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Odiándote amor

Moría en mis adentros la esperanza,
locura vivida de tu amarga lejanía.
Palabras sueltas rozando el aire.
Mentiras e hipocresía de tardes.

El odio abrazó con fuerza mi dolor.
Intentaba hacerse hueco en mi pena
despedazando un cobarde adiós,
opacando la tenue sonrisa en su voz.

Le pedí que se marchará a tientas.
El rencor no cabe en este corazón.
A pesar de que cada lágrima
fue un puñal que me atravesó.

Languidecía mi alma en susurros,
sin entender el porqué de este amor.
Despertaba un castigo confuso,
solapándose en dura expiación.

Temblaban mis dedos al escribirte;
La poesía entre prosa se afanó.
Se columpiaban tus ojos en mi delirio,
marchitando la tinta de la aversión.

Me negué mil veces esta pasión.
Fustigué mis ansias en la obstinación.
El deseo confundía mi criterio;
El afecto, la ternura… me vapuleó.

Se irá…
se irá y volverá,
saboreará el sigilo,
besará mi labios sin piedad.

Él, ese hombre que me enamoró.
Y sé que partirá de nuevo,
Sí, lo sé…,
dejándome escrita en una canción.

Y volverán a caer las lágrimas.
Sufriremos en silencio, sin compasión
Se nos cerraran de nuevo las puertas
a la locura de un imposible amor.

Mientras… la poesía cabalgará loca
buscando entre grafías la desolación.
Entretanto nuestras almas sin saberlo,
se abrazarán en perfecta comunión.




 
Última edición:
Muy hermosa poesía, versos de los que brotan lágrimas de dolor y mucha belleza, me gusto mucho el vídeo, las imágenes, la música y tu voz muy sentida y profunda, saludos cordiales para ti Raquel Fraga ; )
 
Mil gracias, Lorelis. Los poetas vívimos el alma en las letras, en la voz, somos gente especial. Todo el que ama el arte, lo es. Por eso es tan bonito compartir con gente que vive las cosas de forma muy similar a la tuya. Muy agradecida por tus palabras, las cuales valoro doble viniendo de alguien que trabaja tan bien con la pluma. Abrazos, amiga.
 
Moría en mis adentros la esperanza,
locura vivida de tu amarga lejanía.
Palabras sueltas rozando el aire.
Mentiras e hipocresía de tardes.

El odio abrazó con fuerza mi dolor.
Intentaba hacerse hueco en mi pena
despedazando un cobarde adiós,
opacando la tenue sonrisa en su voz.

Le pedí que se marchará a tientas.
El rencor no cabe en este corazón.
A pesar de que cada lágrima
fue un puñal que me atravesó.

Languidecía mi alma en susurros,
sin entender el porqué de este amor.
Despertaba un castigo confuso,
solapándose en dura expiación.

Temblaban mis dedos al escribirte;
La poesía entre prosa se afanó.
Se columpiaban tus ojos en mi delirio,
marchitando la tinta de la aversión.

Me negué mil veces esta pasión.
Fustigué mis ansias en la obstinación.
El deseo confundía mi criterio;
El afecto, la ternura… me vapuleó.

Se irá…
se irá y volverá,
saboreará el sigilo,
besará mi labios sin piedad.

Él, ese hombre que me enamoró.
Y sé que partirá de nuevo,
Sí, lo sé…,
dejándome escrita en una canción.

Y volverán a caer las lágrimas.
Sufriremos en silencio, sin compasión
Se nos cerrarán de nuevo las puertas
a la locura de un imposible amor.

Mientras… la poesía cabalgará loca
buscando entre grafías la desolación.
Entretanto nuestras almas sin saberlo,
se abrazarán en perfecta comunión.
RAQUEL

Se siente tu nostalgia
en cada letra que recitas.

¡Felicitaciones amiga poeta!

Abrazos y besos quiteños,

Guillermo.

 

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