María del Mar Ponce López
Moderadora de Prosas Compartiendo Tristezas
PIEL DE NÁCAR
Esta razón que me impulsa
a vivir entre la nada
no la entienden mis sentidos,
la llevo dentro del alma,
cobijada en la amargura,
entre sueños, solitaria.
Andando por las veredas
de la vida más extraña
se rompieron los espejos
y los brillos de esmeralda,
aquellos de la niñez
entre sábanas de plata,
cuando los trinos son cantos
y las estrellas de escarcha.
La noche vistes de luto,
de silencios la mañana,
me levanto con la aurora
y me baño cuando el alba
me acaricia con un beso
sin encanto ni esperanza.
He recorrido los mares
con sus rocas y sus playas,
con la arena y con la sal,
entre sollozos y lágrimas.
La vida sigue su curso,
a veces nos da la espalda,
cuando falta una sonrisa
el alma baila descalza.
Escondida en un suspiro
una sombra nos atrapa,
la aventura se termina,
nos dormimos en las alas
de una triste realidad
si nos saluda la parca.
De negro viste la luz
sobre nuestra piel de nácar.
María del Mar Ponce López
Reservados derechos de autor
Esta razón que me impulsa
a vivir entre la nada
no la entienden mis sentidos,
la llevo dentro del alma,
cobijada en la amargura,
entre sueños, solitaria.
Andando por las veredas
de la vida más extraña
se rompieron los espejos
y los brillos de esmeralda,
aquellos de la niñez
entre sábanas de plata,
cuando los trinos son cantos
y las estrellas de escarcha.
La noche vistes de luto,
de silencios la mañana,
me levanto con la aurora
y me baño cuando el alba
me acaricia con un beso
sin encanto ni esperanza.
He recorrido los mares
con sus rocas y sus playas,
con la arena y con la sal,
entre sollozos y lágrimas.
La vida sigue su curso,
a veces nos da la espalda,
cuando falta una sonrisa
el alma baila descalza.
Escondida en un suspiro
una sombra nos atrapa,
la aventura se termina,
nos dormimos en las alas
de una triste realidad
si nos saluda la parca.
De negro viste la luz
sobre nuestra piel de nácar.
María del Mar Ponce López
Reservados derechos de autor