• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

1ª parte LOS FLAUTINES Y EL FUEGO NEGRO

Alberto y Mari Luz eran muy felices, habían sido bendecidos con dos hijos mellizos, chico y chica. Él se parecía a su padre, algo pelirrojo, delgado, alto, y le llamaron Gonzalo. Ella tenia esos ojos de cielo y el cabello rubio y ensortijado de su madre, y la llamaron Sandra. Cuando tenían dos años Alberto les fabricó unas pequeñas flautas, para que sus cortos dedos llegaran a los agujeros. Les empezó a enseñar, y en pocos meses les sorprendió en su habitación rodeados de pájaros , que trinaban y volaban al son de una alegre melodía. No solo heredaron el don de su padre, además podían hablar con ellos.
Fueron creciendo, sin separarse jamás uno del otro. No solían jugar con otros niños, pues se asustaban de sus poderes, así que los anímales eran sus compañeros de juegos, en especial dos, una inquieta y enérgica ardilla a la que llamaban Soca, y un escurridizo hurón al que llamaban Teco. Una tarde, como tantas otras, fueron al bosque a jugar, y empezaron a tocar sus flautines esperando la llegada de sus compañeros. Nadie venía, cosa que les extrañó mucho, y tocaron y tocaron sin el menor resultado. De repente, un blanco caballo alado con un cuerno en la frente apareció en el cielo , se asustaron mucho, pues nunca vieron un animal semejante, y salieron corriendo a su casa a toda velocidad.


Alberto miraba por la ventana cuando Mari Luz le abrazó por la espalda.
-¿Qué te pasa cariño? Te veo con cara de preocupación.
-Son esas nubes negras.
-Se estará preparando para llover.
-Pero tan negras...desde que trajimos la primavera a Melodía no nos a abandonado, y esas nubes...me parecen distintas.
-No te preocupes, no pasará nada.
-Eso espero. Voy ha hablar con los niños un momento.
Subió a su habitación. Le extrañó tanto silencio, normalmente el ruido de sus juegos invadía toda la casa. Al abrir la puerta les vio leyendo uno de los libros que su abuelo les regalaba.
-¿Qué leéis niños?
-Un libro sobre animales papá.
-Escuchad, en unos días no quiero que vayáis solos al bosque.
-Pero papá...
-¡No! Nada de protestas. Podéis jugar con Soca y Teco y los animales que se acerquen, pero no quiero perderos de vista, y si os llamo venís corriendo, ¿entendido?.
-Si papá, dijeron al unísono sin mucho convencimiento.


