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Miembro Conocido
No me alcanzan las palabras
para decirte, mujer, cuanto te quiero,
aunque sea un mendigo en el amor
devorado por las fauces del desprecio
cuando vomitas tu negra indiferencia.
Mis ojos ya no tienen luz,
han quedado ciegos como mi corazón.
Grito amor,y las piedras se conmueven;
pero su polvo me trae
las mentiras que te llenan.
Habrá quien te de besos;
pero ningunos como los míos
porque yo te besaría el corazón,
y acariciaría tu alma con mis labios,
cuando se escondan de tus falsas palabras.
Las noches se hacen largas
en el negror estallante de las sombras
que se levantan enfurecidas
por tus polvorientas frases.
Tus pasos se han perdido
en una pesadilla ardiente
que diviniza el sueño
hallando tus sollozos vestidos de pena
en un mar de ingratitud que acaricia
los espejos donde se miran las mentiras
05/11/2015
Ysidro Parra - Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
para decirte, mujer, cuanto te quiero,
aunque sea un mendigo en el amor
devorado por las fauces del desprecio
cuando vomitas tu negra indiferencia.
Mis ojos ya no tienen luz,
han quedado ciegos como mi corazón.
Grito amor,y las piedras se conmueven;
pero su polvo me trae
las mentiras que te llenan.
Habrá quien te de besos;
pero ningunos como los míos
porque yo te besaría el corazón,
y acariciaría tu alma con mis labios,
cuando se escondan de tus falsas palabras.
Las noches se hacen largas
en el negror estallante de las sombras
que se levantan enfurecidas
por tus polvorientas frases.
Tus pasos se han perdido
en una pesadilla ardiente
que diviniza el sueño
hallando tus sollozos vestidos de pena
en un mar de ingratitud que acaricia
los espejos donde se miran las mentiras
05/11/2015
Ysidro Parra - Venezuela
Reservados Derechos de Autor.