Antonio Jurado
Miembro Conocido
El camino hacia la casa
dificultoso y agreste
era estrecho y polvoriento.
a ambos lados se movían
del trigo, todas las ramas
azotadas por el viento.
El viejo y frondoso roble,
con su sombra dibujaba
aquel paisaje de cuento.
¡Como recuerdo esa etapa!
¡cuantas tardes de niñez
y que bellos los momentos!
Con su bello colorido
entre el trigo, la amapola
brillaba en la primavera.
Sus bellos tonos rojizos
dibujaban con el verde
una ondulante bandera
Los campos de mies sembrados
al moverse provocaban
un ruido ensordecedor.
Y el fuerte sol del estío
daba luz a aquel ambiente
brillando con esplendor
¡Qué cálido fue aquel tiempo!
¡qué feliz e inolvidable!
¡con cuánto calor humano!
¡Que domingos de verano
pasaba yo con mis padres
al lado de mis hermanos!
¡Como me llena de dicha!
recordar aquellos días
de inmensa felicidad.
Cuando mis sueños fluían
y volando se evadían
con su blanca ingenuidad.
A buscar nuevos caminos
o a encontrar un nuevo día
se iban flotando, fugaces,
pero al instante volvían
volando cándidamente
como palomas torcaces.
¡Cuánto ternura y cariño!
¡qué bonito era quererse!
mi familia era ideal.
Un placer era ser niños,
y todo lo que soñamos
pudo hacerse realidad.
Disfrutar de mis hermanos
y vivir aquel ambiente,
fue como una bendición.
La plenitud del cariño
que entre todos se vivía
aún vive en mi corazón.
Me parece estar aún viendo
a mi padre con la hoguera,
para poder cocinar.
Los niños a buscar ramas,
haciendo alguna trastada
sin poderlo remediar.
Y a mi madre con nosotros
llenándonos de ternura,
repartiéndonos amor.
Porque dinero, no había,
pero besos y cariño
tuvimos un mogollón.
Mis padres, ahora no están.
Hace tiempo que murieron,
por su gran longevidad.
Y en esa ausencia, presiento,
que estarán en mi recuerdo
por toda la eternidad.
Antonio Jurado (España)
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