Carmen Roldán
Miembro Conocido
Bella dama, vuestros ojos reflejan tristeza y una mirada ausente, como si buscarais respuestas en el vacío. Os afligís y transmitís dolor en el brillo de vuestros ojos. Dolor por la ausencia del amor que os traicionó. Vos os encontráis batallando entre cruzadas del desamor y sentís vuestra herida que sangra. Como espada que suave sale de la vaina, para herir tan dolorido corazón.
Aunque fue mancillado vuestro honor. Bella damisela, doncella pura e inocente, fue en nombre del amor y ahí cabe lo mucho y lo poco de vuestro gesto. Que con nobleza, ofrecisteis lo más preciado para vos. A quien no merecía tal honor. Cayendo en los brazos de un ingrato corazón que con mentiras infames, jugó con vuestro amor. Y entre arrumacos y caricias, chanza era todo lo que a vos os decía.
En una noche sin luceros os perdisteis en la negrura de sus besos y burlesca sonrisa que con dulzura os prometía amor.
Sumida en la agonía, os sentís desgraciada. La soledad os hace pensar en el destino que os aguarda.
De tan alto linaje, de tan alta cuna donde vos nacisteis, no habrá perdón para vos. Veréis y sufriréis el rechazo, por haberos entregado al enemigo de vuestro estandarte. Repudiada en una vieja torre para que vuestro pecado sea ignorado y perdido en la nada. Que vuestra semilla que germina en vuestras entrañas, os será arrebato de vuestros brazos. Y no sabréis su destino ni él sabrá quien es su madre.
Con los ojos enrojecidos por tanta lágrima derramada, con la dolencia dentro de vuestro ser, solo os queda la benevolencia de vuestro apellido.
Soy vuestra conciencia la que os habla. Que os repite y volverá a repetiros, como si fuera un eco en vuestros oídos. Pues amar, como vos habéis amado, no merece tal agravio y castigo, ni tan drástico y triste final.
Autora: Carmen Roldán Gutiérrez- España. 3/02/2014.Reservados los derechos de autor.
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