Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
DON JODENCIO
Un poco más y nos topamos con “Don Gaudencio”. Tipo vividor, marrullero, estafador, droguero y presumido. No vestía mal, regularmente se le veía con un traje sastre color azul marino de buena tela ---descolorido por el uso diario---. Sepa Dios si lo compró o se lo regalaron, el caso es que siempre andaba trajeado. No podemos decir que lo robó, porque pese a las virtudes antes mencionadas. --- virtudes, porque toda su vida ha sido así y ha salido librado de sus trácalas y líos---, nunca se ha sabido que haya robado algo. Hasta eso muy (“”), honrado. Sin embargo, por esa “cualidades”, le pusieron el mote de “Don Jodencio”.
Todas las mañanas, “Don Jodencio”, salía de la vecindad pulcramente vestido con el traje de siempre, su calzado boleado y brilloso y los botaba solamente por viejos y desgastados. Hasta eso era meticuloso en su forma de vestir.
Don Jodencio, era aficionado a tomar cerveza. Llegó a vérsele mareado, nunca borracho o haciendo visiones por la embriaguez. Tenía por costumbre frecuentar la cantina de “Angelita”, misma que se encontraba en la esquina donde habitaba; al parecer era la única persona que le fiaba y lo soportaba; posiblemente a ella si le pagaba lo que consumía, porque en todas las tiendas y cantinas del rumbo no le permitían siquiera asomarse debido a que a todo mundo le debía dinero u objetos personales, por no decir más.
No mencionamos al principio que “Don Jodencio”, tenía otras cualidades como: prestidigitador, ilusionista, mago, escapista y adivino.
“Prestidigitador y mago”, porque si algo caía en sus manos o se lo dejaban para que lo comerciara, el objeto “desaparecía”, y con el pretexto de que “…se lo di a “equis persona”, o no me la ha pagado o devuelto”, el propietario se aburría de insistir el pago o la devolución de dicho objeto.
“Escapista e ilusionista”, porque de una manera u otra, sabía o presentía quién o dónde lo estaban esperando para cobrarle o reclamarle. Ilusos porque sagazmente les cortaba vuelta o se las ingeniaba para escabullirlos y era difícil volverlo a encontrar.
¿Pero “Adivino”? ¿Cómo? En esto “Don Jodencio”, empezaba a prepararse, dicen que “la práctica hace al maestro”. Para el colmo de su cinismo, cada vez que alguien tenía la suerte de encontrarlo y encararlo, ----ya que era difícil---, el vecindario se enteraba porque no podía evitarse que el reclamo se escuchara a más de una calle de distancia, sobre todo, cuando le decían:
“--- ¡Óigame “Don Jodencio”! ¡ Es usted un ¡Jijo de la /·O)/&%·”/!”&….!!!
“--- ¡De una vez por todas dígame cuándo me va a pagar!!! ¡Pos qué se creé!!! “Don Jodencio”, con aire tranquilo les contestaba:
“--- ¡Mire doña Fulana! No me hable en ese tono ni con esas palabrotas de carretonero.
“--- ¡Vaya! Ahora quiere usted que sea yo adivino. ¡Bahhh!!!
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
24/03/2016 Derechos de Autor Reservados.©
Un poco más y nos topamos con “Don Gaudencio”. Tipo vividor, marrullero, estafador, droguero y presumido. No vestía mal, regularmente se le veía con un traje sastre color azul marino de buena tela ---descolorido por el uso diario---. Sepa Dios si lo compró o se lo regalaron, el caso es que siempre andaba trajeado. No podemos decir que lo robó, porque pese a las virtudes antes mencionadas. --- virtudes, porque toda su vida ha sido así y ha salido librado de sus trácalas y líos---, nunca se ha sabido que haya robado algo. Hasta eso muy (“”), honrado. Sin embargo, por esa “cualidades”, le pusieron el mote de “Don Jodencio”.
Todas las mañanas, “Don Jodencio”, salía de la vecindad pulcramente vestido con el traje de siempre, su calzado boleado y brilloso y los botaba solamente por viejos y desgastados. Hasta eso era meticuloso en su forma de vestir.
Don Jodencio, era aficionado a tomar cerveza. Llegó a vérsele mareado, nunca borracho o haciendo visiones por la embriaguez. Tenía por costumbre frecuentar la cantina de “Angelita”, misma que se encontraba en la esquina donde habitaba; al parecer era la única persona que le fiaba y lo soportaba; posiblemente a ella si le pagaba lo que consumía, porque en todas las tiendas y cantinas del rumbo no le permitían siquiera asomarse debido a que a todo mundo le debía dinero u objetos personales, por no decir más.
No mencionamos al principio que “Don Jodencio”, tenía otras cualidades como: prestidigitador, ilusionista, mago, escapista y adivino.
“Prestidigitador y mago”, porque si algo caía en sus manos o se lo dejaban para que lo comerciara, el objeto “desaparecía”, y con el pretexto de que “…se lo di a “equis persona”, o no me la ha pagado o devuelto”, el propietario se aburría de insistir el pago o la devolución de dicho objeto.
“Escapista e ilusionista”, porque de una manera u otra, sabía o presentía quién o dónde lo estaban esperando para cobrarle o reclamarle. Ilusos porque sagazmente les cortaba vuelta o se las ingeniaba para escabullirlos y era difícil volverlo a encontrar.
¿Pero “Adivino”? ¿Cómo? En esto “Don Jodencio”, empezaba a prepararse, dicen que “la práctica hace al maestro”. Para el colmo de su cinismo, cada vez que alguien tenía la suerte de encontrarlo y encararlo, ----ya que era difícil---, el vecindario se enteraba porque no podía evitarse que el reclamo se escuchara a más de una calle de distancia, sobre todo, cuando le decían:
“--- ¡Óigame “Don Jodencio”! ¡ Es usted un ¡Jijo de la /·O)/&%·”/!”&….!!!
“--- ¡De una vez por todas dígame cuándo me va a pagar!!! ¡Pos qué se creé!!! “Don Jodencio”, con aire tranquilo les contestaba:
“--- ¡Mire doña Fulana! No me hable en ese tono ni con esas palabrotas de carretonero.
“--- ¡Vaya! Ahora quiere usted que sea yo adivino. ¡Bahhh!!!
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
24/03/2016 Derechos de Autor Reservados.©
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