No eran malos chicos, y tampoco desobedientes, pero podía más su curiosidad que su voluntad. Llevaban una semana sin ir al bosque, y no conseguían encontrar ningún libro donde se reflejara ese maravilloso caballo que vieron, así que...Llegaron a la misma pradera, miraban al cielo mientras tocaban sus flautines esperando ver al fabuloso animal.
-Hola, llevo toda la semana esperando que regresarais.
A sus espaldas sonó la voz y dieron un salto. Soca salió disparada hacia los árboles del bosque y Teco se escondió en la talega de Gonzalo.
-No os asustéis, por favor, no quiero haceros ningún daño.
-¿Quién eres? Pregunto Sandra con la voz temblorosa.
-Me llamo Airis, y soy un Declón. Necesito la ayuda de vuestro padre.
-Ahora estará en casa, si quieres vamos a verle.
-Subir a mi grupa, os llevaré galopando.
Nunca habían galopado a lomos de un corcel, para ellos era una experiencia increíble, parecía que ningún obstáculo era lo bastante alto para parar su carrera. Un rayo cruzo el grisáceo cielo y el Declón se paró en seco. Miraba el cielo nervioso y con los belfos hinchados.
-¿Te dan miedo los rayos?
-Eso no era un rayo normal.
Sin explicar más reanudó su carrera con todo su ímpetu, en apenas unos minutos llegaron a la casa.
-¡Papá!, ¡Mamá! ¿donde estáis?
El silencio fue la respuesta. Entraron a la casa y vieron a su madre tendida en el suelo, un intenso olor a azufre dañaba el olfato.
-¡Mamá, mamá! ¿que te pasa?
La intentaron reanimar sin que diera ningún resultado, parecía dormida.
-No sigáis intentándolo chicos, la han hechizado con el sueño eterno.
-¿Sueño eterno?, ¿qué es eso?
-Me temo que no llegué a tiempo. Os debo contar una historia....
Hace muchos, muchos años, cuando la tierra se creó, nacimos los Declon. Solo séis parejas, tres en el hemisferio norte, y tres en el hemisferio sur. Su cometido era cuidar del equilibrio en este joven mundo, que los vientos soplaran con orden, que las estaciones se siguiesen sin descanso, que las lluvias regasen la tierra y llenasen los ríos, y que ningún poder oculto rompiese este ritmo. Cada cien años, en el solsticio de invierno, la pareja tiene un hijo, cuatro años y medio después, en el solsticio de verano, una hija. En el cuerno de ella recae toda la magia y el poder, tanto el de sus padres, como el que compartirá con su hermano. Con el último resquicio de magia que queda en los padres, viajan hasta Casiopea, la estrella con la que se formó nuestros cuernos, allí ya solo les queda disfrutar de su larga vida al lado de sus congéneres”.
-Que bonita historia, dijo Sandra, pero no entiendo que tiene que ver con mis padres.
-Hace largos años, Eleran, un bondadoso mago, tomó a su servicio a un inteligente y avispado joven, Yortan, a quien le enseñó la magia blanca, todo para curar y ayudar a los demás, pero a Yortan no le bastó. Hechizó a su maestro y le sonsacó todos sus conocimientos, los cuales era muchos, y con ellos empezó a practicar magia negra. Por suerte le detuvimos a tiempo y le enviamos a un lugar apartado, donde no pudiera hacer daño a nadie. No dejábamos de vigilarle, pero parecía que tan solo hacía pequeñas cosas, conocer el poder de luz de las luciérnagas, o el de las salamandras para camuflarse y cambiar de aspecto, o el de las palomas para orientarse sin perderse nunca, cosas que no nos parecieron peligrosas...pero nos engañaba.
-Nunca conocimos a nadie tan malo, ¿a que no Sandra?
-A Ténari, mi mujer, y a mí se nos acaba nuestro tiempo, y hace cuatro años tuvimos a nuestro hijo, Lerián. Y dentro de dos semanas, en el solsticio de verano, a nuestra hija.
-Entonces seréis muy felices.
-No, por que Ténari esta prisionera en el castillo de Yortan. Hace un mes nos tendió una trampa, es cuando nos dimos cuenta del enorme poder que había adquirido. Solo nos dejaba ver lo que le interesaba, nos engañó.
-¿Pero qué tiene que ver mi padre?, sigo sin entenderlo.
-Quiere robarle su don.
-¿Pero para qué?
-Cuando nazca mi hija la matará y le arrancará el cuerno. De él hará una flauta, y con el poder de tu padre extenderá todo su mal y dominio por el mundo, viajando la música con los vientos del norte.
Los chicos se quedaron estupefactos, vieron como a Airis le resbalaba una lágrima por la mejilla.
-¿A mi madre le puedes salvar?
-No Gonzalo, el sueño profundo solo se romperá si Yortan pierde los poderes. Él sabe en todo momento donde estoy, mi magia me delata, por eso no me acercaba a tu padre e intentaba avisarle a través vuestro, pero se ha adelantado.
-¿Eso significa que si Yortan no pierde sus poderes ni mi padre ni mi madre sobrevivirán?
-Si Sandra, así es.
Los dos chicos se miraron, no hacía faltar decir nada.
-Ayúdanos a llevar a mi madre con nuestro abuelo para que la cuide, luego iremos contigo para intentar salvarlos.




continúa.........
 
Última edición:

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Alberto y Mari Luz eran muy felices, habían sido bendecidos con dos hijos mellizos, chico y chica. Él se parecía a su padre, algo pelirrojo, delgado, alto, y le llamaron Gonzalo. Ella tenia esos ojos de cielo y el cabello rubio y ensortijado de su madre, y la llamaron Sandra. Cuando tenían dos años Alberto les fabricó unas pequeñas flautas, para que sus cortos dedos llegaran a los agujeros. Les empezó a enseñar, y en pocos meses les sorprendió rodeados de pájaros en su habitación, que trinaban y volaban al son de una alegre melodía. No solo heredaron el don de su padre, además podían hablar con ellos.
Fueron creciendo, sin separarse jamás uno del otro. No solían jugar con otros niños, pues se asustaban de sus poderes, así que los anímales eran sus compañeros de juegos, en especial dos, una inquieta y enérgica ardilla a la que llamaban Soca, y un escurridizo hurón al que llamaban Teco. Una tarde, como tantas otras, fueron al bosque a jugar, y empezaron a tocar sus flautines esperando la llegada de sus compañeros. Nadie venía, cosa que les extrañó mucho, y tocaron y tocaron sin el menor resultado. De repente, un blanco caballo alado con un cuerno en la frente apareció en el cielo , se asustaron mucho, pues nunca vieron un animal semejante, y salieron corriendo a su casa a toda velocidad.


Alberto miraba por la ventana cuando Mari Luz le abrazó por la espalda.
-¿Qué te pasa cariño? Te veo con cara de preocupación.
-Son esas nubes negras.
-Se estará preparando para llover.
-Pero tan negras...desde que trajimos la primavera a Melodía no nos a abandonado, y esas nubes...me parecen distintas.
-No te preocupes, no pasará nada.
-Eso espero. Voy ha hablar con los niños un momento.
Subió a su habitación. Le extrañó tanto silencio, normalmente el ruido de sus juegos invadía toda la casa. Al abrir la puerta les vio leyendo uno de los libros que su abuelo les regalaba.
-¿Qué leéis niños?
-Un libro sobre animales papá.
-Escuchad, en unos días no quiero que vayáis solos al bosque.
-Pero papá...
-¡No! Nada de protestas. Podéis jugar con Soca y Teco y los animales que se acerquen, pero no quiero perderos de vista, y si os llamo venís corriendo, ¿entendido?.
-Si papá, dijeron al unísono sin mucho convencimiento.


