Carmen Cano
Miembro Conocido
Caminaba una verdad sin rumbo fijo
buscando encontrar a la certeza,
perdida en interpretaciones vanas,
borracha de reproches y de quejas.
Vagaba esa verdad por mil caminos,
derrochando esperanzas ya esfumadas,
mirando en mil miradas apagadas,
buscando eso que alguien llamó destino.
La certeza esperaba confiada,
sabia de palabras ya gastadas,
expresiones por alguien olvidadas
quimeras que marcaban su existencia.
Sentada en una silla de paciencia,
la certeza deshojaba tantos tiempos,
que el reloj de la conciencia iba marcando,
dando más fuerza el compás de aquella espera.
Encontradas la verdad y la certeza
se alojaron en la duda que existía
y en una cama de noches desveladas,
pactaron aliarse de por vida.
Lo cierto y la verdad no son lo mismo…
cada una tomó un rumbo diferente,
desde entonces la verdad es relativa
y a la certeza solo llega quien la quiere.
buscando encontrar a la certeza,
perdida en interpretaciones vanas,
borracha de reproches y de quejas.
Vagaba esa verdad por mil caminos,
derrochando esperanzas ya esfumadas,
mirando en mil miradas apagadas,
buscando eso que alguien llamó destino.
La certeza esperaba confiada,
sabia de palabras ya gastadas,
expresiones por alguien olvidadas
quimeras que marcaban su existencia.
Sentada en una silla de paciencia,
la certeza deshojaba tantos tiempos,
que el reloj de la conciencia iba marcando,
dando más fuerza el compás de aquella espera.
Encontradas la verdad y la certeza
se alojaron en la duda que existía
y en una cama de noches desveladas,
pactaron aliarse de por vida.
Lo cierto y la verdad no son lo mismo…
cada una tomó un rumbo diferente,
desde entonces la verdad es relativa
y a la certeza solo llega quien la quiere.
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