María del Mar Ponce López
Moderadora de Prosas Compartiendo Tristezas
CUANDO PASE MUCHO TIEMPO
Te encontraré por el mundo
cuando pase mucho tiempo,
con nuestra piel arrugada
y dolor en nuestro cuerpo,
ayudados de un bastón
y caminando muy lento.
Quizá roces mi cabello
y yo te mire en silencio,
tú me pedirás perdón
por acariciar mi pelo
y agarrarte a mi cintura
para no tocar el suelo.
Te observaré cual extraño
sin mirar tus ojos negros,
sin reconocer tus labios
y sin recordar tus besos,
y seguiré mi camino
solitario, junto al viento,
y tú seguirás el tuyo
con entereza y sin miedo.
El destino se burló,
siempre tan cerca y tan lejos,
porque la pasión no grita,
no reconoce un te quiero.
Quizá la vida nos una
tan solo por un momento,
quizá la vida se ría,
no lo sé, mas no comprendo
que nuestro amor no triunfara
y no quede ni el recuerdo.
Tú te alejarás despacio
fugitivo de mis sueños,
yo te seguiré pensando
entre libros y entre versos
acariciando una rosa,
con los ojos medio abiertos,
aquella rosa que guardo
igual que un tesoro inmenso,
el legado de un amor
que por siempre será eterno.
María del Mar Ponce López
Derechos reservados
Te encontraré por el mundo
cuando pase mucho tiempo,
con nuestra piel arrugada
y dolor en nuestro cuerpo,
ayudados de un bastón
y caminando muy lento.
Quizá roces mi cabello
y yo te mire en silencio,
tú me pedirás perdón
por acariciar mi pelo
y agarrarte a mi cintura
para no tocar el suelo.
Te observaré cual extraño
sin mirar tus ojos negros,
sin reconocer tus labios
y sin recordar tus besos,
y seguiré mi camino
solitario, junto al viento,
y tú seguirás el tuyo
con entereza y sin miedo.
El destino se burló,
siempre tan cerca y tan lejos,
porque la pasión no grita,
no reconoce un te quiero.
Quizá la vida nos una
tan solo por un momento,
quizá la vida se ría,
no lo sé, mas no comprendo
que nuestro amor no triunfara
y no quede ni el recuerdo.
Tú te alejarás despacio
fugitivo de mis sueños,
yo te seguiré pensando
entre libros y entre versos
acariciando una rosa,
con los ojos medio abiertos,
aquella rosa que guardo
igual que un tesoro inmenso,
el legado de un amor
que por siempre será eterno.
María del Mar Ponce López
Derechos reservados