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EL CHARPE. El dinero no compra la felicidad.

Humor negro y rosado. Que este cuento, ligeramente picado de color, fantasía y realidad, no se malinterprete. Toca ligeramente lo maternal y tiene como objetivo visualizar lo que puede suceder en la vida. Gracias.

EL CHARPE.
El dinero no compra la felicidad.

“Rupertino Coin; número uno en la revista “Forbes”. Su fortuna lo había hecho duro, ambicioso, prepotente, insensible y muchos otros defectos. En su mansión vivían solamente él y Rupy, su hijo, nadie más, ---pero ésta, no es la noticia ni el meollo del asunto---, solamente que el dinero no compra la felicidad.

“Vivían solos. Cuando Rupy, nació, su madre lo abandonó. No tuvo paciencia para los Rupys. No le importó que el pequeño aun dependiera de ella en la cuestión del alimento materno pese a tener escasos meses de nacido. Fue un golpe fuerte para Rupertino, quien debido a sus negocios ni tiempo tuvo para buscarle una madrastra, las mujeronas que desfilaban por su vida sólo buscaban su dinero y como era muy tacaño lo mandaban al diablo de inmediato. Tuvo que contratar quien alimentara al pequeño y le ministrara la atención que un pequeño requiere.

"El tiempo pasó sin que la madre regresara por su hijo. Pese a todo eso, Rupy, creció en un ambiente solitario, aunque lleno de comodidades. Dinero había de sobra, se generaban gastos para su bienestar y salud ya que una ligera “tara”, se había asomado a su cerebro, afortunadamente nada severo.


“Desde pequeño se desenvolvió en la opulencia; disfrutó de juguetes sofisticados de acuerdo a la época y su edad, ---tampoco esa es la noticia, ni el meollo del asunto---, pero en el entusiasmo del pequeño había, “algo”; le faltaba o anhelaba “algo”; aclarando que no era una madre, pues sobraron mujeres que fingían acercarse a él para dizque prodigarle amor materno pero las rechazaba, lo que hizo pensar a Rupertino que ese “algo”, que faltaba en la vida de su primogénito debía ser “algo especial y único”, entonces dedujo:

“No es la ausencia de su madre, porque ni siquiera la conoció, y cuando hablamos de una mamá, inocentemente me dice que le compre muchas mamás para llenar su cuarto de juguetes. Es decir, él anhela un juguete especial, no una madre. No siente ese especial sentimiento. Posiblemente es un “algo inmensurable”, lo que él desea.

“El tiempo pasó; el pequeño Rupy, estaba rebasando la pubertad y su padre decidió ponerle más atención. Preocupado por su conducta y por haber notado que “ese algo faltaba”, a su pequeño Rupy, pensó:

--- “Mi hijo es casi un hombre; justo es que disfrute de lo mejor; “…qué será “ese algo que le falta a mi Rupy”, ---se preguntaba constantemente---, “…su entusiasmo rebela “algo”; “…”algo” le falta, anhela “algo”, pero no me lo describe ni yo le atino qué es”. Ese “algo”, lo tenía pensativo.


“Por fin, un día de su cumpleaños, como todo padre amoroso, queriendo darle a Rupy, una sorpresa le dijo:

--- Mira hijo! Eres ya casi un hombre, justo es que disfrutes la vida, tengo tanto dinero que cualquier capricho tuyo lo compraría, no importa el precio.

--- Ahora dime, ¿qué es lo que más anhelas de tu vida, por algo aún te vivo y tengo muchísimo dinero.

--- Haber… ¿Qué es lo que más deseas?


“Al jovenzuelo lo invadió tal entusiasmo que cualquiera pensaría que su padre le había adivinado el pensamiento y ni tardo ni perezoso, respondió:

--- ¡A’pá! ¡Yo quiero un “charpe”!

--- ¡Quéeee! ---el viejo por poco se infarta---; todo encolerizado le refuta:


--- ¡Zoquete!, ¡Acaso no te das cuenta que ese es un juguete de pobres y yo con todo el dinero del mundo que tengo, no puedo permitirlo...!


--- ¡Haber…, haber…, reflexiona un poco! ---haciendo una larga pausa vuelve a preguntar…: ¿Qué es lo que más anhelas? ¿Me entiendes?

--- Sí, a’pá. ---sin pensarlo mucho nuevamente contestó---:¡Yo…, quiero un “charpe”!

--- ¡Me lleva la fregada contigo! Refunfuña el padre: “has tenido los mejores y más caros juguetes…, “has estado en las mejores escuelas…, “has tenido los mejores maestros…, “hemos dado la vuelta al mundo en paseos y me sales con esa tontería de juguete de pobres. ¡Piénsalo bien y responde!!! --- ¿Quién te ha llenado la cabeza con la tonta idea de ese burdo juguete de pobres? ¡Caramba!

--- ¡Mira! Esta motocicleta, es lo más sofisticado y caro que hay en la actualidad. ¡Vete por ahí, date un paseo y después platicamos!

----Mientras él, dando media vuelta se aleja refunfuñando y a la vez medita---: “posiblemente “algo”, escuchó por ahí, es algún caprichito, pero voy a quitarle esa boba idea de alguna manera.


“Al año siguiente, otra vez en el cumpleaños de Rupy, Rupertino, manda llamar a su hijo, mientras miraba por la ventana, ya que desde ahí se avizoraba un elegante automóvil del año, con un moño azul gigante, regio regalo para su vástago.


“Éste hace su aparición, Rupertino, pasándose la mano sobre el mentón, de una manera sugestiva, le dice:

--- Hijo: Hoy cumples la mayoría de edad, a partir de hoy tus decisiones serán definitivas, ya que has tenido mucho tiempo para decidir, háblame con toda sinceridad y dime que es lo que más anhelas?