No eran malos chicos, y tampoco desobedientes, pero podía más su curiosidad que su voluntad. Llevaban una semana sin ir al bosque, y no conseguían encontrar ningún libro donde se reflejara ese maravilloso caballo que vieron, así que...Llegaron a la misma pradera, miraban al cielo mientras tocaban sus flautines esperando ver al fabuloso animal.
-Hola, llevo toda la semana esperando que regresarais.
A sus espaldas sonó la voz y dieron un salto. Soca salió disparada hacia los árboles del bosque y Teco se escondió en la talega de Gonzalo.
-No os asustéis, por favor, no quiero haceros ningún daño.
-¿Quién eres? Pregunto Sandra con la voz temblorosa.
-Me llamo Airis, y soy un Declón. Necesito la ayuda de vuestro padre.
-Ahora estará en casa, si quieres vamos a verle.
-Subir a mi grupa, os llevaré galopando.
Nunca habían galopado a lomos de un corcel, para ellos era una experiencia increíble, parecía que ningún obstáculo era lo bastante alto para parar su carrera. Un rayo cruzo el grisáceo cielo y el Declón se paró en seco. Miraba el cielo nervioso y con los belfos hinchados.
-¿Te dan miedo los rayos?
-Eso no era un rayo normal.
Sin explicar más reanudó su carrera con todo su ímpetu, en apenas unos minutos llegaron a la casa.
-¡Papá!, ¡Mamá! ¿donde estáis?
El silencio fue la respuesta. Entraron a la casa y vieron a su madre tendida en el suelo, un intenso olor a azufre dañaba el olfato.
-¡Mamá, mamá! ¿que te pasa?
La intentaron reanimar sin que diera ningún resultado, parecía dormida.
-No sigáis intentándolo chicos, la han hechizado con el sueño eterno.
-¿Sueño eterno?, ¿qué es eso?
-Me temo que no llegué a tiempo. Os debo contar una historia....
Hace muchos, muchos años, cuando la tierra se creó, nacimos los Declón. Solo séis parejas, tres en el hemisferio norte, y tres en el hemisferio sur. Su cometido era cuidar del equilibrio en este joven mundo, que los vientos soplaran con orden, que las estaciones se siguiesen sin descanso, que las lluvias regasen la tierra y llenasen los ríos, y que ningún poder oculto rompiese este ritmo. Cada cien años, en el solsticio de invierno, la pareja tiene un hijo, cuatro años y medio después, en el solsticio de verano, una hija. En el cuerno de ella recae toda la magia y el poder, tanto el de sus padres, como el que compartirá con su hermano. Con el último resquicio de magia que queda en los padres, viajan hasta Casiopea, la estrella con la que se formo nuestros cuernos, allí ya solo les queda disfrutar de su larga vida al lado de sus congéneres”.
-Que bonita historia, dijo Sandra, pero no entiendo que tiene que ver con mis padres.
-Hace largos años, un bondadoso mago, Eleran, tomo a su servicio a un inteligente y avispado joven, Yortan, le enseñó la magia blanca, todo para curar y ayudar a los demás, pero no le bastaba. Le hechizó y le sonsacó todos sus conocimientos, los cuales era muchos, y con ellos empezó a practicar magia negra. Por suerte le detuvimos a tiempo y le enviamos a un lugar apartado, donde no pudiera hacer daño a nadie. No dejábamos de vigilarle, pero parecía que tan solo hacía pequeñas cosas, conocer el poder de luz de las luciérnagas, o el de las salamandras para camuflarse y cambiar de aspecto, o el de las palomas para orientarse sin perderse nunca, cosas que no nos parecieron peligrosas...pero nos engañaba.
-Nunca conocimos a nadie tan malo, ¿a que no Sandra?
-A Ténari, mi mujer, y a mi se nos acaba nuestro tiempo, y hace cuatro años tuvimos a nuestro hijo, Lerián. Y dentro de dos semanas, en el solsticio de verano, a nuestra hija.
-Entonces seréis muy felices.
-No, por que Ténari esta prisionera en el castillo de Yortan. Hace un mes nos tendió una trampa, es cuando nos dimos cuenta del enorme poder que había adquirido. Solo nos dejaba ver lo que le interesaba, nos engaño.
-¿Pero qué tiene que ver mi padre?, sigo sin entenderlo.
-Quiere robarle su don.
-¿Pero para qué?
-Cuando nazca mi hija la matará y le arrancará el cuerno. De él hará una flauta, y con el poder de tu padre extenderá todo su mal y dominio por el mundo, viajando la música con los vientos del norte.
Los chicos se quedaron estupefactos, vieron como a Airis le resbalaba una lágrima por la mejilla.
-¿A mi madre le puedes salvar?
-No Gonzalo, el sueño profundo solo se romperá si Yortan pierde los poderes. Él sabe en todo momento donde estoy, mi magia me delata, por eso no me acercaba a tu padre e intentaba avisarle a través vuestro, pero se ha adelantado.
-¿Eso significa que si Yortan no pierde sus poderes ni mi padre ni mi madre sobrevivirán?
-Si Sandra, así es.
Los dos chicos se miraron, no hacía faltar decir nada.
-Ayúdanos a llevar a mi madre con nuestro abuelo para que la cuide, luego iremos contigo para intentar salvarlos.




continua.........


