Sed de hormigas en el báculo de tu fémur.
Sangre ahíta de palabras,
una flor verde en tu pezón izquierdo,
una flor roja en tu pezón derecho.
Hay lagartos que atrofian su quietud,
insisten en ser mármol entre tus muslos.
Una lágrima en el pedestal azul de tu hombro
forma un océano de versos líquidos.
Solo las polillas ondulan en la claridad,
solo los murciélagos existen en los iris,
solo los ventrílocuos callan.
Arrojan mis dedos un semen de aire sobre ti
como témpano caliente y lúcido.
Respira, amor, la savia del poema,
sé árbol en la duna,
sé jardín de estrellas en la noche alba,
sé el sueño que ilumine mi olvido.
Sangre ahíta de palabras,
una flor verde en tu pezón izquierdo,
una flor roja en tu pezón derecho.
Hay lagartos que atrofian su quietud,
insisten en ser mármol entre tus muslos.
Una lágrima en el pedestal azul de tu hombro
forma un océano de versos líquidos.
Solo las polillas ondulan en la claridad,
solo los murciélagos existen en los iris,
solo los ventrílocuos callan.
Arrojan mis dedos un semen de aire sobre ti
como témpano caliente y lúcido.
Respira, amor, la savia del poema,
sé árbol en la duna,
sé jardín de estrellas en la noche alba,
sé el sueño que ilumine mi olvido.