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Aquí mismo... después de la curva



Aquí mismo... después de la curva



Trechos de la jornada... penosos y escarpados;
a veces, faltando la blandura del césped a la vera del camino
y la refrescante sombra de los altivos arboledos...
pero sólo es un pequeño trozo del largo caminar.
Aquí mismo... después de la oblicua curva...
hay un riachuelo de mansas aguas cristalinas;
piedras lisas como la seda... redondas como perlas;
perfume de flores exhalando entre la vegetación,
aromas de frutos dulces y blandos.
Cantan las aves de colores, balanceandose
sin cautela en los delgados y retorcidos ramajes.
Aquí mismo... después de la sesgada curva...
Apenas un poco más de aridez y sequedad
y terminará toda tu lenta aflicción.
Vereda, tantas veces, larga y tortuosa...
¡cuántas veces el cansancio de la caminada!
Renueva tus fuerzas, la esperanza de ver...
aquí mismo... después de la tortuosa curva,
el descanso anhelado, el aspirado porvenir.
Fardos dejados durante el riguroso camino
para poder continuar con los brazos libres
y soportar mejor las inclemencias de la jornada.
Gélida y aterradora, se aproxima la oscura noche...
la oscuridad crea fantasmas y temblores;
pero aquí... aquí mismo... después de la curva...
la luna refleja su melancólica luz amarilla
sobre las aguas plateadas del riachuelo.
Los animalitos diurnos duermen su sueño suave y tranquilo
mientras el búho apenas observa la brisa amena
que mueve las hojas de los sauces
aquí mismo... después de esta pequeña curva...


Encarna Romero (España - 02/2013)
derechos reservados de autor
imagen: alcanter


anciana-caminando - alcanter.jpg
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO


Aquí mismo... después de la curva



Trechos de la jornada... penosos y escarpados;
a veces, faltando la blandura del césped a la vera del camino
y la refrescante sombra de los altivos arboledos...
pero sólo es un pequeño trozo del largo caminar.
Aquí mismo... después de la oblicua curva...
hay un riachuelo de mansas aguas cristalinas;
piedras lisas como la seda... redondas como perlas;
perfume de flores exhalando entre la vegetación,
aromas de frutos dulces y blandos.
Cantan las aves de colores, balanceandose
sin cautela en los delgados y retorcidos ramajes.
Aquí mismo... después de la sesgada curva...
Apenas un poco más de aridez y sequedad
y terminará toda tu lenta aflicción.
Vereda, tantas veces, larga y tortuosa...
¡cuántas veces el cansancio de la caminada!
Renueva tus fuerzas, la esperanza de ver...
aquí mismo... después de la tortuosa curva,
el descanso anhelado, el aspirado porvenir.
Fardos dejados durante el riguroso camino
para poder continuar con los brazos libres
y soportar mejor las inclemencias de la jornada.
Gélida y aterradora, se aproxima la oscura noche...
la oscuridad crea fantasmas y temblores;
pero aquí... aquí mismo... después de la curva...
la luna refleja su melancólica luz amarilla
sobre las aguas plateadas del riachuelo.
Los animalitos diurnos duermen su sueño suave y tranquilo
mientras el búho apenas observa la brisa amena
que mueve las hojas de los sauces
aquí mismo... después de esta pequeña curva...


Encarna Romero (España - 02/2013)
derechos reservados de autor
imagen: alcanter


Ver el archivo adjunto 1403

Encarna un precioso poema y muy reflexivo de tu parte mucha verdades has plasmado en tu poema es muy cierto la caminata ,el recorrer ese camino a veces se torna en tortuoso que muchas veces se acompaña de dolor y otras de alegrías,hermosísimo poema,gracias por compartir,un beso grande.
 

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