David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
En la luna un emblema inmenso como un mar...
En las cataratas del universo
ese que se guarda en el bolsillo,
las melodías y los gritos,
se hacen verde y rojo,
se hacen de ciertas memorias
partícipes, partiendo las dichas,
moviendo el sentimiento,
queriendo y dando
en las rutas, en la desdicha...
Y en el sol una mancha...
Un rasgo unitario,
un festín candente;
cuaja las lágrimas,
derrama lo que oscuro es,
lo hace entonces,
lo hace allí...
...Presente...
...El sol se oculta dejando con su muerte
la roja interpretación,
la cuestión,
las respuestas,
y el idioma sintáctico del tiempo sin nombrar...
La tierra inequívoca,
no rueda,
no cuesta,
no se cansa,
está allí intacta
recibiendo la luz,
la sétima mirada de las lunas cercanas,
del apolo del pasado,
de ese astro ajeno
que se quebranta dual,
tiñendo en la niebla milenaria,
tejiendo así,
enmarañando,
todas las visiones
y ese destino frecuente en espiral.
Más manos inmensas,
calientan,
pacifican,
crean arbitrarias,
todo el escenario,
y en esa puesta:
Un reñido grito de vida
naciendo
en conflicto,
empujando la piel del universo próximo,
viendo, por primera vez,
en esta rueda actual,
la luz poderosa de un canto inmenso,
que recopila la belleza
uniendo ínfimos detalles,
oprimiendo la imagen,
construyendo el día,
acabando la noche,
creando, creando...
Tales versos, tales verbos,
tal horizonte,
desde todas las distancias,
observado,
descansan las primas existencias ancestrales...
Descansan...
Tal pintura en un lugar que está olvidado...
Tal ubicación perdida,
tal mirada, tal oído, tales conciencias,
grandes, infinitas...
Solo se pueden sentir con sublime emoción...
-Ahora la sed está saciada-
Termina la era...
Comienza otra...
Los manantiales del próximo universo ya se oyen...
En las cataratas del universo
ese que se guarda en el bolsillo,
las melodías y los gritos,
se hacen verde y rojo,
se hacen de ciertas memorias
partícipes, partiendo las dichas,
moviendo el sentimiento,
queriendo y dando
en las rutas, en la desdicha...
Y en el sol una mancha...
Un rasgo unitario,
un festín candente;
cuaja las lágrimas,
derrama lo que oscuro es,
lo hace entonces,
lo hace allí...
...Presente...
...El sol se oculta dejando con su muerte
la roja interpretación,
la cuestión,
las respuestas,
y el idioma sintáctico del tiempo sin nombrar...
La tierra inequívoca,
no rueda,
no cuesta,
no se cansa,
está allí intacta
recibiendo la luz,
la sétima mirada de las lunas cercanas,
del apolo del pasado,
de ese astro ajeno
que se quebranta dual,
tiñendo en la niebla milenaria,
tejiendo así,
enmarañando,
todas las visiones
y ese destino frecuente en espiral.
Más manos inmensas,
calientan,
pacifican,
crean arbitrarias,
todo el escenario,
y en esa puesta:
Un reñido grito de vida
naciendo
en conflicto,
empujando la piel del universo próximo,
viendo, por primera vez,
en esta rueda actual,
la luz poderosa de un canto inmenso,
que recopila la belleza
uniendo ínfimos detalles,
oprimiendo la imagen,
construyendo el día,
acabando la noche,
creando, creando...
Tales versos, tales verbos,
tal horizonte,
desde todas las distancias,
observado,
descansan las primas existencias ancestrales...
Descansan...
Tal pintura en un lugar que está olvidado...
Tal ubicación perdida,
tal mirada, tal oído, tales conciencias,
grandes, infinitas...
Solo se pueden sentir con sublime emoción...
-Ahora la sed está saciada-
Termina la era...
Comienza otra...
Los manantiales del próximo universo ya se oyen...
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