Me encanta Javier como el nombre de la protagonista ,uno de mis preferidos jajaja,que buena historia ya me voy a leer la otra parte,besos.
 
Una historia magistral, al menos esta primera parte.
Un texto perfectamente escrito, con una idea no abandonada jamás. Recreas muy bien las escenas, se lee muy bien, es grato y atrae en su lectura.
Me voy a la segunda parte...
Saludos.
 

fayfol

Miembro Conocido
Alberto y Mari Luz eran muy felices, habían sido bendecidos con dos hijos mellizos, chico y chica. Él se parecía a su padre, algo pelirrojo, delgado, alto, y le llamaron Gonzalo. Ella tenia esos ojos de cielo y el cabello rubio y ensortijado de su madre, y la llamaron Sandra. Cuando tenían dos años Alberto les fabricó unas pequeñas flautas, para que sus cortos dedos llegaran a los agujeros. Les empezó a enseñar, y en pocos meses les sorprendió en su habitación rodeados de pájaros , que trinaban y volaban al son de una alegre melodía. No solo heredaron el don de su padre, además podían hablar con ellos.
Fueron creciendo, sin separarse jamás uno del otro. No solían jugar con otros niños, pues se asustaban de sus poderes, así que los anímales eran sus compañeros de juegos, en especial dos, una inquieta y enérgica ardilla a la que llamaban Soca, y un escurridizo hurón al que llamaban Teco. Una tarde, como tantas otras, fueron al bosque a jugar, y empezaron a tocar sus flautines esperando la llegada de sus compañeros. Nadie venía, cosa que les extrañó mucho, y tocaron y tocaron sin el menor resultado. De repente, un blanco caballo alado con un cuerno en la frente apareció en el cielo , se asustaron mucho, pues nunca vieron un animal semejante, y salieron corriendo a su casa a toda velocidad.


Alberto miraba por la ventana cuando Mari Luz le abrazó por la espalda.
-¿Qué te pasa cariño? Te veo con cara de preocupación.
-Son esas nubes negras.
-Se estará preparando para llover.
-Pero tan negras...desde que trajimos la primavera a Melodía no nos a abandonado, y esas nubes...me parecen distintas.
-No te preocupes, no pasará nada.
-Eso espero. Voy ha hablar con los niños un momento.
Subió a su habitación. Le extrañó tanto silencio, normalmente el ruido de sus juegos invadía toda la casa. Al abrir la puerta les vio leyendo uno de los libros que su abuelo les regalaba.
-¿Qué leéis niños?
-Un libro sobre animales papá.
-Escuchad, en unos días no quiero que vayáis solos al bosque.
-Pero papá...
-¡No! Nada de protestas. Podéis jugar con Soca y Teco y los animales que se acerquen, pero no quiero perderos de vista, y si os llamo venís corriendo, ¿entendido?.
-Si papá, dijeron al unísono sin mucho convencimiento.


