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Jorge Luis Alava

Miembro Conocido
1
De fruta y de acuarela he empezado a dibujarte,
y hasta cansarme reinventaré tu boca mixta
de miel y mar hasta desconocerla y hacerla mía.
De piel y pan te haré el cuerpo y te esbozaré
como el falso pintor de almas hace un poema.
Mujer que recientemente me has venido sin albas
y que has nacido en las paredes de mi pecho,
debo llegar a ti en la tarde y en la fecha, en el azar.
Porque nunca nos compuso el pronóstico,
sino la verdad con que se enamoran los árboles:
mañana o incluso hoy, seremos, estaremos,
bajo el manto del sol o de la lluvia.


2
He bajado al cauce. Hoy he venido a ser
solo dos ojos que te miden,
y de extremo a extremo lo he de hacer
como quien tiende redes
con los párpados para medir el mar.
Hoy no he querido ser nada más que manos también,
y verticalmente saber cuánto mides hacia el amor,
y de ida y vuelta, cuantos cabos tu esperanza.
He bajado y me has de ver
que estoy tocando el agua como por primera vez,
angustiado y posiblemente temeroso,
como el primer Adán frente a la primera mujer.
Puedo imaginar que soy distancias que se abren
y se cierran antes de llegar a ti.


3
Para hallarte a ti, me he dicho,
creo que primero fui trino en un bosque
que se perdió no buscando la otra rama,
ni el canto que debía venir de otras orillas,
de otro barro o de otro trino pendiente.
Te hallé por decir que todo se busca
y no te busqué para decir que todo se halla
sin volar más rápido o caminar más lento.
Vamos surgiendo desde las raíces;
voy brotando de tus brazos donde crezco y soy.


4
Nadie verá navegar por debajo de este valle
al primer secreto y al amor,
será cubierto de niebla y de madrugadas
y copas de árboles, fósiles que también
quisieron bestialmente sobre la hierba.
Por debajo de las piedras de esta ciudad
correrá nuestro mensaje, amada,
será sonido veloz, nocturno leopardo,
cruzando la historia mineral del pueblo,
alargándose, modificándose, siendo un ángel
seguido de legiones que parten siempre
de uno de nosotros, para llegar al puerto
de uno de los dos.


5
Puesto que he de verte nostálgica
y voluntariosa y a veces repentinamente
como música triste, como piano dolorido,
como esas cosas que rara vez se suelen explicar,
sabrás que también te vengo a contar mis penas,
te las contaré como un cuento largo,
primero vendrá febrero, luego una calle,
mi casa, un amor lejano, tu pelo, un poema,
sin embargo sabrás, mi torcaza, que todo renueva
y que después de todo el cielo caído
nuevos brotes emergerán del alma.


6
De claridad sospechosa te ha hecho el día.
Se ha venido derramando en tu cuerpo:
lámpara para mis dedos, manzana plateada,
nácar serpentina de la ola.
Como engranajes de mundo tus manos
forjan fortalezas y uñas, y abarcan las mías
en ese espacio que caben flores
y desiertos edénicos parecidos a tu risa
que vuela de pronto, mujer,
con la libertad del ave en el viento.


7
Te digo, Leonor Zúñiga, amada del aire,
te toco y eres vertiente mía,
eres yo cuando te filtras porque te respiro,
porque eres fruto blanco del ceibo
y migras a todas partes, pero llegas
y recoges mis carnes y mis huesos blandos.
Puesto que frágil y líquido debo ser
para poseerte con el océano
y hasta con la lagrima,
no pondré resistencias en los mástiles,
el viento te es favorable en altamar.
Aguarda a que lleve el corazón para sustentarnos.


8
Aquí debo esperar a que te traigas
en el olor de las estaciones:
en invierno debes venir germinando la semilla,
en verano no renunciarás a bajar de las nubes
y seguir segando partes mías,
recolectando mi voluntad de ti,
mi lenguaje rehecho por tu cuerpo,
país mío, milagro mutuo, besos blancos,
me esperarás a que sea arcilla repartida
por el mundo, por las calles, como el polvo:
me lloverás mitad del año
y me serás bandera ondeante la otra mitad.


