Tu sombra sin dueño, delgada como un tallo,
erguida, igual que un tótem,
en mi isla de Pascua.
Nunca sabrás que una calle te reconoce,
nunca sabrás que un pájaro te prestó las alas
para volar en primavera
sobre las tibias mañanas
donde un vidrio
refleja el paso invisible del deseo
en mi portal oscuro.
erguida, igual que un tótem,
en mi isla de Pascua.
Nunca sabrás que una calle te reconoce,
nunca sabrás que un pájaro te prestó las alas
para volar en primavera
sobre las tibias mañanas
donde un vidrio
refleja el paso invisible del deseo
en mi portal oscuro.