No eran malos chicos, y tampoco desobedientes, pero podía más su curiosidad que su voluntad. Llevaban una semana sin ir al bosque, y no conseguían encontrar ningún libro donde se reflejara ese maravilloso caballo que vieron, así que...Llegaron a la misma pradera, miraban al cielo mientras tocaban sus flautines esperando ver al fabuloso animal.
-Hola, llevo toda la semana esperando que regresarais.
A sus espaldas sonó la voz y dieron un salto. Soca salió disparada hacia los árboles del bosque y Teco se escondió en la talega de Gonzalo.
-No os asustéis, por favor, no quiero haceros ningún daño.
-¿Quién eres? Pregunto Sandra con la voz temblorosa.
-Me llamo Airis, y soy un Declón. Necesito la ayuda de vuestro padre.
-Ahora estará en casa, si quieres vamos a verle.
-Subir a mi grupa, os llevaré galopando.
Nunca habían galopado a lomos de un corcel, para ellos era una experiencia increíble, parecía que ningún obstáculo era lo bastante alto para parar su carrera. Un rayo cruzo el grisáceo cielo y el Declón se paró en seco. Miraba el cielo nervioso y con los belfos hinchados.
-¿Te dan miedo los rayos?
-Eso no era un rayo normal.
Sin explicar más reanudó su carrera con todo su ímpetu, en apenas unos minutos llegaron a la casa.
-¡Papá!, ¡Mamá! ¿donde estáis?
El silencio fue la respuesta. Entraron a la casa y vieron a su madre tendida en el suelo, un intenso olor a azufre dañaba el olfato.
-¡Mamá, mamá! ¿que te pasa?
La intentaron reanimar sin que diera ningún resultado, parecía dormida.
-No sigáis intentándolo chicos, la han hechizado con el sueño eterno.
-¿Sueño eterno?, ¿qué es eso?
-Me temo que no llegué a tiempo. Os debo contar una historia....
Hace muchos, muchos años, cuando la tierra se creó, nacimos los Declon. Solo séis parejas, tres en el hemisferio norte, y tres en el hemisferio sur. Su cometido era cuidar del equilibrio en este joven mundo, que los vientos soplaran con orden, que las estaciones se siguiesen sin descanso, que las lluvias regasen la tierra y llenasen los ríos, y que ningún poder oculto rompiese este ritmo. Cada cien años, en el solsticio de invierno, la pareja tiene un hijo, cuatro años y medio después, en el solsticio de verano, una hija. En el cuerno de ella recae toda la magia y el poder, tanto el de sus padres, como el que compartirá con su hermano. Con el último resquicio de magia que queda en los padres, viajan hasta Casiopea, la estrella con la que se formó nuestros cuernos, allí ya solo les queda disfrutar de su larga vida al lado de sus congéneres”.
-Que bonita historia, dijo Sandra, pero no entiendo que tiene que ver con mis padres.
-Hace largos años, Eleran, un bondadoso mago, tomó a su servicio a un inteligente y avispado joven, Yortan, a quien le enseñó la magia blanca, todo para curar y ayudar a los demás, pero a Yortan no le bastó. Hechizó a su maestro y le sonsacó todos sus conocimientos, los cuales era muchos, y con ellos empezó a practicar magia negra. Por suerte le detuvimos a tiempo y le enviamos a un lugar apartado, donde no pudiera hacer daño a nadie. No dejábamos de vigilarle, pero parecía que tan solo hacía pequeñas cosas, conocer el poder de luz de las luciérnagas, o el de las salamandras para camuflarse y cambiar de aspecto, o el de las palomas para orientarse sin perderse nunca, cosas que no nos parecieron peligrosas...pero nos engañaba.
-Nunca conocimos a nadie tan malo, ¿a que no Sandra?
-A Ténari, mi mujer, y a mí se nos acaba nuestro tiempo, y hace cuatro años tuvimos a nuestro hijo, Lerián. Y dentro de dos semanas, en el solsticio de verano, a nuestra hija.
-Entonces seréis muy felices.
-No, por que Ténari esta prisionera en el castillo de Yortan. Hace un mes nos tendió una trampa, es cuando nos dimos cuenta del enorme poder que había adquirido. Solo nos dejaba ver lo que le interesaba, nos engañó.
-¿Pero qué tiene que ver mi padre?, sigo sin entenderlo.
-Quiere robarle su don.
-¿Pero para qué?
-Cuando nazca mi hija la matará y le arrancará el cuerno. De él hará una flauta, y con el poder de tu padre extenderá todo su mal y dominio por el mundo, viajando la música con los vientos del norte.
Los chicos se quedaron estupefactos, vieron como a Airis le resbalaba una lágrima por la mejilla.
-¿A mi madre le puedes salvar?
-No Gonzalo, el sueño profundo solo se romperá si Yortan pierde los poderes. Él sabe en todo momento donde estoy, mi magia me delata, por eso no me acercaba a tu padre e intentaba avisarle a través vuestro, pero se ha adelantado.
-¿Eso significa que si Yortan no pierde sus poderes ni mi padre ni mi madre sobrevivirán?
-Si Sandra, así es.
Los dos chicos se miraron, no hacía faltar decir nada.
-Ayúdanos a llevar a mi madre con nuestro abuelo para que la cuide, luego iremos contigo para intentar salvarlos.




continúa.........
Que suspenso tio!! enhorabuena!! felicidades =) y mi 10!!
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,
Alberto y Mari Luz eran muy felices, habían sido bendecidos con dos hijos mellizos, chico y chica. Él se parecía a su padre, algo pelirrojo, delgado, alto, y le llamaron Gonzalo. Ella tenia esos ojos de cielo y el cabello rubio y ensortijado de su madre, y la llamaron Sandra. Cuando tenían dos años Alberto les fabricó unas pequeñas flautas, para que sus cortos dedos llegaran a los agujeros. Les empezó a enseñar, y en pocos meses les sorprendió en su habitación rodeados de pájaros , que trinaban y volaban al son de una alegre melodía. No solo heredaron el don de su padre, además podían hablar con ellos.
Fueron creciendo, sin separarse jamás uno del otro. No solían jugar con otros niños, pues se asustaban de sus poderes, así que los anímales eran sus compañeros de juegos, en especial dos, una inquieta y enérgica ardilla a la que llamaban Soca, y un escurridizo hurón al que llamaban Teco. Una tarde, como tantas otras, fueron al bosque a jugar, y empezaron a tocar sus flautines esperando la llegada de sus compañeros. Nadie venía, cosa que les extrañó mucho, y tocaron y tocaron sin el menor resultado. De repente, un blanco caballo alado con un cuerno en la frente apareció en el cielo , se asustaron mucho, pues nunca vieron un animal semejante, y salieron corriendo a su casa a toda velocidad.


