Jorge Toro
Miembro Conocido
Artífice de versos prodigiosos
que plasmas con tu pluma lo imposible
concede -en este instante tan terrible-
alivio a mis andares tormentosos.
Escucha mi latido quejumbroso
y escribe para mí un feliz poema
capaz de mitigar la angustia extrema
que veja mi vivir sin un reposo.
Compón un grato texto que regrese
la fe a mis extinguidos sentimientos
y dame el aliciente y los alientos
que logren que esta pena pronto cese.
No creas que mi ruego es infundado
la vida se ensañó conmigo ahora
y sufre el corazón nefasta hora
que nadie nunca atrás habrá cargado.
Entiende que el dolor nos desmorona
que el mundo se oscurece a nuestros ojos
y quedan todos sueños en despojos
si vemos que la amada nos traiciona…
Sabiendo mi alegría demolida
partí desesperado sin destino,
llorando me embriagué con agrio vino
y al punto, derrumbarse vi mi vida.
Vagué con un penar inamovible
perdido en muladares y cantinas
libando a grandes sorbos mis espinas
y yendo, cual escoria, a lo indecible.
Ahora me escabullo de la vida,
-camino como un zombi por las calles-
y vago, por no entrar en más detalles,
tasando tentativas de suicida.
Matiza algún poema milagroso
capaz de devolverme la alegría;
percibe que hoy pervivo en agonía
y cargo un desengaño pernicioso.
Confío que el talante comedido
que exhibe tu cabal sabiduría,
me obsequie la sublime poesía
que dé a mi vegetar algún sentido…
que plasmas con tu pluma lo imposible
concede -en este instante tan terrible-
alivio a mis andares tormentosos.
Escucha mi latido quejumbroso
y escribe para mí un feliz poema
capaz de mitigar la angustia extrema
que veja mi vivir sin un reposo.
Compón un grato texto que regrese
la fe a mis extinguidos sentimientos
y dame el aliciente y los alientos
que logren que esta pena pronto cese.
No creas que mi ruego es infundado
la vida se ensañó conmigo ahora
y sufre el corazón nefasta hora
que nadie nunca atrás habrá cargado.
Entiende que el dolor nos desmorona
que el mundo se oscurece a nuestros ojos
y quedan todos sueños en despojos
si vemos que la amada nos traiciona…
Sabiendo mi alegría demolida
partí desesperado sin destino,
llorando me embriagué con agrio vino
y al punto, derrumbarse vi mi vida.
Vagué con un penar inamovible
perdido en muladares y cantinas
libando a grandes sorbos mis espinas
y yendo, cual escoria, a lo indecible.
Ahora me escabullo de la vida,
-camino como un zombi por las calles-
y vago, por no entrar en más detalles,
tasando tentativas de suicida.
Matiza algún poema milagroso
capaz de devolverme la alegría;
percibe que hoy pervivo en agonía
y cargo un desengaño pernicioso.
Confío que el talante comedido
que exhibe tu cabal sabiduría,
me obsequie la sublime poesía
que dé a mi vegetar algún sentido…