Severino Esteve
Miembro Conocido
Pues que ya me acomodé.
Para escribir siempre hay tinta,
un papel, una farola
y una añoranza distinta.
Esta ciudad oscurece
las ventanas de mis calles;
al mirar cierro los ojos
y me centro en los detalles.
Nadie mira al paseante,
todos se esquivan de lado,
el verbo cuando predica
se queda sin predicado.
Vuelvo al cómodo silencio,
a mirar techos y vigas
y a esperar los nuevos aires
del resto de mis fatigas.
Para escribir siempre hay tinta,
un papel, una farola
y una añoranza distinta.
Esta ciudad oscurece
las ventanas de mis calles;
al mirar cierro los ojos
y me centro en los detalles.
Nadie mira al paseante,
todos se esquivan de lado,
el verbo cuando predica
se queda sin predicado.
Vuelvo al cómodo silencio,
a mirar techos y vigas
y a esperar los nuevos aires
del resto de mis fatigas.
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