Alberto miraba por la ventana cuando Mari Luz le abrazó por la espalda.
-¿Qué te pasa cariño? Te veo con cara de preocupación.
-Son esas nubes negras.
-Se estará preparando para llover.
-Pero tan negras...desde que trajimos la primavera a Melodía no nos a abandonado, y esas nubes...me parecen distintas.
-No te preocupes, no pasará nada.
-Eso espero. Voy ha hablar con los niños un momento.
Subió a su habitación. Le extrañó tanto silencio, normalmente el ruido de sus juegos invadía toda la casa. Al abrir la puerta les vio leyendo uno de los libros que su abuelo les regalaba.
-¿Qué leéis niños?
-Un libro sobre animales papá.
-Escuchad, en unos días no quiero que vayáis solos al bosque.
-Pero papá...
-¡No! Nada de protestas. Podéis jugar con Soca y Teco y los animales que se acerquen, pero no quiero perderos de vista, y si os llamo venís corriendo, ¿entendido?.
-Si papá, dijeron al unísono sin mucho convencimiento.


No eran malos chicos, y tampoco desobedientes, pero podía más su curiosidad que su voluntad. Llevaban una semana sin ir al bosque, y no conseguían encontrar ningún libro donde se reflejara ese maravilloso caballo que vieron, así que...Llegaron a la misma pradera, miraban al cielo mientras tocaban sus flautines esperando ver al fabuloso animal.
-Hola, llevo toda la semana esperando que regresarais.
A sus espaldas sonó la voz y dieron un salto. Soca salió disparada hacia los árboles del bosque y Teco se escondió en la talega de Gonzalo.
-No os asustéis, por favor, no quiero haceros ningún daño.
-¿Quién eres? Pregunto Sandra con la voz temblorosa.
-Me llamo Airis, y soy un Declón. Necesito la ayuda de vuestro padre.
-Ahora estará en casa, si quieres vamos a verle.
-Subir a mi grupa, os llevaré galopando.
Nunca habían galopado a lomos de un corcel, para ellos era una experiencia increíble, parecía que ningún obstáculo era lo bastante alto para parar su carrera. Un rayo cruzo el grisáceo cielo y el Declón se paró en seco. Miraba el cielo nervioso y con los belfos hinchados.
-¿Te dan miedo los rayos?
-Eso no era un rayo normal.
Sin explicar más reanudó su carrera con todo su ímpetu, en apenas unos minutos llegaron a la casa.
-¡Papá!, ¡Mamá! ¿donde estáis?
El silencio fue la respuesta. Entraron a la casa y vieron a su madre tendida en el suelo, un intenso olor a azufre dañaba el olfato.
-¡Mamá, mamá! ¿que te pasa?
La intentaron reanimar sin que diera ningún resultado, parecía dormida.
-No sigáis intentándolo chicos, la han hechizado con el sueño eterno.
-¿Sueño eterno?, ¿qué es eso?
-Me temo que no llegué a tiempo. Os debo contar una historia....
Hace muchos, muchos años, cuando la tierra se creó, nacimos los Declon. Solo séis parejas, tres en el hemisferio norte, y tres en el hemisferio sur. Su cometido era cuidar del equilibrio en este joven mundo, que los vientos soplaran con orden, que las estaciones se siguiesen sin descanso, que las lluvias regasen la tierra y llenasen los ríos, y que ningún poder oculto rompiese este ritmo. Cada cien años, en el solsticio de invierno, la pareja tiene un hijo, cuatro años y medio después, en el solsticio de verano, una hija. En el cuerno de ella recae toda la magia y el poder, tanto el de sus padres, como el que compartirá con su hermano. Con el último resquicio de magia que queda en los padres, viajan hasta Casiopea, la estrella con la que se formó nuestros cuernos, allí ya solo les queda disfrutar de su larga vida al lado de sus congéneres”.
-Que bonita historia, dijo Sandra, pero no entiendo que tiene que ver con mis padres.
-Hace largos años, Eleran, un bondadoso mago, tomó a su servicio a un inteligente y avispado joven, Yortan, a quien le enseñó la magia blanca, todo para curar y ayudar a los demás, pero a Yortan no le bastó. Hechizó a su maestro y le sonsacó todos sus conocimientos, los cuales era muchos, y con ellos empezó a practicar magia negra. Por suerte le detuvimos a tiempo y le enviamos a un lugar apartado, donde no pudiera hacer daño a nadie. No dejábamos de vigilarle, pero parecía que tan solo hacía pequeñas cosas, conocer el poder de luz de las luciérnagas, o el de las salamandras para camuflarse y cambiar de aspecto, o el de las palomas para orientarse sin perderse nunca, cosas que no nos parecieron peligrosas...pero nos engañaba.
-Nunca conocimos a nadie tan malo, ¿a que no Sandra?
-A Ténari, mi mujer, y a mí se nos acaba nuestro tiempo, y hace cuatro años tuvimos a nuestro hijo, Lerián. Y dentro de dos semanas, en el solsticio de verano, a nuestra hija.
-Entonces seréis muy felices.
-No, por que Ténari esta prisionera en el castillo de Yortan. Hace un mes nos tendió una trampa, es cuando nos dimos cuenta del enorme poder que había adquirido. Solo nos dejaba ver lo que le interesaba, nos engañó.
-¿Pero qué tiene que ver mi padre?, sigo sin entenderlo.
-Quiere robarle su don.
-¿Pero para qué?
-Cuando nazca mi hija la matará y le arrancará el cuerno. De él hará una flauta, y con el poder de tu padre extenderá todo su mal y dominio por el mundo, viajando la música con los vientos del norte.
Los chicos se quedaron estupefactos, vieron como a Airis le resbalaba una lágrima por la mejilla.
-¿A mi madre le puedes salvar?
-No Gonzalo, el sueño profundo solo se romperá si Yortan pierde los poderes. Él sabe en todo momento donde estoy, mi magia me delata, por eso no me acercaba a tu padre e intentaba avisarle a través vuestro, pero se ha adelantado.
-¿Eso significa que si Yortan no pierde sus poderes ni mi padre ni mi madre sobrevivirán?
-Si Sandra, así es.
Los dos chicos se miraron, no hacía faltar decir nada.
-Ayúdanos a llevar a mi madre con nuestro abuelo para que la cuide, luego iremos contigo para intentar salvarlos.




