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Cuando te miro




Cuando te miro veo miles de estrellas.
Es la luz de tus ojos la que me inunda
y tu cara bonita por ser tan bella.


Y la hermosa sonrisa de tus labios carnosos
que me embelesan cuando te acercas
y están junto a los mío y no me besas.


Si me sueltas la mano no sé qué hacer,
estoy desamparado porque creo que te has ido
y que he perdido ya tu querer.


A punto de llorar estuve un día
que no viniste a nuestra cita
y yo sin verte ni estar contigo, ya me moría.


Llegaron otras chicas, pero no había color,
no podían competir con tu linda hermosura
ni con tu gracia tan exquisita.


Querían convencerme a irme con ellas,
con gestos, piropos y promesas
y con palabras muy rebonitas.


Intentaban llevarme muy sutilmente a su rincón.
Pero muy dentro del corazón
tengo yo un sentimiento que me guió.


Que me decía en mi interior
“eso no lo hagas que es una tentación,
no les hagas caso, déjalas solas, con ellas no”.


Hice caso al susurro y gracias a ello
valió la pena vivirlo con emoción
y esperé hasta el momento de la ilusión.


En que flotando en su aura de entre las nubes,
como si fuera un hada enamorada,
de entre las brumas salió mi amor.


Antonio Jurado - España
© Derechos reservados​
 

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Cuando te miro veo miles de estrellas.
Es la luz de tus ojos la que me inunda
y tu cara bonita por ser tan bella.


Y la hermosa sonrisa de tus labios carnosos
que me embelesan cuando te acercas
y están junto a los mío y no me besas.


Si me sueltas la mano no sé qué hacer,
estoy desamparado porque creo que te has ido
y que he perdido ya tu querer.


A punto de llorar estuve un día
que no viniste a nuestra cita
y yo sin verte ni estar contigo, ya me moría.


Llegaron otras chicas, pero no había color,
no podían competir con tu linda hermosura
ni con tu gracia tan exquisita.


Querían convencerme a irme con ellas,
con gestos, piropos y promesas
y con palabras muy rebonitas.


Intentaban llevarme muy sutilmente a su rincón.
Pero muy dentro del corazón
tengo yo un sentimiento que me guió.


Que me decía en mi interior
“eso no lo hagas que es una tentación,
no les hagas caso, déjalas solas, con ellas no”.


Hice caso al susurro y gracias a ello
valió la pena vivirlo con emoción
y esperé hasta el momento de la ilusión.


En que flotando en su aura de entre las nubes,
como si fuera un hada enamorada,
de entre las brumas salió mi amor.


Antonio Jurado - España
© Derechos reservados​
ANTONIO

¡Qué especial origen de tu amor!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.

 
Muy bonito poema para tu unica musa, y es que cuando se esta enamorado no se tiene ojos para nadie mas, como debe ser, h asido un placer disfrutar de tu bella inspiración, saludos cordiales poeta ; )
 

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