Jorge Toro
Miembro Conocido
Encontré una mujer que me fascina
perspicaz, ilustrada, primorosa,
tiene boca encarnada, deliciosa;
y además un mirar que engolosina.
Su coqueta presencia me provoca,
ese pecho turgente me enloquece
y me escucho pidiendo que no cese
este fiero calor que me sofoca…
…………..
La mimé con mi labia más frondosa,
le rogué que me diera su sonrisa;
y después me lancé, diría aprisa,
a besarla en su boca voluptuosa.
Esa noche logré que me entregara
por completo su cuerpo y sus pasiones
y alcancé -en sus brazos- emociones
como nunca jamás imaginara.
Sin embargo, después de tanto goce,
al buscarla -pasado solo un día-
que sorpresa tremenda sentiría
cuando dijo que a mí no me conoce.
Por lo tanto comprendo que me toca
halagarla de nuevo con mi charla
y, paciente, volver a conquistarla,
si pretendo besarle más la boca.
Conseguí convencerla nuevamente
y estuvimos viviendo un paraíso
con tan loca lascivia que nos hizo
recorrer un infierno incandescente.
Mas, después de tan mágica aventura,
la busqué muy temprano en la mañana
y me dijo, mirándome lejana,
que no sabe de mí; y hasta lo jura.
Consecuente, con tacto, cada día,
me preciso en lograr su seducción
y una vez conseguida su atención
disfrutar la emoción de hacerla mía.
………………….
Yo sospecho que toda su memoria
bien funciona y apenas aparenta,
pues le agrada notar que me acrecienta
la ansiedad, el deseo y la euforia.
perspicaz, ilustrada, primorosa,
tiene boca encarnada, deliciosa;
y además un mirar que engolosina.
Su coqueta presencia me provoca,
ese pecho turgente me enloquece
y me escucho pidiendo que no cese
este fiero calor que me sofoca…
…………..
La mimé con mi labia más frondosa,
le rogué que me diera su sonrisa;
y después me lancé, diría aprisa,
a besarla en su boca voluptuosa.
Esa noche logré que me entregara
por completo su cuerpo y sus pasiones
y alcancé -en sus brazos- emociones
como nunca jamás imaginara.
Sin embargo, después de tanto goce,
al buscarla -pasado solo un día-
que sorpresa tremenda sentiría
cuando dijo que a mí no me conoce.
Por lo tanto comprendo que me toca
halagarla de nuevo con mi charla
y, paciente, volver a conquistarla,
si pretendo besarle más la boca.
Conseguí convencerla nuevamente
y estuvimos viviendo un paraíso
con tan loca lascivia que nos hizo
recorrer un infierno incandescente.
Mas, después de tan mágica aventura,
la busqué muy temprano en la mañana
y me dijo, mirándome lejana,
que no sabe de mí; y hasta lo jura.
Consecuente, con tacto, cada día,
me preciso en lograr su seducción
y una vez conseguida su atención
disfrutar la emoción de hacerla mía.
………………….
Yo sospecho que toda su memoria
bien funciona y apenas aparenta,
pues le agrada notar que me acrecienta
la ansiedad, el deseo y la euforia.