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El recuerdo

[h=1][/h]Admiro tu grandeza madre mía,
por tu noble actitud cada momento
en que imprimes amor al sentimiento,
no obstante la letal melancolía.

¡Cuánto quisiste al ser que ya está ausente!,
a mi padre que fuera luz y aliento,
y quien vive prendido al pensamiento,
para darle destellos a tu mente.

Sé que lloras callada, sin consuelo,
recordando al amor de tantos años,
que no te dio dolor ni desengaños,
sólo la dicha bajo el santo cielo.

Todo era claridad en tu destino,
y en la humildad la fe te cobijaba,
y el ave con su canto acompañaba
cada paso feliz de tu camino...

Pero el tiempo pasó con raudo vuelo,
los designios de Dios se habían cumplido;
mi padre para siempre se había ido
al reino de la paz y del consuelo.

Y te quedaste recordando al hombre
que fue tu adoración, que fue tu guía.
Hoy acudes al mar de su poesía,
en donde flota con fulgor su nombre.

Pero al leer sus versos amorosos,
los celos hacen presa de tu mente,
porque piensas que fuera irreverente,
al evocar amores procelosos.

Así lo sientes tú, y eso te inquieta,
mas debes de saber, madre querida,
que las musas jamás ponen medida
a la inspirada trova de un poeta.

Yo sé que te adoró hasta el infinito
y que fuiste la musa de sus sueños,
fuiste tú quien moviera sus empeños
para exaltar su corazón bendito.

Te dio su nombre y afianzó el respeto,
y con ternura te entregó su abrigo;
su faz sonriente caminó contigo,
por un sendero de ilusión repleto.

Su cariño fue luz de blanca rosa
que llenaba el hogar todo momento.
Era cual lenitivo del lamento
para darte una vida más dichosa.

Que yo sepa, jamás te dio un motivo
de duda, de temor, de desconcierto,
siempre tenía el corazón abierto,
nunca su sentimiento fuera esquivo.

Recuerda solamente cosas bellas,
el amor que te dio fiel y contento,
piensa que desde el mismo firmamento
te está mirando junto a las estrellas.

Que está contigo y vive en tu memoria,
y es el nervio motor de tu conciencia;
y que en cada lugar de tu existencia
él sigue siendo parte de tu historia.

Que ese recuerdo fortalezca tu alma
y que tus hijos suplan esa ausencia,
imaginando en ellos su presencia,
para que tengas la deseada calma.

En estos versos nuevamente digo
que no te agobien los remordimientos,
y dejes de sufrir entre lamentos,
que él, desde el cielo, siempre está contigo...

 
Magnífica tu obra Víctor. Una hermosa compilación de la relación entre tus padres, y una voz de aliento a tu amada madre, aún contigo!

El amarrete sistema no me permite darte una marecidísima reputación. Basten entonces mis aplausos y respetos!!

Un abrazo.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Admiro tu grandeza madre mía,
por tu noble actitud cada momento
en que imprimes amor al sentimiento,
no obstante la letal melancolía.

¡Cuánto quisiste al ser que ya está ausente!,
a mi padre que fuera luz y aliento,
y quien vive prendido al pensamiento,
para darle destellos a tu mente.

Sé que lloras callada, sin consuelo,
recordando al amor de tantos años,
que no te dio dolor ni desengaños,
sólo la dicha bajo el santo cielo.

Todo era claridad en tu destino,
y en la humildad la fe te cobijaba,
y el ave con su canto acompañaba
cada paso feliz de tu camino...

Pero el tiempo pasó con raudo vuelo,
los designios de Dios se habían cumplido;
mi padre para siempre se había ido
al reino de la paz y del consuelo.

Y te quedaste recordando al hombre
que fue tu adoración, que fue tu guía.
Hoy acudes al mar de su poesía,
en donde flota con fulgor su nombre.

Pero al leer sus versos amorosos,
los celos hacen presa de tu mente,
porque piensas que fuera irreverente,
al evocar amores procelosos.

Así lo sientes tú, y eso te inquieta,
mas debes de saber, madre querida,
que las musas jamás ponen medida
a la inspirada trova de un poeta.

Yo sé que te adoró hasta el infinito
y que fuiste la musa de sus sueños,
fuiste tú quien moviera sus empeños
para exaltar su corazón bendito.

Te dio su nombre y afianzó el respeto,
y con ternura te entregó su abrigo;
su faz sonriente caminó contigo,
por un sendero de ilusión repleto.

Su cariño fue luz de blanca rosa
que llenaba el hogar todo momento.
Era cual lenitivo del lamento
para darte una vida más dichosa.

Que yo sepa, jamás te dio un motivo
de duda, de temor, de desconcierto,
siempre tenía el corazón abierto,
nunca su sentimiento fuera esquivo.

Recuerda solamente cosas bellas,
el amor que te dio fiel y contento,
piensa que desde el mismo firmamento
te está mirando junto a las estrellas.

Que está contigo y vive en tu memoria,
y es el nervio motor de tu conciencia;
y que en cada lugar de tu existencia
él sigue siendo parte de tu historia.

Que ese recuerdo fortalezca tu alma
y que tus hijos suplan esa ausencia,
imaginando en ellos su presencia,
para que tengas la deseada calma.

En estos versos nuevamente digo
que no te agobien los remordimientos,
y dejes de sufrir entre lamentos,
que él, desde el cielo, siempre está contigo...


Sin lugar a dudas desde el cielo estará con ella,el amor cuando es tan fuerte,no se termina ni con la muerte,un poema muy sentido y muy bello,felicitaciones querido Víctor por este maravilloso poema,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

Azrael

Miembro Conocido
Magníficos versos donde el dolor de la perdida del ser amado
y compañero de toda la vida se reflejan en ellos con verdadero
respeto y empatía, felicitaciones poeta
 

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