María Ibañez
Miembro Conocido
Pesan las horas que van cayendo
sobre las hojas secas
en estos huertos sin fruto,
de esta flor sin pistilos
que se deja llevar por el viento.
El invierno ha ganado prestigio,
se ha desbocado en el valle
haciendo dormir a las quimeras;
desde aquí es evidente
ese un círculo vicioso, surgir, ascender, declinar.
Sin embargo existo, como una más,
estoy secuestrada en esta secuencia
de facetas inalterables,
solo soy testigo mudo
que se sujeta a las reglas.
Solo el rastro de una imagen mullida
me alienta a continuar;
aguardo hasta el deshielo
pensando en lo inoportuno
que es este esbozo de esperanza
frente a los ojos de la verdad.
Salgo sobrando entre el ruido
de los ojos que se dejan halagar
por la soberbia y vanidad,
callo entonces sin pedir más
que un remanso silencio
lejos de las apariencias.
Me quedo aquí resguardada
entre las horas de invierno
en dónde nadie se molesta en buscar.
sobre las hojas secas
en estos huertos sin fruto,
de esta flor sin pistilos
que se deja llevar por el viento.
El invierno ha ganado prestigio,
se ha desbocado en el valle
haciendo dormir a las quimeras;
desde aquí es evidente
ese un círculo vicioso, surgir, ascender, declinar.
Sin embargo existo, como una más,
estoy secuestrada en esta secuencia
de facetas inalterables,
solo soy testigo mudo
que se sujeta a las reglas.
Solo el rastro de una imagen mullida
me alienta a continuar;
aguardo hasta el deshielo
pensando en lo inoportuno
que es este esbozo de esperanza
frente a los ojos de la verdad.
Salgo sobrando entre el ruido
de los ojos que se dejan halagar
por la soberbia y vanidad,
callo entonces sin pedir más
que un remanso silencio
lejos de las apariencias.
Me quedo aquí resguardada
entre las horas de invierno
en dónde nadie se molesta en buscar.
