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La vainilla legendaria

La leyenda nos relata
que en un pueblo totonaco
a sus dioses veneraban
en varios templos sagrados.

Como parte del ritual,
doce jóvenes hacían
el voto de castidad,
según lo que ahí se cita.

Entre esos dioses del pueblo
estaba Tonacayohua,
deidad de los alimentos
y la siembra promisoria.

Teniztle,que era el monarca
le consagró, fiel, a su hija,
la hermosa "lucero del Alba"
o sea Tzacoponziza.

Pero pasado algún tiempo
el príncipe Zkotan-Oxga,
joven gallardo y apuesto
de ella ciego se enamora.

Y no obstante que sabían
que el quebrantar la promesa,
de la castidad prescrita,
la muerte el castigo era,

se fueron en franca huída
a disfrutar de su amor
ya que en sus pechos ardía
la llama de la pasión.


Por incurrir en pecado,
los aprehendieron después
y a los dos sacrificaron
por decisión de la grey.

Entonces sus corazones
se ofrendaron a la Diosa
y se enterraron—fue la orden—
junto a un arbusto, en su sombra.

Y en el tallo de ese arbusto
trepaba de aquella fosa,
como sortilegio puro,
una orquídea encantadora

cuyas hojas y fragancias
parecían que eran abrazos
que la princesa le daba
con fuerza a su enamorado.

La gente corrió la voz
de que aquella sangre joven,
la diosa la transformó
en unas fragantes flores

cuyo exquisito perfume
el viento errante solivia,
y de las celestes cumbres
va esparciendo con delicia.

Desde entonces en el pueblo
por aquella esencia grata,
declaró a la planta, presto,
como mística y sagrada.

Esa planta es la vainilla,
que en totonaca es "recóndita"
y en su origen se precisa
esa realeza pletórica...
 
Última edición:
La leyenda nos relata
que en un pueblo totonaco
a sus dioses veneraban
en varios templos sagrados.

Como parte del ritual,
doce jóvenes hacían
el voto de castidad,
según lo que ahí se cita.

Entre esos dioses del pueblo
estaba Tonacayohua,
deidad de los alimentos
y la siembra promisoria.

Teniztle,que era el monarca
le consagró, fiel, a su hija,
la hermosa "lucero del Alba"
o sea Tzacoponziza.

Pero pasado algún tiempo
el príncipe Zkotan-Oxga,
joven gallardo y apuesto
de ella ciego se enamora.

Y no obstante que sabían
que el quebrantar la promesa,
de la castidad prescrita,
la muerte el castigo era,

se fueron en franca huida
a disfrutar de su amor
ya que en sus pechos ardía
la llama de la pasión.


Por incurrir en pecado,
los aprehendieron después
y a los dos sacrificaron
por decisión de la grey.

Entonces sus corazones
se ofrendaron a la Diosa
y se enterraron—fue la orden—
junto a un arbusto, en su sombra.

Y en el tallo de ese arbusto
trepaba de aquella fosa,
como sortilegio puro,
una orquídea encantadora

cuyas hojas y fragancias
parecían que eran abrazos
que la princesa le daba
con fuerza a su enamorado.

La gente corrió la voz
de que aquella sangre joven,
la diosa la transformó
en unas fragantes flores

cuyo exquisito perfume
el viento errante solivia,
y de las celestes cumbres
va esparciendo con delicia.

Desde entonces en el pueblo
por aquella esencia grata,
declaró a la planta, presto,
como mística y sagrada.

Esa planta es la vainilla,
que en totonaca es "recóndita"
y en su origen se precisa
esa realeza pletórica...
VÍCTOR

¡Qué interesante y romántica leyenda!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.
 

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