Los acordes
del piano,
apenas
se escuchan
y sus aires,
ya no son
tan melodiosos
como hace
un instante.
Lanzo una
última mirada,
hacia esa
puerta cerrada,
mientras la lluvia
deja sentir
sus notas
anunciadas,
hace ya,
bastante rato.
El agua se desliza
por mi rostro,
suavemente,
pero,...
no me incomoda,
muy por
el contrario,
la agradezco.
Tiene la virtud
de despejar
mis ideas
y aclarar
mi mente.
Duele,
¡claro que duele!,
no podría ser
de otra manera.
¿Cómo pretender
que esos ojos,
esos labios,
esa piel,
nunca existieron?
¿Cómo olvidar así,
tan de repente,
su contacto,
sus caricias,
su sabor,
su olor,...
¡si!,... ese olor
que me
embriagaba
y me excitaba.
¿Cómo?
Pero,...
todo terminó,
lamentablemente.
No hubo culpables,
nadie
hirió a nadie
y ninguno,
ofendió al otro.
Solo ocurrió
y ambos sabemos
que hubo algo
y que ese algo,
... terminó.
Algo se rompió
allí dentro
y las notas tristes
del piano,
han sido
reemplazadas
in crescendo
por la lluvia
y el sonido
de mis pasos,
sobre el sendero
del adiós,
anuncian el comienzo
de una
nueva melodía.
¿Será hermosa.
será triste?,
...no lo se.