Josem Fagil
Miembro
Andaba yo por un camino
solitario llano y estrecho,
en el medio de la sombra,
entre unos enormes pinos.
Una pequeña y bella flor
allí encontré; mi pecho
palpitó muy fuerte y pensé :
"¿será el dulce destino?".
La cogí con mucha emoción,
y con el mayor respeto;
ese mismo instante sentí
por ella un puro cariño.
La lleve feliz a casa
y la planté junto a mi alma;
hermosa, fresca y lozana
creció muy bella al principio.
Pero luego se me murió,
a pesar de mi gran pena
y de todos mis cuidados;
con el tiempo se marchitó.
Roto en cruel dolor, yo grité:
"Ah, ¡tu, destino malvado,
que me arrebatas sin piedad
esta flor que tanto he amado!"
Mas tarde volví a pasar
por aquel largo camino.
Andaba como un fantasma,
entre esos grandiosos pinos.
Otra flor, aun parecida
a aquella mía yo buscaba;
solo estaba allí su hueco
que tan triste me dejaba.
Y desconsolado lloré:
"¿Por qué allí no la dejé,
al menos así podría
siempre feliz contemplarla?"
Por solo anhelar tenerla
siempre conmigo a mi lado,
mi alegría y su belleza
se fueron con mi quebranto.
Ya me parece tan yermo,
aquel sinuoso camino!
abrupto y largo... Suspiro,
me quedan solo recuerdos.
No se ven flores pequeñas
que me emocionen el pecho
y sufro mi pena solo,
buscando en otros senderos.
Josem Fagil
A Coruña, España
30/11/2015
© Derechos reservados
solitario llano y estrecho,
en el medio de la sombra,
entre unos enormes pinos.
Una pequeña y bella flor
allí encontré; mi pecho
palpitó muy fuerte y pensé :
"¿será el dulce destino?".
La cogí con mucha emoción,
y con el mayor respeto;
ese mismo instante sentí
por ella un puro cariño.
La lleve feliz a casa
y la planté junto a mi alma;
hermosa, fresca y lozana
creció muy bella al principio.
Pero luego se me murió,
a pesar de mi gran pena
y de todos mis cuidados;
con el tiempo se marchitó.
Roto en cruel dolor, yo grité:
"Ah, ¡tu, destino malvado,
que me arrebatas sin piedad
esta flor que tanto he amado!"
Mas tarde volví a pasar
por aquel largo camino.
Andaba como un fantasma,
entre esos grandiosos pinos.
Otra flor, aun parecida
a aquella mía yo buscaba;
solo estaba allí su hueco
que tan triste me dejaba.
Y desconsolado lloré:
"¿Por qué allí no la dejé,
al menos así podría
siempre feliz contemplarla?"
Por solo anhelar tenerla
siempre conmigo a mi lado,
mi alegría y su belleza
se fueron con mi quebranto.
Ya me parece tan yermo,
aquel sinuoso camino!
abrupto y largo... Suspiro,
me quedan solo recuerdos.
No se ven flores pequeñas
que me emocionen el pecho
y sufro mi pena solo,
buscando en otros senderos.
Josem Fagil
A Coruña, España
30/11/2015
© Derechos reservados
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