“El joven, semi confundido por la expresión de su padre le contesta:

--- ¡Qué bueno, a’pá…, porque…, yo quiero un “charpe”!

--- ¡Maldita sea! ---rezonga el papá---, “has tenido tiempo suficiente para pensar en cosa mejores y me sales otra vez con esa porquería de juguete de pobres. ¡Es el colmo!!!


--- Quién te ha confundido con la idea de poseer un juguete de pobres, pudiendo tener cosas mejores.

--- ¡Entiéndelo! Tengo mucho dinero y puedo comprarte lo que más quieras.

--- ¡Recapacita por favor y contéstame!: ¿Qué es lo que más deseas? Cueste lo que cueste te lo compro ¡Caramba!!!


--- Sí, a’pá…, yo quiero un “charpe”.


“El pobre padre se tira de los cabellos por el coraje y mirando hacia lo alto, dice:

--- ¡Dios mío, por qué me castigas así! Yo, teniendo tanto dinero y este zoquete me sale con una idiotez. ¡Por favor! Haz que recapacite.

“Todo tembloroso por el coraje le dice:

--- ¡Ves aquél coche que está ahí! Es lo más moderno y caro que existe en el mundo. ¡Es para ti! Ya cumpliste la mayoría de edad y justo es que pienses como todo un hombre.
“Después de esto, Rupertino, fingiendo tranquilidad, con resonante voz vuelve a preguntarle:

--- Ahora sí, hijo…, por el amor de Dios…, dime: ¿Qué…, es…, lo que más preciado que te gustaría tener?

--- ¡Sí, a’pá! --- entusiasmado vuelve a contestar---:… ¡Quiero un charpe!

--- ¡Mira…, hijo de…mi corazón! ---por no decirle otra cosa y casi al borde del colapso y del llanto, le ordena---: ¡Ten un millón de dólares, súbete a tu auto nuevo y lárgate de aquí, antes de que te….!

“Obediente el chico, se aleja de ahí tranquilamente. El padre se quedó temblando de coraje y no le quedó más que esperar lo que fuere…

“Pasaron algunos días, no temía que algo grave sucediera a su hijo, más le preocupaba que éste siguiera aferrado a tan estúpido y mentado juguete.

“De pronto, una mañana se escucha el motor de potente vehiculo. Se asoma el padre y mira como el chico con camisa, bermudas y tenis de colores chillantes, con logotipo de la época, de manera normal se baja del auto.

“Aparentemente, Rupertino se veía tranquilo, pero la verdad estaba emocionado y picado por la curiosidad. Quería saber que tal le fue a su vástago esos días que se aventuró sin su custodia.

“Como todo padre ---simulando tranquilidad---, lo recibe muy amoroso y le pregunta:
--- Hola mi Rupy… ¿Cómo te fue?

--- Bien a’pá ---contestó el muchacho---. --- ¡Se nota, hijo mío, se nota! Pero platícame ¿Qué hiciste estos días?

--- Verás a’pá…, iba yo en la carretera y me hizo la parada una muchacha, bonita, bonita, como estaba solita me detuve y la subí a mi coche.

--- ¡Qué bien. Hijo mío!: ¡Gracias Dios mío, me hiciste el milagro! ---Pensó Rupertino---.

--- Entonces me la llevé a la playa y después a comer, a’pá ---prosiguió---.

--- Bien. M’ijo, bien! ---en sus adentros agradecía al Todopoderoso por lo que había escuchado y meditó---: Señor, no esperaba menos de ti. Precisamente lo que yo deseaba, Diosito, que este “tarado”, se haga hombre y no piense en ese estúpido “charpe”. Continuando con su relato Rupy, lo sacó de su meditación:

--- ¿Y, qué crees a’pá? Que me la llevo al cine y cuando salimos de ahí nos fuimos a bailar.

--- ¡Hia haaayyy!!! ¡Ese es m’ijo! ---lo pensó y se contuvo para que el muchacho no se diera cuenta, ya que su entusiasmo lo animaba a bailar hasta de cabeza de gusto---.

--- ¡Vaya, al fin se liberó de ese juguetillo bobo, ese famoso “charpe”. --- Mi Rupy, es ya todo un hombre y lo respaldaré. ---todo esto lo decía en su pensamiento, pues estaba emocionadísimo por los logros de apenas unos días, pero no quería que su hijo notara su júbilo y con discreto morbo, preguntó:

--- Platícame, ¿En que terminó tu aventurilla, picarón? ---Era tal la curiosidad de Rupertino, que le corroía hasta los tuétanos y quería saber más---.

--- Pues verás, a’pá…, salimos de bailar y que me la llevo al MOTEL, ya nos andaba por llegar --- ¡Si, m’ijo…, sí!... ¡Qué más!

--- Pues verás a’pá…, que nos acostamos y empezamos a desvestirnos; la ayudé y le quité la blusa… le quité la falda, le quité las medias y…


-- Sí, m’ijo, dime, --- antes de que Rupy, terminara de platicar, Rupertino se aventó rápido y en silencio una oración en agradecimiento por el milagroso cambio de su hijo, diciendo: “Señor: desde hoy voy a ser tu más fiel creyente, asistiré a misa cada domingo, seré caritativo, ya no voy a cobrar tantos intereses ni voy a fregar a la gente pobre, ya con lo que tengo es suficiente para que mi hijo y yo vivamos felices y tranquilos, gracias Señor---; entonces prosiguió:

--- Ajá, decías…, que… a la muchacha… ¿ qué…? --- Si, a’pá, te dije que le ayudé a desvestirse; le quité la blusa… le quité la falda, le quité las medias y…

--- …Con las ligas…, que me hago un “charpe”. Fin.

Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
12/05/2018. Derechos de Autor Reservados.©
 
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