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Blanco, blanco

Alfredo no era ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni delgado ni gordo. La única característica física que le distinguía era su blancura, pero algo antinatural. De chaval, en los carnavales, siempre se disfrazaba de hombre invisible...solo tenía que ponerse una camisa blanca. Durante toda su vida le produjo, principalmente, inconvenientes. Del día de su boda no tiene fotos, porque todas salieron veladas, la luz del flash rebotaba en él. Se fueron a los Alpes Suizos de luna de miel y la gente murmuraba que hacía esa chica tan guapa con un muñeco de nieve. En la playa deslumbraba, prácticamente no daba ni sombra. Sus amigos, de broma, le decían que el día que mejor color de cara tendría sería el de su funeral. Hasta un día le pidió muy apurado perdón un pintor que pensó que se le había caído el bote de pintura blanca encima. Todo eso se olvidó mientras aquel granjero le daba la mano y le arrastraba fuera de ese enorme pilón. Aquel verano estaban de vacaciones en Francia, y visitaron una explotación ganadera en la zona de Normandía, tenía una enorme curiosidad por su profesión. Pasó por la pasarela que cruzaba el pilón donde se producía el purín de excremento de vaca y una tablilla se partió provocando su caída. Nadie se dio cuenta por el mugido de las vacas y lo espesa que era la mezcla, que amortiguaba la inmersión. Cuando todo el mundo se puso a buscarlo su color destacó sobre el marrón oscuro de ese excelente abono. Después de todo, ser tan blanco no es tan malo, o como le dijo su hermano, has tenido la mejor suerte de mierda que he conocido.
 
Última edición:
Alfredo no era ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni delgado ni gordo. La única característica física que le distinguía era su blancura, pero algo antinatural. De chaval, en los carnavales, siempre se disfrazaba de hombre invisible...solo tenía que ponerse una camisa blanca. Durante toda su vida le produjo, principalmente, inconvenientes. Del día de su boda no tiene fotos, porque todas salieron veladas porque la luz del flash rebotaba en él. Se fueron a los Alpes Suizos de luna de miel y la gente murmuraba que hacía esa chica tan guapa con un muñeco de nieve. En la playa deslumbraba, prácticamente no daba ni sombra. Sus amigos, de broma, le decían que el día que mejor color de cara tendría sería el de su funeral. Hasta un día le pidió muy apurado perdón un pintor que pensó que se le había caído el bote de pintura blanca encima. Todo eso se olvidó mientras aquel granjero le daba la mano y le arrastraba fuera de ese enorme pilón. Aquel verano estaban de vacaciones en Francia, y visitaron una explotación ganadera en la zona de Normandía, tenía una enorme curiosidad por su profesión. Pasó por la pasarela que cruzaba el pilón donde se producía el purín de excremento de vaca y una tablilla se partió provocando su caída. Nadie se dio cuenta por el mugido de las vacas y lo espesa que era la mezcla, que amortiguaba la inmersión. Cuando todo el mundo se puso a buscarlo su color destacó sobre el marrón oscuro de ese excelente abono. Después de todo, ser tan blanco no es tan malo, o como le dijo su hermano, has tenido la mejor suerte de mierda que he conocido.[/QUOTE
JAVIER TOMAS

JAJAJAJAJAJA

¡Qué jocoso relato amarillo…!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo
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Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,
Alfredo no era ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni delgado ni gordo. La única característica física que le distinguía era su blancura, pero algo antinatural. De chaval, en los carnavales, siempre se disfrazaba de hombre invisible...solo tenía que ponerse una camisa blanca. Durante toda su vida le produjo, principalmente, inconvenientes. Del día de su boda no tiene fotos, porque todas salieron veladas, la luz del flash rebotaba en él. Se fueron a los Alpes Suizos de luna de miel y la gente murmuraba que hacía esa chica tan guapa con un muñeco de nieve. En la playa deslumbraba, prácticamente no daba ni sombra. Sus amigos, de broma, le decían que el día que mejor color de cara tendría sería el de su funeral. Hasta un día le pidió muy apurado perdón un pintor que pensó que se le había caído el bote de pintura blanca encima. Todo eso se olvidó mientras aquel granjero le daba la mano y le arrastraba fuera de ese enorme pilón. Aquel verano estaban de vacaciones en Francia, y visitaron una explotación ganadera en la zona de Normandía, tenía una enorme curiosidad por su profesión. Pasó por la pasarela que cruzaba el pilón donde se producía el purín de excremento de vaca y una tablilla se partió provocando su caída. Nadie se dio cuenta por el mugido de las vacas y lo espesa que era la mezcla, que amortiguaba la inmersión. Cuando todo el mundo se puso a buscarlo su color destacó sobre el marrón oscuro de ese excelente abono. Después de todo, ser tan blanco no es tan malo, o como le dijo su hermano, has tenido la mejor suerte de mierda que he conocido.

¡Qué cosas!
Después de todo su blancura lo salvó.
Me ha gustado tu narrativa, y hasta he sentido pena de ese hombre tan blanco.
Te felicito y dejo un abrazo con cariño
Ana
 

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