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Al camino de Santiago (Soneto)


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La mochila cargada de esperanza
y el corazón cantando alegre trino.
Ya marcaba mi rumbo de destino
a Santiago, mi alma en alabanza.

Cuando mi vista su paisaje alcanza
ardo con el fervor del peregrino
y atrás queda la senda del camino,
plena de una dulcísima añoranza.

Y llegado a tu plaza, Compostela,
siguiendo de otros pasos fiel su estela,
se adueñó de mi ser algo profundo,

y absorto en insondable pensamiento,
tan solo balbucí con sentimiento:
tu camino es camino abierto al mundo.
 
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La mochila cargada de esperanza
y el corazón cantando alegre trino,
ya marcaba mi rumbo de destino
a Santiago, mi alma en alabanza.

Cuando mi vista su paisaje alcanza
ardo con el fervor del peregrino,
y atrás quedó la senda del camino
plena de una dulcísima añoranza.

Y llegado a, tu plaza, Compostela,
siguiendo de otros pasos ya su estela,
se adueñó de mi ser algo profundo.

Y absorto en insondable pensamiento,
solo pude decir con sentimiento:

tu camino es camino abierto al mundo.
Gran soneto, Miguel.
Fortísimo abrazo, amigo.
 

Severino Esteve

Miembro Conocido

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La mochila cargada de esperanza
y el corazón cantando alegre trino,
ya marcaba mi rumbo de destino
a Santiago, mi alma en alabanza.

Cuando mi vista su paisaje alcanza
ardo con el fervor del peregrino,
y atrás quedó la senda del camino
plena de una dulcísima añoranza.

Y llegado a, tu plaza, Compostela,
siguiendo de otros pasos ya su estela,
se adueñó de mi ser algo profundo.

Y absorto en insondable pensamiento,
solo pude decir con sentimiento:

tu camino es camino abierto al mundo.
Tendrán que esperar estas peregrinaciones, pero marcados siguen sus recorridos (incluso a las puertas de mi casa) para retomar estos viajes interiores que nos llevan lejos.
Me gustó compartir este viaje en un soneto que volverá a poblar las caminos de la vida.
Abrazos, poeta, peregrino.
 

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La mochila cargada de esperanza
y el corazón cantando alegre trino,
ya marcaba mi rumbo de destino
a Santiago, mi alma en alabanza.

Cuando mi vista su paisaje alcanza
ardo con el fervor del peregrino,
y atrás quedó la senda del camino
plena de una dulcísima añoranza.

Y llegado a, tu plaza, Compostela,
siguiendo de otros pasos ya su estela,
se adueñó de mi ser algo profundo.

Y absorto en insondable pensamiento,
solo pude decir con sentimiento:

tu camino es camino abierto al mundo.
¡Qué precioso soneto, querido Miguel! Mis sinceras felicitaciones y un gran abrazo, poeta.
Ariel
 

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