DR Jose Roberto Hernandez
Miembro Conocido
Mi perla
Cautiva la almeja se hundió en su nacarada casa,
pensando quién le succionaría el alma.
Se acomodó de costado en el fondo
y colocó la almohada bajo su mejilla derecha,
suspiró y cerró los ojos.
Las pestañas pegadas al sur de su rostro
se agrupaban como mini flechas hincando su uniforme
necesitado de costuras y lágrimas.
Ocho horas después creyó
que era una ostra del peor mercado.
Alguien la vió y le llamó. " La bella durmiente".
Yo me enteré de su historia y le puse tu nombre
Vampi
Cautiva la almeja se hundió en su nacarada casa,
pensando quién le succionaría el alma.
Se acomodó de costado en el fondo
y colocó la almohada bajo su mejilla derecha,
suspiró y cerró los ojos.
Las pestañas pegadas al sur de su rostro
se agrupaban como mini flechas hincando su uniforme
necesitado de costuras y lágrimas.
Ocho horas después creyó
que era una ostra del peor mercado.
Alguien la vió y le llamó. " La bella durmiente".
Yo me enteré de su historia y le puse tu nombre
Vampi
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