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“todo por una insignificancia, bahhh!!!!

“TODO POR UNA INSIGNIFICANCIA, BAHHH!!!!
¡ QUIÉN ENTIENDE A LAS MUJERES !!!


--- Conocí a una dama; ambos simpatizamos e iniciamos una relación sentimental. Tanto ella como yo, al parecer, urgía establecer esta relación de manera seria y definitiva.

--- Creo que apareció el amor a primera vista. Plenamente enamorado de mi parte le hice saber que en ese momento entregaba: “el cofre de mis sentimientos, la fortuna de mi sentir, la riqueza de mis buenos deseos y le aclaré: “Como dote, dame paciencia y comprensión”.

--- Solamente eso pedí, porque era lo necesario para prosperar a futuro, ya que en ese entonces no había conseguido trabajo y en eso andaba.

--- Y así, después de algunas citas amorosas, una tarde, como dos enamorados entramos a un café, nos sinceramos y hablamos de posible matrimonio.

--- Empezamos a abundar en el tema. Esto requería de seriedad, porque ahí se cifraba el futuro de ambos y sobre todo nuestra felicidad.

--- Ella, me hizo saber que era muy exigente, además de refutarme varias veces que lo hacía porque “lo valía”.

--- Fue determinante al hacerme saber sus exigencias y la escuché concienzudamente. Mi deseo era formalizar un hogar y como el amor es ciego; yo enamorado y ella con sus ciento veinte kilos de anatomía no me importó, tampoco noté la diferencia y acepté. Tal vez “vale lo que pesa”. Cosas del amor.

--- Ahí, acaramelados, me tomó de las manos, me miró a los ojos fijamente y con voz suave que acariciaba, me preguntó que si en verdad la quería. Yo, cautivado, enamorado y fue tan convincente que con palabras susurrantes le contesté que sí.

Entonces debes cumplir con lo que voy a pedirte:

--- “Quiero tener toda una familia; “una casa propia… “una cuenta en el banco… “una boutique de mi agrado… “un coche a la puerta… “que seamos una familia acomodada”, y lo principal, “los hijos los decido yo.

---- ¡Acepté sin titubeos! Me sentía como deslizándome por las nubes. Sus palabras suaves eran una caricia. Me dio la sensación de que también ella estaba tan enamorada como yo. Tal parecía que la suerte estaba de mi lado y yo el afortunado. Todo era felicidad.

--- Debido a que nuestros destinos estaban por decidirse, antes de casarnos convenimos vivir un tiempo en unión libre para entregarnos por completo a nuestro idilio, saborear las lides del amor, sentirnos dueños uno del otro y dejar por allá los prejuicios y lo negativo que nos rodeaba, mandarlo al diablo e insisto, se trataba de la felicidad de los dos.

--- ¿Pero quien entiende a las mujeres? ¡Yo, cumplí.

--- La llevé a vivir a mi casa, ya que ahí habitamos “toda una familia”: mi papá, mi mamá, mis tres hermanos y mis cinco hijos; casa “propia”, para una familia grande, es decir, una “familia acomodada”; la cuenta en el banco no fue problema, todos debíamos a diferentes bancos y todos los días nos llegaban requerimientos de pago, por lo tanto, hay cuentas en casi todos los bancos y a la orden del día; lo de la “botica”, tampoco fue problema, porque en esta casa, siempre está alguien enfermo y le pedí de favor que escogiera cual botica era de su agrado, pues, me imaginé que tenía alguna membresía y le hacían descuentos y que por eso quería una “botica de su agrado”.

--- “El coche a la puerta”, también se le concedió, ya que en la entrada principal, el dueño de la casa, desde años atrás dejó ahí su coche arrumbado, incluso, ha servido de guarida para malvivientes, nido de ratas, bichos y perros en aquella chatarra.

--- “Lo que vino a derramar el vaso de agua fueron los hijos. Cuando tocamos el punto de que “los hijos lo decidía ella”, en ninguno de los dos se usó la lógica, porque al parecer, ninguno de los dos podemos ya engendrar familia y no aclaramos si los de “ella o los míos”.

--- Le pedí que cumpliera con su parte de “paciencia y comprensión”, le rogué y supliqué que decidiera, porque cinco de mis hijos viven con nosotros, tres en la colonia López Mateos, otros tres en el barrio de San Antonio, otros dos en Santa Anita, tres en la colonia Santa María y otros más por el barrio de Xonaca, algunos en otros estados, tan es así, que ya ni recuerdo por donde están los demás. “Pecadillos de juventud”.

--- El final ya ni se los platico, por un poquito más salgo volando por una de las ventanas y ya no se iban a enterar de esta aventura amorosa de JURCAN.

--- ¡Ni modo! Por ahora el amor no estuvo de mi parte, se desintegró por "casi nada".

--- Tendré que encontrar un amor puro y sincero, que no corra por una insignificancia y me tenga “paciencia y comprensión.


Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México) Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca. 07/08/2017 Derechos de Autor Reservados.©
 

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