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Amor en-RED-dado

Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.
 
Última edición:
Tu texto es muy certero, porque desnuda la fantasía que existe en un amor de pantalla. A pesar de ello, el gozo, la inspiración y los sueños que se generan a partir de una relación así, no dejan de atraernos... Quizás la satisfacción del ego, de sentir que podemos enamorar y ser deseados es un aliciente al que no somos capaces de renunciar, así en el fondo la razón dicte lo contrario.

Me gustó tu texto, Marcela.

Un abrazo.
 
Última edición:

amada

Moderadora del Foro Compartiendo Tristezas
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, hartas de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.
Muy bien querida amiga, has descrito a la perfección esos " amores virtuales", saludos.......te ha quedado perfecto con un dejo de sentimiento.
 
Tu texto es muy certero, porque desnuda la fantasía que existe en un amor de pantalla. A pesar de ello, el gozo, la inspiración y los sueños que se generan a partir de una relación así, no dejan de atraernos... Quizás la satisfacción del ego, de sentir que podemos enamorar y ser deseados es una aliciente al que no somos capaces de renunciar, así en el fondo la razón dicte lo contrario.

Me gustó tu texto, Marcela.




Un abrazo.
Gracias Jorge por tu paso.
No se si son productos de darle satisfacción al ego, o al no comprometerse, a la soledad, a la insatisfacción personal... Pero NO creo en el amor virtual
Besos
 
Hola hermosa marce...
"tema caliente"..si me gusta..
como bien lo dices son amores enredados que te atrapan cual telaraña de araña..
yo pienso que si se puede encontrar empatía con alguien que esta quizás al otro lado del planeta o quizás un poquito mas cerca.
como adultos sabemos de antemano que es imposible enamorarse así,pero como bien dice mi guapo amigo jorge ese gusanito de decir a sentir cosas lindas no nos quita nada "claro" esta que como ya dije, somos maduros y tenemos que estar convecinos de que es solo un momento de locura .No podemos permitirnos involucrar el corazon ..eso si seria fatal..
el amor es una mirada ,un beso ,una caricia ,escuchar los te amos del ser amado el salir la convivencia el abrazo en fin tener a la persona en vivo y a todo color.
Mi linda Marcela me pareció muy acertada tu obra y comparto contigo ese "no creo en los amores virtuales.."
te abrazo con todo mi cariño.
te quiero..
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.

Muy buen texto en donde el amor virtual se desvirtúa ante la realidad de la idealización del amor ,en donde las mentiras traen desilusiones,excelente inspiración,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.


 
Excelente escrito plasmando cada detalle de lo que puede surgir cuando nos aventuramos en los sentimientos desconocidos y por ellos. Felicitaciones Marcela por tus hermosas y magistrales letras, felicitaciones y saludos amiga poeta
 
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.
MARCELITA

¡Qué original y sui géneris título!

Me encantó la objetividad
de tus letras.

Abrazos y besos poéticos
desde mi balcón de geranios multicromáticos,

Guillermo.

 

Mary C. López

Miembro Conocido
En RED dados, así se dan los sentimientos, así se generan emociones, y así se aprende a despertar. Todo son experiencias que el que es objetivo y realista aprende, otros no aprenderán, tal vez como en al vida real por miedo a la soledad. ( Creo que amar en red es dejarse llevar por comodidad, por miedo al compromiso real, aunque en vida real eso también se da, viviendo un amor que no da para más por miedo a estar en soledad)

En lo que respecta a tu trabajo literario, me parece una prosa, ágil, clara, objetiva, directa, en pocas palabra me gusta lo que leo, un abrazo, mi estimada Marce.
 

Denissa

Miembro Activo
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.

Que verídico y certero ,un abrazote.
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.


Marce
Disfruté mucho esta narrativa que nos compartes y me encanta la protagonista bien centrada, con los pies en la tierra, que se dio cuenta de 365 días desperdiciados y tomo acción.
Felicitaciones y un abrazo con cariño
Ana
 
Aplaudo tu obra mi querida Marcela de un contenido muy real y que muchas han vivido experiencias catastróficas por pender de una simple fantasía. Besos con todo mi cariño. Te quiero amiga.
 
