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El maní

EL MANÍ

En un grupo de cachorros
siempre está el seductor,
el valiente encantador,
el que símil a los zorros…
sigiloso, sin ahorros,
sobresale por su facha,
nunca va cabeza gacha,
y a la hora de amores
siempre esquiva los mejores,
solo busca buena racha.

Siempre saca sus arpones
cuando sale con el grupo,
es que él siempre lo supo
que la chicas, a montones,
todas miran sus cojones,
cada paso que va dando
ellas quedan delirando
con su fuerte apariencia
que no tiene competencia,
¡A su orgullo va abrazando!

Al comienzo de un verano
emprendieron hacia el Valle
en patota por la calle,
el turismo no era en vano
con el río en primer plano,
que colmado de personas
distendidos en sus lonas
disfrutaban la belleza
del paisaje y su pureza,
y entre ellos…chicas monas.

Para hacerse el poderoso
con su estilo petulante
y hacer algo deslumbrante
desafiando al torrentoso
se lanzó sin ser miedoso
de cabeza, con vehemencia,
a cruzar la turbulencia,
y al llegar a la otra orilla
se sentó sin haber silla
del cagazo en su ocurrencia.

Cuando pudo levantarse
las miradas lo clavaron
y a reírse comenzaron,
pues en bolas al quedarse…
un maní logró asomarse;
Moraleja compañeros:
No se hagan los cancheros
si no tienen qué ofrecer,
porque puede suceder
que den pena en los “braseros”

Ángel César Cocuzza.



 
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EL MANÍ

En un grupo de cachorros
siempre está el seductor,
el valiente encantador,
el que símil a los zorros…
sigiloso, sin ahorros,
sobresale por su facha,
nunca va cabeza gacha,
y a la hora de amores
siempre esquiva los mejores,
solo busca buena racha.

Siempre saca sus arpones
cuando sale con el grupo,
es que él siempre lo supo
que la chicas, a montones,
todas miran sus cojones,
cada paso que va dando
ellas quedan delirando
con su fuerte apariencia
que no tiene competencia,
¡A su orgullo va abrazando!

Al comienzo de un verano
emprendieron hacia el Valle
en patota por la calle,
el turismo no era en vano
con el río en primer plano,
que colmado de personas
distendidos en sus lonas
disfrutaban la belleza
del paisaje y su pureza,
y entre ellos…chicas monas.

Para hacerse el poderoso
con su estilo petulante
y hacer algo deslumbrante
desafiando al torrentoso
se lanzó sin ser miedoso
de cabeza, con vehemencia,
a cruzar la turbulencia,
y al llegar a la otra orilla
se sentó sin haber silla
del cagazo en su ocurrencia.

Cuando pudo levantarse
las miradas lo clavaron
y a reírse comenzaron,
pues en bolas al quedarse…
un maní logró asomarse;
Moraleja compañeros:
No se hagan los cancheros
si no tienen qué ofrecer,
porque puede suceder
que den pena en los “braseros”

Ángel César Cocuzza.



ÁNGEL


Jajajajaja

¡Qué genial moraleja!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.

 
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