Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Que me llamen maestro me molesta,
no he ejercido jamás el magisterio,
se precisa un talante fino y serio
y yo fui más amigo de la fiesta.
De reír, de soñar, dormir la siesta...
Si tenía pareja ni te cuento,
pues mejor y más grande que ese invento
ni Marconi ni nadie ha conseguido.
¡Qué dulzura quedarse así, dormido,
tras hacer el amor! ¡Todo un portento!
Por lo cual no acepté ni un desafío,
sólo un reto y volé siempre a mi modo.
No se puede el mejor ser siempre en todo,
me conformo con serlo en lo que es mío.
En Jurados a dedo no confío,
porque tuve muy mala una experiencia.
Presumieron ser padres de la Ciencia
cuando vieron el libro ya editado.
No existía, por tanto, aquel Jurado.
Amiguismo, propina y conveniencia.
Es por ello que todo me resbala,
los aplausos, halagos, el dinero...
Es mejor, para mí, siendo sincero,
un abrazo cordial que el alma cala.
Lo demás es letal, como la bala
que Tenorio largó a su denunciante
como cuenta en su historia aquel tunante.
El amor de mi niña ése sí cuenta
y en mi ingrata vejez bien me alimenta,
aunque vino muy tarde como amante.
Más vale que no piense más en ello
pues me pone, es verdad, de mala leche.
Ya muy poco será lo que coseche
aunque pueda vivir un sueño bello.
Solamente sumirme en su cabello
nueva vida, sin más, bien me daría.
Pero dudo que llegue nunca el día
en que pueda cantarle una romanza.
Precisamos los dos gran esperanza
y si muero no llores, vida mía.
no he ejercido jamás el magisterio,
se precisa un talante fino y serio
y yo fui más amigo de la fiesta.
De reír, de soñar, dormir la siesta...
Si tenía pareja ni te cuento,
pues mejor y más grande que ese invento
ni Marconi ni nadie ha conseguido.
¡Qué dulzura quedarse así, dormido,
tras hacer el amor! ¡Todo un portento!
Por lo cual no acepté ni un desafío,
sólo un reto y volé siempre a mi modo.
No se puede el mejor ser siempre en todo,
me conformo con serlo en lo que es mío.
En Jurados a dedo no confío,
porque tuve muy mala una experiencia.
Presumieron ser padres de la Ciencia
cuando vieron el libro ya editado.
No existía, por tanto, aquel Jurado.
Amiguismo, propina y conveniencia.
Es por ello que todo me resbala,
los aplausos, halagos, el dinero...
Es mejor, para mí, siendo sincero,
un abrazo cordial que el alma cala.
Lo demás es letal, como la bala
que Tenorio largó a su denunciante
como cuenta en su historia aquel tunante.
El amor de mi niña ése sí cuenta
y en mi ingrata vejez bien me alimenta,
aunque vino muy tarde como amante.
Más vale que no piense más en ello
pues me pone, es verdad, de mala leche.
Ya muy poco será lo que coseche
aunque pueda vivir un sueño bello.
Solamente sumirme en su cabello
nueva vida, sin más, bien me daría.
Pero dudo que llegue nunca el día
en que pueda cantarle una romanza.
Precisamos los dos gran esperanza
y si muero no llores, vida mía.
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