Hola hermosa marce...
"tema caliente"..si me gusta..
como bien lo dices son amores enredados que te atrapan cual telaraña de araña..
yo pienso que si se puede encontrar empatía con alguien que esta quizás al otro lado del planeta o quizás un poquito mas cerca.
como adultos sabemos de antemano que es imposible enamorarse así,pero como bien dice mi guapo amigo jorge ese gusanito de decir a sentir cosas lindas no nos quita nada "claro" esta que como ya dije, somos maduros y tenemos que estar convecinos de que es solo un momento de locura .No podemos permitirnos involucrar el corazon ..eso si seria fatal..
el amor es una mirada ,un beso ,una caricia ,escuchar los te amos del ser amado el salir la convivencia el abrazo en fin tener a la persona en vivo y a todo color.
Mi linda Marcela me pareció muy acertada tu obra y comparto contigo ese "no creo en los amores virtuales.."
te abrazo con todo mi cariño.
te quiero..

Me alegra que te haya gustado Karen y amo a don gato y su pandilla!
Cariños
 
Sin pensarlo, sin buscarlo, ella decía haber conocido el amor por Internet.

Conoció por esta gran pantalla globalizada, a un hombre de habla hispana como ella, a miles de Km de distancia de su lugar de origen. Un ser, según la romántica protagonista, maravilloso, inteligente, apasionado, sensible, y demás epítetos fabulosos que solo le caben a un ser místico casi sobrenatural, a quien le dedicó casi todas sus energías por esos 365 días de ensueños, de idas y venidas, de intentos de olvidarlo y de irracional entrega virtual. Decía amarlo, aun en la distancia, y sin conocerlo soñaba con él. Sabía que era una relación imposible, que ninguno de los dos podría dejar sus vidas ni sus lugares natales. Igualmente él le decía que iría a buscarla y ella le creía y esperaba cuál Penélope a su gran amor. Era un amor en-RED-dado.

Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Un día se despertó y vio que seguía durmiendo sola, que hacía 365 días en que le fue fiel a una fantasía, a un “enamoramiento”, descubriendo sus mentiras, harta de las excusas. Y la infelicidad y el sentimiento de haberse sentido “usada” fueron tan fuertes que la golpearon de desilusión e ingenuidad.

Comprendió que el amor está en los actos, en los gestos, en una mirada donde se puede percibir la sinceridad de los sentimientos, en el roce de los labios, en el conocimiento de la piel, olores y que las palabras, por más bien escritas que estén, no tienen importancia si no son pronunciadas al oído cuando se entabla una relación. Descubrió que amaba a un desconocido, idealizado, a alguien que ella quería que fuese así, así le creyó, lo creó y así lo amó imaginariamente.

Pero desde aquel día en que despertó se dio cuenta que las sensaciones del otro son imposibles de percibir cuando hay una pantalla de por medio. Uno puede idearlas o auto convencerse que las siente, pero en realidad es una fantasía más del vínculo creado.

Hoy camina sobre la tierra sin perder sus sueños, firmemente descreída del amor virtual, sabiendo que el amor puede presentarse en aquella reunión, en aquel supermercado, o en cualquier esquina de su mundo real. Buscando el equilibrio entre este absorbente espiral virtual y la vida. Y si vuelve a conocer a alguien por Internet, no se creerá enamorada hasta conocerlo de piel y huesos, en un contacto tangible.
Cuanta verdad en tus palabras querida Marcela. Cruel es creernos como en cuentos de hadas que todo es real y cuando despertamos a la realidad nos encontramos con el corazón destrozado. Bello relato querida Marcela. Besos y bendiciones.
 
Mi querida Marcela, Este tema es un tanto polémico porque habrá quienes dicen que no, quienes decimos que si, todo depende de como se desarrollen las circunstancias, de como se cultive la relación, creo que como adultos y seres pensantes tenemos la capacidad de identificar las alertas que indican qué está bien y que no y sobre todo hasta donde queremos llegar, o bien lo que queremos creer a sabiendas que no lo es. Sé de muchos (me incluyo) que se han enamorado y han realizado y consumado ese amor y viven felices de igual forma sé de muchos que están devastados... Finalmente cada uno tiene la decisión ya que creo somos responsables de lo que hacemos...Excelente escrito mi bella amiga... Siempre es un placer leerte.

Un enorme beso con todo mi cariño

Charo
 

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