9
Me preguntó un último dios griego
¿quién os salvarais?
y he respondido con una onda y una piedra
y he gritado tu nombre
y he derribado muros y hechos puentes
y en tu nombre he clareado las plazas.
En tu nombre he soltado eslabones de cadenas,
en tu nombre he creado otra ciudad
con fortificaciones y violines sonantes.
Por eso quiero al Pacífico de dónde vienes,
por eso hay campanas en su profundidad
que dirán tu nombre horizontalmente
en el ocaso y en la frente del cielo.


10
Claro, ya he de quererte para este tiempo
y los libros han de hablar de otras cosas,
cansándose de los amantes, preguntarán
de geometría o de telescopios.
No volveremos a las páginas
donde solo cuelgan letras sin rostros;
tenemos oficio en leer y escribir
de otra manera. Nuestro Quijote
va armándose en las calles,
componiéndose de quejas y de almohadas,
de pequeños alambres de futuro,
de islas, de preguntas naufragas,
de mundo cargado sobre los hombros.


11
A la capital llega el viajero de las entrañas
y ese voy siendo yo mismo, en tercera persona.
Y digo “él distingue” y me siento a esperar
tu pelo pausado, es decir él también
lo admira, y mejor ve uno por los dos
para que al otro le sea contado
si es que pasa por tu espalda
cordero o lobo desnudo, polos o caribes.
El que te mira sabrá que hay regiones
que crecen y hablará de aquellas
que se desbordan y abren dulce el beso,
la proximidad del amante y de los senos.
El viajero ya no llega a nada. Salgo a poseer.
Ahora sé quién soy.


12
Te quiero y no sabré bien por qué te quiero.
Bien será porque me tienes, te tengo o casi.
Bien porque me sueltas o te sostengo.
Bien porque no sabemos volar o peor porque,
allá, después de las alas, nos quemamos
buscando querernos más.
Te quiero como los extraños dicen querer,
como suena esa palabra cuando no la dice nadie.
Te quiero como esas ciertas cosas que matando
dicen devolver el aliento.
Te quiero como si al decirlo lo estuviera haciendo.


13
De una calle, pasa el viento, queda el polvo.
De una palabra, pasa el ruido y queda tu boca.
Así es como todo es una bandera que se agita
y muere, corazón.
Todo se sobrecoge y es parte del dolor
y de lo quieto y tú lo sabes y yo te lo he dicho
que como se hinchan los pechos,
también se incrustan los pájaros de dudas
y de hierro en las venas y en el alma.
Por eso te quiero extrañamente, indefiniblemente,
como si a ratos no quedara otra cosa
y muriera por ti, o como si todas las veces
estuvieras perdida y yo hasta la muerte
te buscara en mí.


14
Y decirte y no decirte, ¡ay! Que tengo ganas
no de pensarte ni de beberte,
sino de causarte y de vivirnos
y cada vez más lejos de los otros
y cada vez más nosotros en lo nuestro.
Y decirte y sí decirte, que vengo,
que voy poblando ciudadelas,
un nuevo sur para tus piernas,
nuevos ramajes para tu cintura
afinada de Saturno.
Vengo a decir que mi patria
se me quedó en tu nombre.


15
Todo mayo ha nacido para ti.
Porque has venido del arco del sol
y la noche cae y tú la levantas.
Porque ha llegado roto el amor
y aun huérfano de amor tú lo amas.
Porque gira el mundo y el molino,
y porque vivo yo, y porque todos estamos
y porque las calles conducen a Roma
y porque los pasos callan por ti
y porque pétalos y cantaros
y regiones, y besos caídos
y dolores alados y tantas cosas más.
Porque por todo y para todo
eres ser y estar, como amada amadora,
muñeca y paloma y pocas cosas más.
Ahora tu soy y estas yo para contigo.


