Carmen Roldán
Miembro Conocido
En éste atardecer tan bello
el resplandor del sol, se cuela
entre huecos de frondosos arboles.
En sus ramas se posan las aves,
reguardadas en el verdor de sus hojas;
que trinan y trinan
en el frescor de su sombra.
Y yo, camino en soledad,
silente por ésta senda.
En mi caminar, se hunde mi huella
entre carias de hierba fresca.
Y,en mi andar por éstos lares,
disfruto del aire puro; del bello paisaje,
lleno de tantas fragancias...
(Romero, tomillo, flores silvestres)
Del rumor, de agua fresca y pura
que pasa y no volverá a pasar
por éste pequeño riachuelo.
Y sin pausa pero con calma;
mis pasos me han traído a la cima
de ésta majestuosa montaña.
Y desde aquí, cerca muy cerca...
diviso la belleza del crepúsculo,
donde el Sol, con tristeza se va,
sin poder abrazar a la Luna.
Y su resplandor se pierde
entre sombras de la noche.
El atardecer sin querer morir, muere
en su oscuridad.
Y su último suspiro,
mi cámara lo inmortaliza.
El atardecer muere, como morirá la noche
en la claridad del alba...
Mi vida muere, cada segundo que pasa
a poso ligero del tiempo,
guiado por la muerte.
Ya, que en ésta vida; nada, nada es eterno.
A mi paso, mi soledad,
me hace recapacitar...
Pues la vida sólo es un suspiro
que hay que vivir intensamente.
Tanto, tanto como se pueda.
Autora: Carmen Roldán Gutiérrez- España- 26/06/2017
Reservados los derechos de autor
el resplandor del sol, se cuela
entre huecos de frondosos arboles.
En sus ramas se posan las aves,
reguardadas en el verdor de sus hojas;
que trinan y trinan
en el frescor de su sombra.
Y yo, camino en soledad,
silente por ésta senda.
En mi caminar, se hunde mi huella
entre carias de hierba fresca.
Y,en mi andar por éstos lares,
disfruto del aire puro; del bello paisaje,
lleno de tantas fragancias...
(Romero, tomillo, flores silvestres)
Del rumor, de agua fresca y pura
que pasa y no volverá a pasar
por éste pequeño riachuelo.
Y sin pausa pero con calma;
mis pasos me han traído a la cima
de ésta majestuosa montaña.
Y desde aquí, cerca muy cerca...
diviso la belleza del crepúsculo,
donde el Sol, con tristeza se va,
sin poder abrazar a la Luna.
Y su resplandor se pierde
entre sombras de la noche.
El atardecer sin querer morir, muere
en su oscuridad.
Y su último suspiro,
mi cámara lo inmortaliza.
El atardecer muere, como morirá la noche
en la claridad del alba...
Mi vida muere, cada segundo que pasa
a poso ligero del tiempo,
guiado por la muerte.
Ya, que en ésta vida; nada, nada es eterno.
A mi paso, mi soledad,
me hace recapacitar...
Pues la vida sólo es un suspiro
que hay que vivir intensamente.
Tanto, tanto como se pueda.
Autora: Carmen Roldán Gutiérrez- España- 26/06/2017
Reservados los derechos de autor