Suspirando y retozando, ella pregunta.
¿Puedes estar aquí, conmigo? – Podemos, mas solo me veras a mi.
¿Pueden escucharse los latidos de tu corazón? – Puedes escucharlos, si no necesitas escuchar.
¿Puedes entregarte completamente? – Puedes llevarte los granos de arena uno a uno.
¿Puedes amar? – Puedo esperarte mas que nadie.
¿Puedes abandonar aquellos rincones silenciosos? – Puedo fingir, por un momento.
¿Podrás recordar mis palabras? – Nunca he dejado de atesorarlas.
Suspirando y retozando, ella se duerme.
¿Puedes estar aquí, conmigo? – Podemos, mas solo me veras a mi.
¿Pueden escucharse los latidos de tu corazón? – Puedes escucharlos, si no necesitas escuchar.
¿Puedes entregarte completamente? – Puedes llevarte los granos de arena uno a uno.
¿Puedes amar? – Puedo esperarte mas que nadie.
¿Puedes abandonar aquellos rincones silenciosos? – Puedo fingir, por un momento.
¿Podrás recordar mis palabras? – Nunca he dejado de atesorarlas.
Suspirando y retozando, ella se duerme.