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Miembro Conocido
Como todos los días , muy temprano, Juanita, la hija de una humilde familia de campo, tomó su mochila para dirigirse a la escuela, su pobreza era tan grande que debía ir descalza y caminando a su centro de enseñanza, su padre no ganaba el dinero
suficiente para mantener la familia y vestirla, a pesar de todas las privaciones la niña cantaba y bailaba en su largo camino hacia
la escuela.
Hoy parecía un día especial para ella, olía el aroma fresco de las flores del campo, escuchaba el trino de los pájáros, el
croar de las ranas en las charcas, y el olor a frutas de algunos árboles frutales que se encontraban en su ruta, nada la entretenía;
pues sabía que no debía llegar tarde.
A la hora de la salida, cada niño tomaba por su sendero como todos los días para llegar a casa, donde los esperaba su familia, Juanita con sus pies hechos una miseria, debido a las piedras, espinas, abrojos y miles de dificultades que había hasta llegar a su casa, se encaminó a su pobre hogar, observaba y escuchaba todo lo que sucedía a su alrededor; a mitad del camino,
de pronto dejó de caminar y como loca empezó a mirar a todos lados: parece que escuché mi nombre, se dijo, y prestando más atención buscó el sitio exacto desde donde la llamaban. Juanita, Juanita, volvió a escuchar, y mirando hacia el lugar vió dos hermosos árboles, uno de cambur y otro de limón, se dirigió al lugar y al estar más cerca observó incrédula el más hermoso racimo de cambures que había visto y los más grandes limones que había soñado.
Mentalmente contó los integrantes de su familia y solamente cortó los necesarios y los metió en su mochila de la escuela, apresuró el paso para enseñarlos a su madre;pero de pronto escuchó una voz, era el racimo de cambur que le hablaba
diciéndole: -mira, no nos comas a mi y a mis amigos, - -hagamos un trato- sabemos que eres muy pobre; pero si nos comes el
beneficio será sólo de un día, en cambio si no nos comes nosotros les daremos lo que quieran tú y tu familia, y el beneficio será por mucho tiempo. -Muy bien, trato hecho- dijo: empezaremos mañana.
La niña contó todo a su mamá y al otro día con ambición empezaron a pedir muchas coisas: pidieron un caballo blanco,
vestidos, zapatos comida y vivían pidiendo cosas,, ya no carecian de nada.Los cambures y limones a pesar de los días pasados
permanecían igual de hermosos y grandes, hasta que un día, como ya tenían todo, decidieron comérselos y beber su jugo, y
así lo hicieron. Sólo que al momento de hacerlo, todo lo que les habían dado desapareció.
Las frutas eran unos gnomos bueno del bosque que buscando a quien ayudar se decidieron por esa familia que a fin de
cuentas y a pesar de su gran pobreza faltaron a su palabra y no resultaron lo que ellos creyeron, y Juanita y su familia volvieron a ser tan pobres y miserables como antes.
22/06/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
suficiente para mantener la familia y vestirla, a pesar de todas las privaciones la niña cantaba y bailaba en su largo camino hacia
la escuela.
Hoy parecía un día especial para ella, olía el aroma fresco de las flores del campo, escuchaba el trino de los pájáros, el
croar de las ranas en las charcas, y el olor a frutas de algunos árboles frutales que se encontraban en su ruta, nada la entretenía;
pues sabía que no debía llegar tarde.
A la hora de la salida, cada niño tomaba por su sendero como todos los días para llegar a casa, donde los esperaba su familia, Juanita con sus pies hechos una miseria, debido a las piedras, espinas, abrojos y miles de dificultades que había hasta llegar a su casa, se encaminó a su pobre hogar, observaba y escuchaba todo lo que sucedía a su alrededor; a mitad del camino,
de pronto dejó de caminar y como loca empezó a mirar a todos lados: parece que escuché mi nombre, se dijo, y prestando más atención buscó el sitio exacto desde donde la llamaban. Juanita, Juanita, volvió a escuchar, y mirando hacia el lugar vió dos hermosos árboles, uno de cambur y otro de limón, se dirigió al lugar y al estar más cerca observó incrédula el más hermoso racimo de cambures que había visto y los más grandes limones que había soñado.
Mentalmente contó los integrantes de su familia y solamente cortó los necesarios y los metió en su mochila de la escuela, apresuró el paso para enseñarlos a su madre;pero de pronto escuchó una voz, era el racimo de cambur que le hablaba
diciéndole: -mira, no nos comas a mi y a mis amigos, - -hagamos un trato- sabemos que eres muy pobre; pero si nos comes el
beneficio será sólo de un día, en cambio si no nos comes nosotros les daremos lo que quieran tú y tu familia, y el beneficio será por mucho tiempo. -Muy bien, trato hecho- dijo: empezaremos mañana.
La niña contó todo a su mamá y al otro día con ambición empezaron a pedir muchas coisas: pidieron un caballo blanco,
vestidos, zapatos comida y vivían pidiendo cosas,, ya no carecian de nada.Los cambures y limones a pesar de los días pasados
permanecían igual de hermosos y grandes, hasta que un día, como ya tenían todo, decidieron comérselos y beber su jugo, y
así lo hicieron. Sólo que al momento de hacerlo, todo lo que les habían dado desapareció.
Las frutas eran unos gnomos bueno del bosque que buscando a quien ayudar se decidieron por esa familia que a fin de
cuentas y a pesar de su gran pobreza faltaron a su palabra y no resultaron lo que ellos creyeron, y Juanita y su familia volvieron a ser tan pobres y miserables como antes.
22/06/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
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