Gustavo Casado
Miembro
Si pudieras verme
desde donde habitas,
con esa mirada
que fue la que me hizo tuyo,
encontrarías un bosque talado y en cenizas.
Si pudieras acariciarme
con esos finos dedos
con los que amasabas el pan
y regabas los rosales,
construiría un himno para ti.
Si pudieras escucharme,
te recitaría al oído
un poema de amor,
suavemente
para no alterar tu reposo,
y así, tal vez, sostenerte
aunque sea por tan sólo un día.
Pero lo que nadie podrá
es borrar la delicada estela
que dejó tu navío
en ese lago que fundaste para mí;
ese lago al que yo le puse nombre;
ese lago al que llamé Mi Vida.
desde donde habitas,
con esa mirada
que fue la que me hizo tuyo,
encontrarías un bosque talado y en cenizas.
Si pudieras acariciarme
con esos finos dedos
con los que amasabas el pan
y regabas los rosales,
construiría un himno para ti.
Si pudieras escucharme,
te recitaría al oído
un poema de amor,
suavemente
para no alterar tu reposo,
y así, tal vez, sostenerte
aunque sea por tan sólo un día.
Pero lo que nadie podrá
es borrar la delicada estela
que dejó tu navío
en ese lago que fundaste para mí;
ese lago al que yo le puse nombre;
ese lago al que llamé Mi Vida.