continúa.........
Javier
Te felicito es un relato bellisimo, creo que te luces en este tipo de narrativas.
Un abrazo y mis aplausos.
Ana
 
Alberto y Mari Luz eran muy felices, habían sido bendecidos con dos hijos mellizos, chico y chica. Él se parecía a su padre, algo pelirrojo, delgado, alto, y le llamaron Gonzalo. Ella tenia esos ojos de cielo y el cabello rubio y ensortijado de su madre, y la llamaron Sandra. Cuando tenían dos años Alberto les fabricó unas pequeñas flautas, para que sus cortos dedos llegaran a los agujeros. Les empezó a enseñar, y en pocos meses les sorprendió en su habitación rodeados de pájaros , que trinaban y volaban al son de una alegre melodía. No solo heredaron el don de su padre, además podían hablar con ellos.
Fueron creciendo, sin separarse jamás uno del otro. No solían jugar con otros niños, pues se asustaban de sus poderes, así que los anímales eran sus compañeros de juegos, en especial dos, una inquieta y enérgica ardilla a la que llamaban Soca, y un escurridizo hurón al que llamaban Teco. Una tarde, como tantas otras, fueron al bosque a jugar, y empezaron a tocar sus flautines esperando la llegada de sus compañeros. Nadie venía, cosa que les extrañó mucho, y tocaron y tocaron sin el menor resultado. De repente, un blanco caballo alado con un cuerno en la frente apareció en el cielo , se asustaron mucho, pues nunca vieron un animal semejante, y salieron corriendo a su casa a toda velocidad.


Alberto miraba por la ventana cuando Mari Luz le abrazó por la espalda.
-¿Qué te pasa cariño? Te veo con cara de preocupación.
-Son esas nubes negras.
-Se estará preparando para llover.
-Pero tan negras...desde que trajimos la primavera a Melodía no nos a abandonado, y esas nubes...me parecen distintas.
-No te preocupes, no pasará nada.
-Eso espero. Voy ha hablar con los niños un momento.
Subió a su habitación. Le extrañó tanto silencio, normalmente el ruido de sus juegos invadía toda la casa. Al abrir la puerta les vio leyendo uno de los libros que su abuelo les regalaba.
-¿Qué leéis niños?
-Un libro sobre animales papá.
-Escuchad, en unos días no quiero que vayáis solos al bosque.
-Pero papá...
-¡No! Nada de protestas. Podéis jugar con Soca y Teco y los animales que se acerquen, pero no quiero perderos de vista, y si os llamo venís corriendo, ¿entendido?.
-Si papá, dijeron al unísono sin mucho convencimiento.


