Matilde Maisonnave
Miembro Conocido
La primer parte de éste poema no la pongo.
Somos pizcas del mismo arenal.
Somos pizcas del mismo arenal.
Azotarán los vientos; calamidades habrá...
De a poco se irá sintiendo la furia natural,
pronto, verán las aguas arrasar.
Sembré generoso delicias en el mar,
sembré las dulces nubes para purificar,
sembré en la tierra riquezas sin igual,
sembré en las mentes el bien y el mal.
La perfección no existe, sí la humildad,
la generosidad, la bondad, la honestidad...
Soy el Hijo del Padre y los vine a salvar
regando mi sangre, enseñarles a amar.
Sembrando secretos pasaron los siglos.
Encerraron mi palabra, ignoraron mi dolor.
usaron los cambios sembrando el horror,
bendiciendo guerras en contra de Dios.
Castigo no es lo que sucederá.
Es la cosecha del hombre del mal
jugando inclemente con lo que sembré.
Borrando del cielo el color del mar;
arrasando impunes hectáreas de bosques,
impenetrables selvas... ¡Necios prebostes!
Quien absorberá dentro de su seno
la masa cuantiosa de los deshielos,
quien sin protección del gas, el veneno
podrá soportar del fuego de los infiernos.
Hombre, al destruir la naturaleza
has ignorado de Dios su grandeza.
El mundo se estrechará, las lenguas secarán,
cuando arenas del desierto cubran,
en algunas, movedizas, sucumban.
Cuando el caos comience, las puertas cerrarán
al temblar el planeta, no escaparán...
La naturaleza, prodigio Divino de bondad,
convertida por el hombre se vengará
tragándose a la Humanidad.
¡Sembrador de siglos derramaste Amor!
A todo el que asuela tú has de juzgar.
Matilde Maisonnave
12/ 2000
Escrito cuando todavía creía...
Escrito cuando todavía creía...
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