16
Me gustaría aprenderte como un cóndor
se aprende los Andes, es decir volando
de copas a vientre.
Si es así yo vestiría de plumas y de alturas,
y me bastaría despegar de ti, para llegar a ti
para volver a empezar siempre
desde tus cordilleras de manto blanco.
Voy a aprenderte como el olor
conoce de la rosa
y los callejones a los colegiales.
Te querré saber en la incógnita,
en la extraña luz oscura del universo,
en el secreto perpetuo de los puertos,
en las punzadas de sangre y celos.


17
Para que no me olvides
me quedaré en ti
como esa ausencia
de amor, de labios.
Para que no me olvides
palpitarán mis besos
por todos lados.
Pero mejor,
para que no me olvides,
he de dejarme yo
cuando me quede
y he de partir de ti
cuando no me vaya,
he de volar con mis cadenas
encadenándome a tus alas.




Numero de regristro de propiedad intelectual:
9978-43-687-9 (Ecuador)

 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
1
De fruta y de acuarela he empezado a dibujarte,
y hasta cansarme reinventaré tu boca mixta
de miel y mar hasta desconocerla y hacerla mía.
De piel y pan te haré el cuerpo y te esbozaré
como el falso pintor de almas hace un poema.
Mujer que recientemente me has venido sin albas
y que has nacido en las paredes de mi pecho,
debo llegar a ti en la tarde y en la fecha, en el azar.
Porque nunca nos compuso el pronóstico,
sino la verdad con que se enamoran los árboles:
mañana o incluso hoy, seremos, estaremos,
bajo el manto del sol o de la lluvia.


2
He bajado al cauce. Hoy he venido a ser
solo dos ojos que te miden,
y de extremo a extremo lo he de hacer
como quien tiende redes
con los párpados para medir el mar.
Hoy no he querido ser nada más que manos también,
y verticalmente saber cuánto mides hacia el amor,
y de ida y vuelta, cuantos cabos tu esperanza.
He bajado y me has de ver
que estoy tocando el agua como por primera vez,
angustiado y posiblemente temeroso,
como el primer Adán frente a la primera mujer.
Puedo imaginar que soy distancias que se abren
y se cierran antes de llegar a ti.


3
Para hallarte a ti, me he dicho,
creo que primero fui trino en un bosque
que se perdió no buscando la otra rama,
ni el canto que debía venir de otras orillas,
de otro barro o de otro trino pendiente.
Te hallé por decir que todo se busca
y no te busqué para decir que todo se halla
sin volar más rápido o caminar más lento.
Vamos surgiendo desde las raíces;
voy brotando de tus brazos donde crezco y soy.


4
Nadie verá navegar por debajo de este valle
al primer secreto y al amor,
será cubierto de niebla y de madrugadas
y copas de árboles, fósiles que también
quisieron bestialmente sobre la hierba.
Por debajo de las piedras de esta ciudad
correrá nuestro mensaje, amada,
será sonido veloz, nocturno leopardo,
cruzando la historia mineral del pueblo,
alargándose, modificándose, siendo un ángel
seguido de legiones que parten siempre
de uno de nosotros, para llegar al puerto
de uno de los dos.


5
Puesto que he de verte nostálgica
y voluntariosa y a veces repentinamente
como música triste, como piano dolorido,
como esas cosas que rara vez se suelen explicar,
sabrás que también te vengo a contar mis penas,
te las contaré como un cuento largo,
primero vendrá febrero, luego una calle,
mi casa, un amor lejano, tu pelo, un poema,
sin embargo sabrás, mi torcaza, que todo renueva
y que después de todo el cielo caído
nuevos brotes emergerán del alma.


