LOVERS
Miembro Conocido
Dioses antiguos y verdaderos
acarician al éter de la vida.
Allí,
con fuego ancestral
amalgaman al rojo vivo los sueños.
El deseo de sentir,
las ansias de amar
aquello que se anhela besar,
lo infinito, sublime y profano,
“con la ironía de un perpetuo sufrir.”
Ellos, crean con hechizos la magia
relatando epopeyas de plebeyos y princesas,
vistiendo de azul leyendas de valientes,
recitando aquellas futuras historias
bajo la luna plateada, sobre mares
donde guerreros, villanos y doncellas,
emulan pasiones inmortales.
En tiempos de la fragua,
la magia forja parejas de seres míticos
únicos, con un existir prendado al amor.
Sus almas arden con luz eterna y sabia pura,
“no así sus finitos cuerpos débiles y mortales.”
Ángeles terrenales, son llamados,
por aquellos que habitan sobre el cosmos.
Su temple los bendice y encomienda,
unos a unos son enviados bajo este cielo.
Llegan ataviados, confundidos y desnudos,
no siempre con sus pares al mismo tiempo,
ni bajo la misma luna.
Pero sí,
con un sentir tatuado en su memoria.
Un llanto de niño,
da inicio al nuevo ciclo de sentimiento,
a la búsqueda del amor eterno,
a su romance, a un motivo ya escrito
en el martillo de su creador.
Ese, su destino...
Que es finito, siendo inmortal.
En sus dedos,
de la mano de su corazón
un hilo rojo invisible, llevan prendado,
una señal divina de vivo carmesí
donde se encuentran los signos
que regirán sus destinos.
Palpitan vulnerables, hasta ingenuos,
aprendiendo una vez más del existir
los muchísimos misterios del amar.
Vagan en el mundo por las eras.
Dentro de ellos, muy adentro
conocen qué, aquello que buscan
es su mitad, eso llamado fantasía
su motivo y único horizonte
eso, que es más fuerte que el mismo ruego
y más íntimo que el sentir en su deseo.
Si, esa necesidad de encontrarse,
ambos
que una vez,
fueron creados del mismo fuego.
Hasta que un día
ese hilo carmesí se enciende de nuevo,
al cruce de las miradas ya escritas.
La magia revive un reencuentro,
un torbellino de almas ilumina al universo
se hizo la magia,
el hilar dorado del cosmos se expande
dibuja una nueva puntada,
creando dos estrellas nuevas,
una roja en el libro del Edén
y otra blanca incandescente
brillara en los firmamentos.
Y así se revive una historia de lunas y albas,
“en un oasis, de ciclos mortales.”
Después…
“Los tiempos de los hombres, mueren.”
Una piel detiene su aliento
un alma se libera de la carne,
quizás ni se despide
y ahora muere,
una vez más,
sin aceptar el porqué,
su mirada se paraliza
se tornan de cristal sus pupilas,
y las que se quedan
se hacen mares de sal turbulenta.
¡Un enamorado muere y el otro muere más!
Abandonando al corazón suyo,
y al otro.
Destrozados se buscan en las estrellas
arriba, todo es oscuro y silente,
su hilo se desata, desaparece,
alma y dolor rasgan dentro de pechos ungidos,
un llanto se escucha a lo lejos
en el vacío de la existencia.
La melancolía implora clemencia,
un hilo roto esta solo en el tiempo,
ansioso, espera,
quizás
en ese instante se ate a otra nueva vida.
O ¿quizás?
Se quede sólo, sumergido en su tormento.
¡Sólo!
A la espera que su amor le alcance,
bajo este mismo cielo.