La noche se da en tus ojos
al margen de mi silencio
cuando pronuncio tu nombre
con el alma en cautiverio.
La noche es una cascada
que peina tu pensamiento,
donde aguardan, a deshoras,
las metáforas del sueño.
No quiero perder la noche
en los límites del tiempo
si desbordo tu sonrisa
con un diluvio de besos.
Refúgiame en el milagro
más oscuro de tu cuerpo,
y perdóname, si puedes,
los candiles del deseo
que incineran mi razón
con tu blanco sortilegio.
La noche será una estancia
de palabras y recuerdos
cuando me nieguen tus ojos
la lumbre que llevas dentro.
La noche como un suspiro,
la noche como pretexto.
La noche, siempre la noche:
espejismo, sombra, miedo.
¿Temor a la soledad?
¿Temor a decir: Te quiero?
El amor no se mendiga,
se ofrece con gozo eterno,
pero es un acto de fe
la esperanza y el desvelo.
No me salves de la noche,
refúgiame en tu universo.
al margen de mi silencio
cuando pronuncio tu nombre
con el alma en cautiverio.
La noche es una cascada
que peina tu pensamiento,
donde aguardan, a deshoras,
las metáforas del sueño.
No quiero perder la noche
en los límites del tiempo
si desbordo tu sonrisa
con un diluvio de besos.
Refúgiame en el milagro
más oscuro de tu cuerpo,
y perdóname, si puedes,
los candiles del deseo
que incineran mi razón
con tu blanco sortilegio.
La noche será una estancia
de palabras y recuerdos
cuando me nieguen tus ojos
la lumbre que llevas dentro.
La noche como un suspiro,
la noche como pretexto.
La noche, siempre la noche:
espejismo, sombra, miedo.
¿Temor a la soledad?
¿Temor a decir: Te quiero?
El amor no se mendiga,
se ofrece con gozo eterno,
pero es un acto de fe
la esperanza y el desvelo.
No me salves de la noche,
refúgiame en tu universo.