Oh, diosa nena.
Mi testigo es el cielo frutecido
donde mi vendimia de soles
y sentidos despiertos
abren los jazmines infinitos
y en nubes azules
de dulces presagios
te ofrezco la claridad vespertina
de todos mis caminos.
Oh, dulzura amada.
en los lagos verdes de tus ojos
y en tu mirada mi destino entero
como prólogo y epílogo de mi vida quiero
ser la lluvia de tus sentimientos
y, en mar profundo
de movimientos líricos,
el poeta transeúnte de tus sueños.
Oh, luz hermosa.
No estaremos solos:
tendremos los amaneceres,
sus vísperas rosadas,
sus celajes de nubes.
La luna nos acompañará
en nuestra lectura de estrellas
y mientras tu risa de ángel
como un violín resuene,
seremos dos en uno
dejando una herencia
de virtudes y noblezas
en el alma y el corazón de nuestro tiempo.
L.N
<span style="font-family:century gothic;"><font size="4">
Mi testigo es el cielo frutecido
donde mi vendimia de soles
y sentidos despiertos
abren los jazmines infinitos
y en nubes azules
de dulces presagios
te ofrezco la claridad vespertina
de todos mis caminos.
Oh, dulzura amada.
en los lagos verdes de tus ojos
y en tu mirada mi destino entero
como prólogo y epílogo de mi vida quiero
ser la lluvia de tus sentimientos
y, en mar profundo
de movimientos líricos,
el poeta transeúnte de tus sueños.
Oh, luz hermosa.
No estaremos solos:
tendremos los amaneceres,
sus vísperas rosadas,
sus celajes de nubes.
La luna nos acompañará
en nuestra lectura de estrellas
y mientras tu risa de ángel
como un violín resuene,
seremos dos en uno
dejando una herencia
de virtudes y noblezas
en el alma y el corazón de nuestro tiempo.
L.N
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