cocuzza3105
Miembro Conocido
VIEJO VERDE
Esta historia es de un señor
que tenía los sesenta
al momento que presenta
una fuga de vapor,
porque hizo, sin amor,
lo que muchos otros hacen
antes que sus años pasen
provocando un desastre
sin pensar en lo que arrastre
actitudes cuando nacen.
Él tenía un buen pasar,
su trabajo era muy bueno,
su familia estaba a pleno
con su casa frente al mar
que lograron terminar;
Pero había un defecto
y un camino incorrecto:
Ojo alegre era el mozo
y buscaba, muy meloso,
seducir, en ese aspecto.
Es así que cierto día
a una chica le echó el ojo
siendo más que un gran antojo;
Veintiocho ella tenía
cuando fue su osadía
de empezar a convivir
y dejar en el sufrir
a la gente que lo amaba,
que por él todo lo daba
construyendo el porvenir.
Al pasar algunos años,
pues la vida no perdona,
un infarto lo corona
que zafó de ir a los caños
o subir varios peldaños,
pero el médico le dijo:
_ Desde ahora… “ser prolijo”,
solamente carne magra
y por nada tomar viagra,
¡Se me olvida el revoltijo!
Al principio… sin problemas,
pero no era muy propicio
ese tiempo sin el vicio,
su pareja en los dilemas
se comía hasta las yemas
de sus dedos, que ulcerados
de los nervios aguantados
dijo: _ ¡Basta!, una tarde,
mi “razón” está que arde,
buscaré por otros lados.
Este viejo arrepentido
se quedó como un gran hongo
solitario en el bailongo,
pues la chica… y su vestido
lo dejaron, y perdido
encaró hacia su gente
por ayuda, el inconsciente,
pues la espalda le ofrecieron,
¡Viejo verde! le dijeron.
El consejo es el siguiente:
Si usted quiere carne blanda
y no tiene dentadura,
caerá en la amargura,
no se haga el oso panda,
¡Es la vida la que manda!,
Ni un bocado usted tendrá,
otra boca comerá
que la pueda deglutir
sin poderse resistir,
¡Ni garrones lamerá!
Ángel César Cocuzza.
Esta historia es de un señor
que tenía los sesenta
al momento que presenta
una fuga de vapor,
porque hizo, sin amor,
lo que muchos otros hacen
antes que sus años pasen
provocando un desastre
sin pensar en lo que arrastre
actitudes cuando nacen.
Él tenía un buen pasar,
su trabajo era muy bueno,
su familia estaba a pleno
con su casa frente al mar
que lograron terminar;
Pero había un defecto
y un camino incorrecto:
Ojo alegre era el mozo
y buscaba, muy meloso,
seducir, en ese aspecto.
Es así que cierto día
a una chica le echó el ojo
siendo más que un gran antojo;
Veintiocho ella tenía
cuando fue su osadía
de empezar a convivir
y dejar en el sufrir
a la gente que lo amaba,
que por él todo lo daba
construyendo el porvenir.
Al pasar algunos años,
pues la vida no perdona,
un infarto lo corona
que zafó de ir a los caños
o subir varios peldaños,
pero el médico le dijo:
_ Desde ahora… “ser prolijo”,
solamente carne magra
y por nada tomar viagra,
¡Se me olvida el revoltijo!
Al principio… sin problemas,
pero no era muy propicio
ese tiempo sin el vicio,
su pareja en los dilemas
se comía hasta las yemas
de sus dedos, que ulcerados
de los nervios aguantados
dijo: _ ¡Basta!, una tarde,
mi “razón” está que arde,
buscaré por otros lados.
Este viejo arrepentido
se quedó como un gran hongo
solitario en el bailongo,
pues la chica… y su vestido
lo dejaron, y perdido
encaró hacia su gente
por ayuda, el inconsciente,
pues la espalda le ofrecieron,
¡Viejo verde! le dijeron.
El consejo es el siguiente:
Si usted quiere carne blanda
y no tiene dentadura,
caerá en la amargura,
no se haga el oso panda,
¡Es la vida la que manda!,
Ni un bocado usted tendrá,
otra boca comerá
que la pueda deglutir
sin poderse resistir,
¡Ni garrones lamerá!
Ángel César Cocuzza.
