Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
¡MUJER, en tu honor HOY y SIEMPRE!!!!!!
¡MUJER!!!
¡Mujer!
Esas lágrimas que adornan
la belleza de tus ojos,
matizan tus labios rojos,
cuando éstas se deslizan
por tu rostro angelical…
Es, la divina señal
del amor, a tu impaciencia,
porque está ahí la presencia
de la víspera nupcial.
¿Será, que el gallardo mozuelo,
por un impremeditado
o algo debió haber pasado
que no ha podido llegar
a la cita del amor?
¡Mujer!
No debe haber temor
por este hecho inusual,
a la vez inesperado
que le impidió estar puntual.
¡Calma, bella enamorada,
ten paciencia, por favor!
Confía, que tu apuesto amante
no tardará en arribar;
al llegar, tendrás consuelo
y toda muestra de amor.
¡Tal vez, allá, en el camino
se enfrentó a algún desatino
que lo obligó a demorar!
¡Quizás una arpía celosa
de belleza fabulosa,
al mirarlo enamorado,
como trampa del destino
lo hizo desatinar!
Logrando desviar el camino
para no estar a tu lado
y así lo pudo alejar.
¡Mujer!
¡Ten plena confianza!
¡Mujer!
Él, siempre te ha amado;
no conoce la vileza
de herir tus sentimientos,
mucho menos engañar
y, llegará apresurado,
solamente para amar.
Ya una vez regocijados
confesará cuánto te ama;
que en su mente te ha llevado,
siempre y con toda su alma.
¡Mujer!
Él, te quiere de verdad.
Tanto, como el primer día
y no habrá nada ni nadie,
mucho menos fantasía
que turbe esta alegría
muy ajena a la maldad.
¡Mujer!
Nunca debiste dudar,
que el final de esta historia…,
terminará en el altar.
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
08/03/2016 Derechos de Autor Reservados.©
¡MUJER!!!
¡Mujer!
Esas lágrimas que adornan
la belleza de tus ojos,
matizan tus labios rojos,
cuando éstas se deslizan
por tu rostro angelical…
Es, la divina señal
del amor, a tu impaciencia,
porque está ahí la presencia
de la víspera nupcial.
¿Será, que el gallardo mozuelo,
por un impremeditado
o algo debió haber pasado
que no ha podido llegar
a la cita del amor?
¡Mujer!
No debe haber temor
por este hecho inusual,
a la vez inesperado
que le impidió estar puntual.
¡Calma, bella enamorada,
ten paciencia, por favor!
Confía, que tu apuesto amante
no tardará en arribar;
al llegar, tendrás consuelo
y toda muestra de amor.
¡Tal vez, allá, en el camino
se enfrentó a algún desatino
que lo obligó a demorar!
¡Quizás una arpía celosa
de belleza fabulosa,
al mirarlo enamorado,
como trampa del destino
lo hizo desatinar!
Logrando desviar el camino
para no estar a tu lado
y así lo pudo alejar.
¡Mujer!
¡Ten plena confianza!
¡Mujer!
Él, siempre te ha amado;
no conoce la vileza
de herir tus sentimientos,
mucho menos engañar
y, llegará apresurado,
solamente para amar.
Ya una vez regocijados
confesará cuánto te ama;
que en su mente te ha llevado,
siempre y con toda su alma.
¡Mujer!
Él, te quiere de verdad.
Tanto, como el primer día
y no habrá nada ni nadie,
mucho menos fantasía
que turbe esta alegría
muy ajena a la maldad.
¡Mujer!
Nunca debiste dudar,
que el final de esta historia…,
terminará en el altar.
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
08/03/2016 Derechos de Autor Reservados.©
