Matías Santiago
Miembro
Te quise como loco,
como endemoniado, como convulsivo,
con ansias, voluntad, con deseo,
con esperanza y desespero.
Te quise en todo sitio, en cada reflejo,
con cada expresión de mi cuerpo.
Te quise en Dios, en ti, en mí, en soledad,
te quise a cada palmo andado de ciudad.
Te quise entre la alfombra, entre las sábanas,
detrás de cada puerta, escalera y ventana.
Te quise en las alcobas, los parques, las aceras,
en todo descuido, a cada arrebato,
con el tacto, el gusto y el olfato.
Te quise entre tu vientre, tu cintura y tus muslos,
te quise con la lengua hasta tu fondo más profundo.
Te quise entre tus piernas y entre tus suspiros,
te quise entre el aliento, en todo latido.
Te quise en el océano y en los arrabales,
te quise en las entrañas, te quise a raudales.
Te quise entre la histeria, entre el desconcierto,
te quise entre tus gritos, entre tus silencios.
Te quise entre la noche, entre cada amanecer,
te quise entre la tarde, entre todo tu ser.
Te quise entre tu piel y tu mirada,
entre los vellos finos de tu espalda.
Te quise entre tus senos y tu lengua,
entre tus mejillas y tu despertar,
te quise entre dormida, entre despierta,
entre cada instante por soñar.
Te quise a las buenas, a las malas,
a los nervios, a la resistencia.
Te quise con coraje, con agallas,
con el aire y las palabras,
con cada respiro sordo.
Te quise con ahínco, con ventaja,
con alevosía frustrada,
entre cada vidrio roto,
en toda memoria olvidada.
Te quise en pasado y en futuro,
en presente: te quiero.
Con la sangre muda,
con el espíritu ciego.
Matías Santiago.
como endemoniado, como convulsivo,
con ansias, voluntad, con deseo,
con esperanza y desespero.
Te quise en todo sitio, en cada reflejo,
con cada expresión de mi cuerpo.
Te quise en Dios, en ti, en mí, en soledad,
te quise a cada palmo andado de ciudad.
Te quise entre la alfombra, entre las sábanas,
detrás de cada puerta, escalera y ventana.
Te quise en las alcobas, los parques, las aceras,
en todo descuido, a cada arrebato,
con el tacto, el gusto y el olfato.
Te quise entre tu vientre, tu cintura y tus muslos,
te quise con la lengua hasta tu fondo más profundo.
Te quise entre tus piernas y entre tus suspiros,
te quise entre el aliento, en todo latido.
Te quise en el océano y en los arrabales,
te quise en las entrañas, te quise a raudales.
Te quise entre la histeria, entre el desconcierto,
te quise entre tus gritos, entre tus silencios.
Te quise entre la noche, entre cada amanecer,
te quise entre la tarde, entre todo tu ser.
Te quise entre tu piel y tu mirada,
entre los vellos finos de tu espalda.
Te quise entre tus senos y tu lengua,
entre tus mejillas y tu despertar,
te quise entre dormida, entre despierta,
entre cada instante por soñar.
Te quise a las buenas, a las malas,
a los nervios, a la resistencia.
Te quise con coraje, con agallas,
con el aire y las palabras,
con cada respiro sordo.
Te quise con ahínco, con ventaja,
con alevosía frustrada,
entre cada vidrio roto,
en toda memoria olvidada.
Te quise en pasado y en futuro,
en presente: te quiero.
Con la sangre muda,
con el espíritu ciego.
Matías Santiago.