No eran malos chicos, y tampoco desobedientes, pero podía más su curiosidad que su voluntad. Llevaban una semana sin ir al bosque, y no conseguían encontrar ningún libro donde se reflejara ese maravilloso caballo que vieron, así que...Llegaron a la misma pradera, miraban al cielo mientras tocaban sus flautines esperando ver al fabuloso animal.
-Hola, llevo toda la semana esperando que regresarais.
A sus espaldas sonó la voz y dieron un salto. Soca salió disparada hacia los árboles del bosque y Teco se escondió en la talega de Gonzalo.
-No os asustéis, por favor, no quiero haceros ningún daño.
-¿Quién eres? Pregunto Sandra con la voz temblorosa.
-Me llamo Airis, y soy un Declón. Necesito la ayuda de vuestro padre.
-Ahora estará en casa, si quieres vamos a verle.
-Subir a mi grupa, os llevaré galopando.
Nunca habían galopado a lomos de un corcel, para ellos era una experiencia increíble, parecía que ningún obstáculo era lo bastante alto para parar su carrera. Un rayo cruzo el grisáceo cielo y el Declón se paró en seco. Miraba el cielo nervioso y con los belfos hinchados.
-¿Te dan miedo los rayos?
-Eso no era un rayo normal.
Sin explicar más reanudó su carrera con todo su ímpetu, en apenas unos minutos llegaron a la casa.
-¡Papá!, ¡Mamá! ¿donde estáis?
El silencio fue la respuesta. Entraron a la casa y vieron a su madre tendida en el suelo, un intenso olor a azufre dañaba el olfato.
-¡Mamá, mamá! ¿que te pasa?
La intentaron reanimar sin que diera ningún resultado, parecía dormida.
-No sigáis intentándolo chicos, la han hechizado con el sueño eterno.
-¿Sueño eterno?, ¿qué es eso?
-Me temo que no llegué a tiempo. Os debo contar una historia....
Hace muchos, muchos años, cuando la tierra se creó, nacimos los Declon. Solo séis parejas, tres en el hemisferio norte, y tres en el hemisferio sur. Su cometido era cuidar del equilibrio en este joven mundo, que los vientos soplaran con orden, que las estaciones se siguiesen sin descanso, que las lluvias regasen la tierra y llenasen los ríos, y que ningún poder oculto rompiese este ritmo. Cada cien años, en el solsticio de invierno, la pareja tiene un hijo, cuatro años y medio después, en el solsticio de verano, una hija. En el cuerno de ella recae toda la magia y el poder, tanto el de sus padres, como el que compartirá con su hermano. Con el último resquicio de magia que queda en los padres, viajan hasta Casiopea, la estrella con la que se formó nuestros cuernos, allí ya solo les queda disfrutar de su larga vida al lado de sus congéneres”.
-Que bonita historia, dijo Sandra, pero no entiendo que tiene que ver con mis padres.
-Hace largos años, Eleran, un bondadoso mago, tomó a su servicio a un inteligente y avispado joven, Yortan, a quien le enseñó la magia blanca, todo para curar y ayudar a los demás, pero a Yortan no le bastó. Hechizó a su maestro y le sonsacó todos sus conocimientos, los cuales era muchos, y con ellos empezó a practicar magia negra. Por suerte le detuvimos a tiempo y le enviamos a un lugar apartado, donde no pudiera hacer daño a nadie. No dejábamos de vigilarle, pero parecía que tan solo hacía pequeñas cosas, conocer el poder de luz de las luciérnagas, o el de las salamandras para camuflarse y cambiar de aspecto, o el de las palomas para orientarse sin perderse nunca, cosas que no nos parecieron peligrosas...pero nos engañaba.
-Nunca conocimos a nadie tan malo, ¿a que no Sandra?
-A Ténari, mi mujer, y a mí se nos acaba nuestro tiempo, y hace cuatro años tuvimos a nuestro hijo, Lerián. Y dentro de dos semanas, en el solsticio de verano, a nuestra hija.
-Entonces seréis muy felices.
-No, por que Ténari esta prisionera en el castillo de Yortan. Hace un mes nos tendió una trampa, es cuando nos dimos cuenta del enorme poder que había adquirido. Solo nos dejaba ver lo que le interesaba, nos engañó.
-¿Pero qué tiene que ver mi padre?, sigo sin entenderlo.
-Quiere robarle su don.
-¿Pero para qué?
-Cuando nazca mi hija la matará y le arrancará el cuerno. De él hará una flauta, y con el poder de tu padre extenderá todo su mal y dominio por el mundo, viajando la música con los vientos del norte.
Los chicos se quedaron estupefactos, vieron como a Airis le resbalaba una lágrima por la mejilla.
-¿A mi madre le puedes salvar?
-No Gonzalo, el sueño profundo solo se romperá si Yortan pierde los poderes. Él sabe en todo momento donde estoy, mi magia me delata, por eso no me acercaba a tu padre e intentaba avisarle a través vuestro, pero se ha adelantado.
-¿Eso significa que si Yortan no pierde sus poderes ni mi padre ni mi madre sobrevivirán?
-Si Sandra, así es.
Los dos chicos se miraron, no hacía faltar decir nada.
-Ayúdanos a llevar a mi madre con nuestro abuelo para que la cuide, luego iremos contigo para intentar salvarlos.




continúa.........

Muy buen relato el que compartes,
voy por la otra parte...
 
Guao la primera entrega del cuento esta genial llena de emoción magia y suspenso, que hermosa prosa, pero quiero más leer, las otras partes de este cuento genial, jejjejej asi que no califico nada ni digo nada ( mentira esta genialmente hermoso) hasta que no lea todo el cuento, y el desenlace, guao que manera de escribir, te envío un abrazo gigante, y quiero la otra parte porfitas prontito
 
Una grata historia sobre Alberto y Mariluz...y toda la felicidad que abundaba en el ceno del hogar donde eran bbendecidos sus hijos.

Ha sido un placer la lectura. Saluditos estimado poeta
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba