Antonio Jurado Rivera
Miembro Conocido
Nos inundamos a besos
estábamos en la ermita
escondidos tras un banco
cuando se encendían las velas
de las mesitas de incienso
con su olor a hierba santa.
La noche nos recogía
como aceptando el amor
que nacía en nuestras almas,
con la luz del nuevo día
nacía en gozo y alegría
la estrella de la mañana.
Mientras nuestros corazones
abrieron todas sus puertas
para recibir al alba
y en músicas celestiales
en las iglesias del pueblo
repicaron las campanas
para anunciar que el amor
ya vino a llenar de vida
de dicha y de buena nueva,
a esta joven tan bonita
de alma pura y nacarada
dueña de mi corazón.
A poco, de entre las sombras
el día ya iba amaneciendo
aparecía entre nosotros
y a la vez que un suave olor,
sonaba en nuestros oídos
el canto de un ruiseñor.
Quizá Dios, que nos decía
bienvenidos a mi casa,
bienvenidos al amor.
Antonio Jurado (España)
© Derechos Reservados