6
De claridad sospechosa te ha hecho el día.
Se ha venido derramando en tu cuerpo:
lámpara para mis dedos, manzana plateada,
nácar serpentina de la ola.
Como engranajes de mundo tus manos
forjan fortalezas y uñas, y abarcan las mías
en ese espacio que caben flores
y desiertos edénicos parecidos a tu risa
que vuela de pronto, mujer,
con la libertad del ave en el viento.


7
Te digo, Leonor Zúñiga, amada del aire,
te toco y eres vertiente mía,
eres yo cuando te filtras porque te respiro,
porque eres fruto blanco del ceibo
y migras a todas partes, pero llegas
y recoges mis carnes y mis huesos blandos.
Puesto que frágil y líquido debo ser
para poseerte con el océano
y hasta con la lagrima,
no pondré resistencias en los mástiles,
el viento te es favorable en altamar.
Aguarda a que lleve el corazón para sustentarnos.


8
Aquí debo esperar a que te traigas
en el olor de las estaciones:
en invierno debes venir germinando la semilla,
en verano no renunciarás a bajar de las nubes
y seguir segando partes mías,
recolectando mi voluntad de ti,
mi lenguaje rehecho por tu cuerpo,
país mío, milagro mutuo, besos blancos,
me esperarás a que sea arcilla repartida
por el mundo, por las calles, como el polvo:
me lloverás mitad del año
y me serás bandera ondeante la otra mitad.


9
Me preguntó un último dios griego
¿quién os salvarais?
y he respondido con una onda y una piedra
y he gritado tu nombre
y he derribado muros y hechos puentes
y en tu nombre he clareado las plazas.
En tu nombre he soltado eslabones de cadenas,
en tu nombre he creado otra ciudad
con fortificaciones y violines sonantes.
Por eso quiero al Pacífico de dónde vienes,
por eso hay campanas en su profundidad
que dirán tu nombre horizontalmente
en el ocaso y en la frente del cielo.


10
Claro, ya he de quererte para este tiempo
y los libros han de hablar de otras cosas,
cansándose de los amantes, preguntarán
de geometría o de telescopios.
No volveremos a las páginas
donde solo cuelgan letras sin rostros;
tenemos oficio en leer y escribir
de otra manera. Nuestro Quijote
va armándose en las calles,
componiéndose de quejas y de almohadas,
de pequeños alambres de futuro,
de islas, de preguntas naufragas,
de mundo cargado sobre los hombros.


11
A la capital llega el viajero de las entrañas
y ese voy siendo yo mismo, en tercera persona.
Y digo “él distingue” y me siento a esperar
tu pelo pausado, es decir él también
lo admira, y mejor ve uno por los dos
para que al otro le sea contado
si es que pasa por tu espalda
cordero o lobo desnudo, polos o caribes.
El que te mira sabrá que hay regiones
que crecen y hablará de aquellas
que se desbordan y abren dulce el beso,
la proximidad del amante y de los senos.
El viajero ya no llega a nada. Salgo a poseer.
Ahora sé quién soy.


12
Te quiero y no sabré bien por qué te quiero.
Bien será porque me tienes, te tengo o casi.
Bien porque me sueltas o te sostengo.
Bien porque no sabemos volar o peor porque,
allá, después de las alas, nos quemamos
buscando querernos más.
Te quiero como los extraños dicen querer,
como suena esa palabra cuando no la dice nadie.
Te quiero como esas ciertas cosas que matando
dicen devolver el aliento.
Te quiero como si al decirlo lo estuviera haciendo.


13
De una calle, pasa el viento, queda el polvo.
De una palabra, pasa el ruido y queda tu boca.
Así es como todo es una bandera que se agita
y muere, corazón.
Todo se sobrecoge y es parte del dolor
y de lo quieto y tú lo sabes y yo te lo he dicho
que como se hinchan los pechos,
también se incrustan los pájaros de dudas
y de hierro en las venas y en el alma.
Por eso te quiero extrañamente, indefiniblemente,
como si a ratos no quedara otra cosa
y muriera por ti, o como si todas las veces
estuvieras perdida y yo hasta la muerte
te buscara en mí.


