Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
“ ESA ESQUINA “(parte de una historia)
¿Por qué? De la esquina solitaria y el parque abandonado,
el tiempo ha sido el causante, de que hoy sea ignorada.
Ya no se escucha el pregón, pese a que fue muy transitada.
Del folklore, no queda nada, su colorido murió.
Esa esquina, vio pasar a eminentes personajes,
muchos, de ricos linajes y otros de humilde vestir.
Del anuncio luminoso, de neón con movimiento,
en la noche, un sustento, de curiosidad visual.
Después, a la media noche, el sereno la cruzaba.
Con musical armonía, la oscuridad matizaba
y después lo acompañaba un silbido en agonía,
por las calles se perdía, al presentarse el albor.
Ya no hay enamorados que impacientes esperaban;
aquella dama que amaban y que a veces los plantó.
O de pleitos callejeros, embates de caballeros
que del corazón de la dama, disputábanse el lugar.
Esa esquina, fue testigo, de algunas escenas chuscas:
De violentas corretizas, cuando el papá sorprendía
a la hija que veía, abrazada del galán.
Y que éste la esperaba, cuando salía por el pan.
Otro día nuevamente, El deambular de la gente,
Movimiento comercial. Hoy, de bullicio estridente.
de sus muros carcomidos a punto de desplomarse,
el color, nos dice el tiempo, manchados con garabatos.
Sólo algún recuerdo queda. Todo aquello se olvidó.
El modernismo implacable cambio su fisonomía.
Su imagen, que contenía, datos de lo que un día,
formó parte de una historia y el tiempo se llevó.
¿Por qué? De la esquina solitaria y el parque abandonado,
el tiempo ha sido el causante, de que hoy sea ignorada.
Ya no se escucha el pregón, pese a que fue muy transitada.
Del folklore, no queda nada, su colorido murió.
Esa esquina, vio pasar a eminentes personajes,
muchos, de ricos linajes y otros de humilde vestir.
Del anuncio luminoso, de neón con movimiento,
en la noche, un sustento, de curiosidad visual.
Después, a la media noche, el sereno la cruzaba.
Con musical armonía, la oscuridad matizaba
y después lo acompañaba un silbido en agonía,
por las calles se perdía, al presentarse el albor.
Ya no hay enamorados que impacientes esperaban;
aquella dama que amaban y que a veces los plantó.
O de pleitos callejeros, embates de caballeros
que del corazón de la dama, disputábanse el lugar.
Esa esquina, fue testigo, de algunas escenas chuscas:
De violentas corretizas, cuando el papá sorprendía
a la hija que veía, abrazada del galán.
Y que éste la esperaba, cuando salía por el pan.
Otro día nuevamente, El deambular de la gente,
Movimiento comercial. Hoy, de bullicio estridente.
de sus muros carcomidos a punto de desplomarse,
el color, nos dice el tiempo, manchados con garabatos.
Sólo algún recuerdo queda. Todo aquello se olvidó.
El modernismo implacable cambio su fisonomía.
Su imagen, que contenía, datos de lo que un día,
formó parte de una historia y el tiempo se llevó.
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