planos”, por los que estaba dividida y que una vez terminado mi recorrido regresara a este lugar. “---Dirigí la mirada por todas direcciones, hasta donde la vista se perdía; había algo así como “planos o sectores”, divididos a manera de jardines o fracciones de diferentes colores, donde transitaban y habitaban figurillas fantasmagóricas de todos tamaños, colores y espesores. “--- ¡Entonces caminé! Pero no con un andar común, sentí que flotaba. La infinidad de figuras que deambulaban por ahí, que iban y venían, no eran como yo, eran figuras, como ya lo mencioné, fantasmagóricas, porque así las describí; se notaban sus extremidades como las nuestras, pero cada una estaba nimbada por una aura semi luminosa, algunas con mucha intensidad, otras tenues; variaban, ninguna era igual. No sentí miedo porque no representaban peligro. Todo se desenvolvía en un ambiente grato. Tuve un temorcillo ligero, pero el medio y lo que me rodeaba contribuían a hacerlo agradable. “---Dichas figurillas se movían o más bien se deslizaban armoniosamente en el plano que al parecer les correspondía. No entiendo cómo o por qué lo aprecié así. “--- ¡Algo curioso! No aprecie color de piel, edades o sexos; así lo entendí. “---Me interné en cada uno de los “planos”, marcados con diferentes latitudes y características. “---Los había oscuros, grises, aromáticos, nebulosos, cálidos, quemantes, nítidos, húmedos, helados, también fétidos, lisos, escabrosos, fríos, templados; en algunos silencio, otros un ruido insoportable, no común, etc. “--- Al pasar por cada uno, se sentía el agrado o desagrado del lugar y el ambiente que flotaba en él. “--- Quienes deambulaban ahí se conducían de modo indiferente, ajenos unos a otros. Cada quien hacia una tarea como de recogimiento o algo por el estilo, lo cual no entendía yo. “---Algo que noté es que no sentí el transcurso del tiempo, tampoco hambre ni sed. “--- Capté los cambios físicos e intensidad de cada plano en que me interné o crucé, mas no al grado de perjudicarme, porque solamente estaba de paso. “---Una vez que recorrí todos esos lugares y no sé qué tiempo me llevó, regresé con el “ente”, que me había indicado hacerlo. “---¡Quedé admirado! Porque al parecer, todos esos personajes (guías), son iguales, sin embargo, el indicado me identificó e hizo una seña para que me acercara; mentalmente me preguntó ¿Qué fue lo que observé?; “--- Una vez que le narré mis observaciones, escuché una voz, con tono de superioridad y a la vez celestial; “--- No sé quién era; en ningún momento lo vi.; yo lo denominaría “El Supremo”, porque se sobreponía, inspiraba confianza e invitaba a ser escuchado detenidamente. “--- Nadie me dijo de quién se trataba. “---Atento a la voz del “Supremo”, escuché: “--- ¡Celestino!: “--- Aquello que acabas de mirar y recorrer son los “Aposento Expiatio”, llámalos “planos”; cada “plano”, es una dimensión diferente a la de la vida terrenal. ”--- Aquellos “entes”, que miraste y te pudieron ver, en la vida terrenal se les llama “almas”; son quienes en vida transitaron por todas partes y épocas sobre la superficie de lo que ustedes conocen como tierra, desde la formación de la humanidad. “---Son aquellos a quienes se les dio la vida y la disfrutaron o la desperdiciaron. “---Allá, en la vida terrenal les llaman “pecados capitales”; “---Allá, son buenos o malos. Aquí ya no... Simplemente son “almas”. “… Tal vez no observaste bien, pero…, cada una está en un “Aposento Expiatio”, que es el lugar que ellas mismas se han asignado. Cada una se hizo acreedora a desplazarse en el “plano”, que les corresponde y que así será por toda la eternidad. “--- Aquí llegan después de haber terminado su ciclo de vida, es decir, a su muerte y ocupan el lugar merecido o ganado por ellas mismas. “---Cada una se refugia en ese “Aposento Expiatio”, y va de acuerdo a su manera de como se desenvolvió y qué hizo en vida. “--- Aquí a nadie se le castiga ni se le premia. En esta dimensión deambularán por siempre. “---Este no es ni el cielo ni el infierno ni el purgatorio. Es la dimensión que tiene como fin ubicar a cada mortal de acuerdo a su conducta y ellos mismos se establecen en el “plano” o “Aposento Expiatio”, que saben, les corresponde. “---Tal vez lo notaste o no, son “entes”, que tuvieron vida. “--- Como te lo mencioné, hay quienes fueron buenos o malos, pero aquí, ellas mismas se “---desplazan en un camino sin fin por y para toda su eternidad. “--- Cada quien está en el “plano” o “Aposento Expiatio”, que deben estar; ellos mismos cifran su lugar. “---Aquí no hay tiempo ni distancia, ni día ni noche, llamémosla “ DIMENSIÓN DE LA ETERNIDAD”. “---¡Dime Celestino! ¿Cuál es el “plano” o “Aposento Expiatio”, que te gustaría ocupar después de haber recorrido todos? “---¡Señor, Supremo! Si me permites nombrarte así: “--- ¡Creo entender! ¡Eres Tú, el Creador de vidas; el Hacedor de Destinos y Quien decide el “hasta aquí de los mortales”! Según lo he comprendido. “---Pero… ¡Dime por favor!” ¿Por qué, yo no soy como ellos?. “---Siento que mi apariencia es como los de la vida mundana, “---¿Qué hay de eso? “--- ¡Celestino! Debes entender que aún no has pasado a esta dimensión. “---¡Quieres que te lo diga de otra manera!: “---No has abandonado la “dimensión terrenal”. “--- Por eso se te ha dado la oportunidad para que escudriñes los planos a que se hacen acreedores aquellas “almas”, que ya se desprendieron de la “materia cuerpo”. “--- Entonces… ¿Qué crees que haces aquí? “---¡No rogué, no lloré, no supliqué! “--- Simplemente comprendí que estaba entre la vida y la muerte y que en siete meses con trece días, según me acabo de enterar, debería decidir, por designios del “Supremo”, qué “plano”, debería ocupar, “pero no hoy”, porque se me ha dado la oportunidad de enmendar tantos, mejor dicho, los muchos de los errores que me tenían ciego. “Celestino, vuelve a abrazar a su familia y dice: ¡GRACIAS SEÑOR SUPREMO!!! F I N Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
20/12/2015 Derechos de Autor Reservados.©
 

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