14
Y decirte y no decirte, ¡ay! Que tengo ganas
no de pensarte ni de beberte,
sino de causarte y de vivirnos
y cada vez más lejos de los otros
y cada vez más nosotros en lo nuestro.
Y decirte y sí decirte, que vengo,
que voy poblando ciudadelas,
un nuevo sur para tus piernas,
nuevos ramajes para tu cintura
afinada de Saturno.
Vengo a decir que mi patria
se me quedó en tu nombre.


15
Todo mayo ha nacido para ti.
Porque has venido del arco del sol
y la noche cae y tú la levantas.
Porque ha llegado roto el amor
y aun huérfano de amor tú lo amas.
Porque gira el mundo y el molino,
y porque vivo yo, y porque todos estamos
y porque las calles conducen a Roma
y porque los pasos callan por ti
y porque pétalos y cantaros
y regiones, y besos caídos
y dolores alados y tantas cosas más.
Porque por todo y para todo
eres ser y estar, como amada amadora,
muñeca y paloma y pocas cosas más.
Ahora tu soy y estas yo para contigo.


16
Me gustaría aprenderte como un cóndor
se aprende los Andes, es decir volando
de copas a vientre.
Si es así yo vestiría de plumas y de alturas,
y me bastaría despegar de ti, para llegar a ti
para volver a empezar siempre
desde tus cordilleras de manto blanco.
Voy a aprenderte como el olor
conoce de la rosa
y los callejones a los colegiales.
Te querré saber en la incógnita,
en la extraña luz oscura del universo,
en el secreto perpetuo de los puertos,
en las punzadas de sangre y celos.


17
Para que no me olvides
me quedaré en ti
como esa ausencia
de amor, de labios.
Para que no me olvides
palpitarán mis besos
por todos lados.
Pero mejor,
para que no me olvides,
he de dejarme yo
cuando me quede
y he de partir de ti
cuando no me vaya,
he de volar con mis cadenas
encadenándome a tus alas.




Numero de regristro de propiedad intelectual:
9978-43-687-9 (Ecuador)


Que bonito poema,han ido pasando tus versos por diferentes sensaciones de esquisto romanticismo hacia la amada,pasando por el deslumbramiento ,la sensualidad,la pasión pero siempre con mucho amor,precioso poema,excelente obra,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

Pablo Ramon Cabrera Roa

Miembro Conocido
Una buena seguidilla de bellas estrofas, cada un poema, y cada poema engrosando una bella historia de amor, muy bello sentir poeta, un placer leerte, abrazos fraternos y felicitaciones !!
 
1
De fruta y de acuarela he empezado a dibujarte,
y hasta cansarme reinventaré tu boca mixta
de miel y mar hasta desconocerla y hacerla mía.
De piel y pan te haré el cuerpo y te esbozaré
como el falso pintor de almas hace un poema.
Mujer que recientemente me has venido sin albas
y que has nacido en las paredes de mi pecho,
debo llegar a ti en la tarde y en la fecha, en el azar.
Porque nunca nos compuso el pronóstico,
sino la verdad con que se enamoran los árboles:
mañana o incluso hoy, seremos, estaremos,
bajo el manto del sol o de la lluvia.


2
He bajado al cauce. Hoy he venido a ser
solo dos ojos que te miden,
y de extremo a extremo lo he de hacer
como quien tiende redes
con los párpados para medir el mar.
Hoy no he querido ser nada más que manos también,
y verticalmente saber cuánto mides hacia el amor,
y de ida y vuelta, cuantos cabos tu esperanza.
He bajado y me has de ver
que estoy tocando el agua como por primera vez,
angustiado y posiblemente temeroso,
como el primer Adán frente a la primera mujer.
Puedo imaginar que soy distancias que se abren
y se cierran antes de llegar a ti.


