Antonio Jurado Rivera
Miembro Conocido
“El periódico decía: La noche de Navidad, encontraron a un indigente durmiendo al raso, de madrugada en la playa.”
Pero al ir a despertarlo se dieron cuenta enseguida debido a su rigidez, que debía hacer varias horas que aquel hombre falleció.
Sobre su pecho, una nota con un escueto “te quiero” que dedicaría a su amor.
Había allí algunas personas que le habían conocido, que aportaban como dato, que desde hacía mucho tiempo su esposa lo había dejado y él nunca lo asimiló.
Que el difunto se llamaba Lucas. Desde joven fue marinero, toda su vida viajando en un barco de pesca y había conocido a su esposa Loli casi con 40 años, cuando ella tenía 22.
Al cabo de un año se casaron y fueron muy felices los primeros años, luego discrepaban a menudo porque Lucas quería tener un hijo, y ella resultó que no, eso no entraba en sus planes de futuro.
Decían antiguos amigos, que no iban muy bien, la pareja ya no era una unidad y debido a sus diferencias, se habían convertido en dos.
Su relación colgaba de un hilo, desde que él sufrió un ataque al corazón del que pudo sobrevivir, pero le quedaron visibles secuelas físicas y había quedado su salud muy mermada, porque no podía mover a su voluntad la parte izquierda de su cuerpo.
En el trabajo le habían dado de baja forzada. Ahora él no podía seguir el ritmo que en su vida cotidiana siempre llevaron los dos.
Loli habló con el doctor, para conocer la verdad del futuro que le esperaba con su marido.
La respuesta fue tajante, Lucas iría perdiendo facultades paulatinamente y que su supervivencia iba a depender de la dedicación y los cuidados que su esposa o quién lo cuidara, le dedicara en cada fase de su estado de salud.
No le dijo nada de esa conversación a su marido.
Como hacía un tiempo que no se llevaban bien, le comentó a Lucas que era conveniente que se tomaran cada uno por su lado un tiempo de meditación, para decidir el futuro de su relación.
Era el día 24 de Diciembre cuando Lucas se enteró de que corría la certeza, de que ella se fue en un crucero y que la vieron subir al barco, de la mano de un hombre de similar edad a la de Loli, y que se veían muy felices ambos llenos de ilusión.
Y desde que ella se marchó, todos los atardeceres paseaba por la playa, por los mismos lugares que durante tantos años con su esposa compartió.
Se le veía ensimismado y como un gesto de tristeza, parecía dibujado torpemente por la vida en su faz de perdedor.
Siempre iba mirando al mar.
Tal vez tenía la esperanza de que el día menos pensado, en un momento cualquiera, un barco traería a su amor.
Les hablaba a sus amigos, como si ella siguiera viviendo con él en su casa, cuando se sabía que hacía unos años que su esposa se marchó.
Cuando el forense redactó el parte de defunción, dijo que murió de frío.
Que una hipotermia terrible al cielo se lo llevó.
Pero todos sus amigos, las personas de su entorno y la gente que lo conocía, no tenían duda ninguna de que Lucas habría muerto, pero no había sido de frío.
Por extraño que parezca, Lucas se murió de amor.
Antonio Jurado (España)
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