Maria Rial. issisora
Miembro Conocido
Ave de sol enamorada
Apunta para el sol, mi trinar de ave enamorada.
Porque mío es tu amor, perfume de estabilidad.
Dulce hervor, bruma de miel imantada,
a nuestro corazón
en el movimiento de la vida.
Apunta el sol y la eternidad del alma,
escribe versos,
entre riscos y olas de templanza.
Cuando en mi amor, te posas,
se esposa mi corazón,
al que ilumina mis prosas.
Porque mío eres amor, si... mío,
tras el abatir de múltiples mascaras,
desgastadas por el tiempo.
Amor, que tras el misterio de mi corazón,
encuentro y permanece...
Porque mío es, si, mío mío.
Y bendito el espacio,
donde revivimos, con un beso, cada amanecer.
Cuando despacio, despacito llego a ti,
a cabalgar por esta montaña de sueños.
¡Oh!, santa paciencia, amiga fiel e incondicional del amor,
al fin despierta el ángel, que conoce mi voz.
El que acepta cuando cambio, y aun si me ve llorando,
me recuerda que es la frescura de la vida,
lluvia o rocío... El alma mía.
El beso del cielo, que me regala y nutre de vida,
amor y poesía...
fuente de Dios en nuestras manos,
derramando ternura, para tocarnos la piel,
con pasión del alma.
Amor, mío eres... y cada uno de estos ríos,
EL BESO de todos los instantes, fecundos de dulzura,
cuando abrazados de atardecer, nos descubrimos como infantes....
Si, descubrimos, que no existe afecto, que llene más el corazón de vida...
Que el afecto genuino de nuestro amor fecundo.
Bendito seas, por cada instante de presencia
que le regalas a tu niña el cielo,
mientras danzarina, creativa,
a veces peregrina.
Le pintas día a día en sus ojos, la luz de tu sonrisa...
y en las noches, eres el numen de todos sus desvelos.
Si, para ti amor, por ti amor...
Una nueva victoria se apunta,
cada día, en tu ave de sol enamorada.
ALEGRIA
Issisora . María Rial
Porque mío es tu amor, perfume de estabilidad.
Dulce hervor, bruma de miel imantada,
a nuestro corazón
en el movimiento de la vida.
Apunta el sol y la eternidad del alma,
escribe versos,
entre riscos y olas de templanza.
Cuando en mi amor, te posas,
se esposa mi corazón,
al que ilumina mis prosas.
Porque mío eres amor, si... mío,
tras el abatir de múltiples mascaras,
desgastadas por el tiempo.
Amor, que tras el misterio de mi corazón,
encuentro y permanece...
Porque mío es, si, mío mío.
Y bendito el espacio,
donde revivimos, con un beso, cada amanecer.
Cuando despacio, despacito llego a ti,
a cabalgar por esta montaña de sueños.
¡Oh!, santa paciencia, amiga fiel e incondicional del amor,
al fin despierta el ángel, que conoce mi voz.
El que acepta cuando cambio, y aun si me ve llorando,
me recuerda que es la frescura de la vida,
lluvia o rocío... El alma mía.
El beso del cielo, que me regala y nutre de vida,
amor y poesía...
fuente de Dios en nuestras manos,
derramando ternura, para tocarnos la piel,
con pasión del alma.
Amor, mío eres... y cada uno de estos ríos,
EL BESO de todos los instantes, fecundos de dulzura,
cuando abrazados de atardecer, nos descubrimos como infantes....
Si, descubrimos, que no existe afecto, que llene más el corazón de vida...
Que el afecto genuino de nuestro amor fecundo.
Bendito seas, por cada instante de presencia
que le regalas a tu niña el cielo,
mientras danzarina, creativa,
a veces peregrina.
Le pintas día a día en sus ojos, la luz de tu sonrisa...
y en las noches, eres el numen de todos sus desvelos.
Si, para ti amor, por ti amor...
Una nueva victoria se apunta,
cada día, en tu ave de sol enamorada.
ALEGRIA
Issisora . María Rial
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