3
Para hallarte a ti, me he dicho,
creo que primero fui trino en un bosque
que se perdió no buscando la otra rama,
ni el canto que debía venir de otras orillas,
de otro barro o de otro trino pendiente.
Te hallé por decir que todo se busca
y no te busqué para decir que todo se halla
sin volar más rápido o caminar más lento.
Vamos surgiendo desde las raíces;
voy brotando de tus brazos donde crezco y soy.


4
Nadie verá navegar por debajo de este valle
al primer secreto y al amor,
será cubierto de niebla y de madrugadas
y copas de árboles, fósiles que también
quisieron bestialmente sobre la hierba.
Por debajo de las piedras de esta ciudad
correrá nuestro mensaje, amada,
será sonido veloz, nocturno leopardo,
cruzando la historia mineral del pueblo,
alargándose, modificándose, siendo un ángel
seguido de legiones que parten siempre
de uno de nosotros, para llegar al puerto
de uno de los dos.


5
Puesto que he de verte nostálgica
y voluntariosa y a veces repentinamente
como música triste, como piano dolorido,
como esas cosas que rara vez se suelen explicar,
sabrás que también te vengo a contar mis penas,
te las contaré como un cuento largo,
primero vendrá febrero, luego una calle,
mi casa, un amor lejano, tu pelo, un poema,
sin embargo sabrás, mi torcaza, que todo renueva
y que después de todo el cielo caído
nuevos brotes emergerán del alma.


6
De claridad sospechosa te ha hecho el día.
Se ha venido derramando en tu cuerpo:
lámpara para mis dedos, manzana plateada,
nácar serpentina de la ola.
Como engranajes de mundo tus manos
forjan fortalezas y uñas, y abarcan las mías
en ese espacio que caben flores
y desiertos edénicos parecidos a tu risa
que vuela de pronto, mujer,
con la libertad del ave en el viento.


7
Te digo, Leonor Zúñiga, amada del aire,
te toco y eres vertiente mía,
eres yo cuando te filtras porque te respiro,
porque eres fruto blanco del ceibo
y migras a todas partes, pero llegas
y recoges mis carnes y mis huesos blandos.
Puesto que frágil y líquido debo ser
para poseerte con el océano
y hasta con la lagrima,
no pondré resistencias en los mástiles,
el viento te es favorable en altamar.
Aguarda a que lleve el corazón para sustentarnos.


8
Aquí debo esperar a que te traigas
en el olor de las estaciones:
en invierno debes venir germinando la semilla,
en verano no renunciarás a bajar de las nubes
y seguir segando partes mías,
recolectando mi voluntad de ti,
mi lenguaje rehecho por tu cuerpo,
país mío, milagro mutuo, besos blancos,
me esperarás a que sea arcilla repartida
por el mundo, por las calles, como el polvo:
me lloverás mitad del año
y me serás bandera ondeante la otra mitad.


9
Me preguntó un último dios griego
¿quién os salvarais?
y he respondido con una onda y una piedra
y he gritado tu nombre
y he derribado muros y hechos puentes
y en tu nombre he clareado las plazas.
En tu nombre he soltado eslabones de cadenas,
en tu nombre he creado otra ciudad
con fortificaciones y violines sonantes.
Por eso quiero al Pacífico de dónde vienes,
por eso hay campanas en su profundidad
que dirán tu nombre horizontalmente
en el ocaso y en la frente del cielo.


10
Claro, ya he de quererte para este tiempo
y los libros han de hablar de otras cosas,
cansándose de los amantes, preguntarán
de geometría o de telescopios.
No volveremos a las páginas
donde solo cuelgan letras sin rostros;
tenemos oficio en leer y escribir
de otra manera. Nuestro Quijote
va armándose en las calles,
componiéndose de quejas y de almohadas,
de pequeños alambres de futuro,
de islas, de preguntas naufragas,
de mundo cargado sobre los hombros.


11
A la capital llega el viajero de las entrañas
y ese voy siendo yo mismo, en tercera persona.
Y digo “él distingue” y me siento a esperar
tu pelo pausado, es decir él también
lo admira, y mejor ve uno por los dos
para que al otro le sea contado
si es que pasa por tu espalda
cordero o lobo desnudo, polos o caribes.
El que te mira sabrá que hay regiones
que crecen y hablará de aquellas
que se desbordan y abren dulce el beso,
la proximidad del amante y de los senos.
El viajero ya no llega a nada. Salgo a poseer.
Ahora sé quién soy.


12
Te quiero y no sabré bien por qué te quiero.
Bien será porque me tienes, te tengo o casi.
Bien porque me sueltas o te sostengo.
Bien porque no sabemos volar o peor porque,
allá, después de las alas, nos quemamos
buscando querernos más.
Te quiero como los extraños dicen querer,
como suena esa palabra cuando no la dice nadie.
Te quiero como esas ciertas cosas que matando
dicen devolver el aliento.
Te quiero como si al decirlo lo estuviera haciendo.


13
De una calle, pasa el viento, queda el polvo.
De una palabra, pasa el ruido y queda tu boca.
Así es como todo es una bandera que se agita
y muere, corazón.
Todo se sobrecoge y es parte del dolor
y de lo quieto y tú lo sabes y yo te lo he dicho
que como se hinchan los pechos,
también se incrustan los pájaros de dudas
y de hierro en las venas y en el alma.
Por eso te quiero extrañamente, indefiniblemente,
como si a ratos no quedara otra cosa
y muriera por ti, o como si todas las veces
estuvieras perdida y yo hasta la muerte
te buscara en mí.


14
Y decirte y no decirte, ¡ay! Que tengo ganas
no de pensarte ni de beberte,
sino de causarte y de vivirnos
y cada vez más lejos de los otros
y cada vez más nosotros en lo nuestro.
Y decirte y sí decirte, que vengo,
que voy poblando ciudadelas,
un nuevo sur para tus piernas,
nuevos ramajes para tu cintura
afinada de Saturno.
Vengo a decir que mi patria
se me quedó en tu nombre.


15
Todo mayo ha nacido para ti.
Porque has venido del arco del sol
y la noche cae y tú la levantas.
Porque ha llegado roto el amor
y aun huérfano de amor tú lo amas.
Porque gira el mundo y el molino,
y porque vivo yo, y porque todos estamos
y porque las calles conducen a Roma
y porque los pasos callan por ti
y porque pétalos y cantaros
y regiones, y besos caídos
y dolores alados y tantas cosas más.
Porque por todo y para todo
eres ser y estar, como amada amadora,
muñeca y paloma y pocas cosas más.
Ahora tu soy y estas yo para contigo.


16
Me gustaría aprenderte como un cóndor
se aprende los Andes, es decir volando
de copas a vientre.
Si es así yo vestiría de plumas y de alturas,
y me bastaría despegar de ti, para llegar a ti
para volver a empezar siempre
desde tus cordilleras de manto blanco.
Voy a aprenderte como el olor
conoce de la rosa
y los callejones a los colegiales.
Te querré saber en la incógnita,
en la extraña luz oscura del universo,
en el secreto perpetuo de los puertos,
en las punzadas de sangre y celos.


17
Para que no me olvides
me quedaré en ti
como esa ausencia
de amor, de labios.
Para que no me olvides
palpitarán mis besos
por todos lados.
Pero mejor,
para que no me olvides,
he de dejarme yo
cuando me quede
y he de partir de ti
cuando no me vaya,
he de volar con mis cadenas
encadenándome a tus alas.




Numero de regristro de propiedad intelectual:
9978-43-687-9 (Ecuador)



Bello e intenso
poema,cada estrofa
esta impregnada
de fuertes sentimientos.
Un fuerte abrazo.
 
Versos que están impregnados de matices que detallan un sentimiento que se extiende en los días... Un poema algo largo pero que está inundado de romanticismo... Un gusto descubrir tus letras

Un enorme beso con todo mi cariño

Charo
 

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