Cristina Guerrero S
Miembro Conocido
Te regalo mi sonrisa fresca en sinceridad,
Mis manos sucias del lodo que impregna mis juegos,
Te regalo el río que ve el navegar de mis barquitos de papel,
Mi frente manchada con las marcas del cristal luminosos de la felicidad,
Te regalo la dulce sensación de tenerlo todo,
La gota de lluvia en mi ventana que me viene a refrescar el alma,
El silencio de la laguna y que es interrumpido por mis zapatos rotos,
Te regalo la lucha diaria de mi padre,
y su enseñanza de la honestidad,
Las manos de mi madre untadas de harina y agua con la que hace un delicioso pan,
Te regalo el lujo de sonreirle al cielo sabiendo que no le debes nada a nadie,
Te regalo el rayo de sol que juega con mi sombra en la mañana,
Y el viento campestre que me trae a través de la ventana el aroma del trigo seco,
Te regalo mi robot de metal, el que me ha acompañado desde la navidad pasada,
La estrellita rasgada en su pintura que cuelga danzante de la puerta de mi casa,
Te regalo un beso, algo húmedo porque he estado jugando el frío,
Te regalo mi almohada que guarda mis sueños de vida donde puede faltar de todo menos amistad,
Te regalo un paseo por la nostalgia,
Un cantarito de greda que tiene tres monedas y una canica,
Mis mas preciados tesoros,
Te regalo el aire limpio que respiro y las hojas verdes del canelo que mece mis cuerpo pequeño cada día sobre una goma negra,
Te regalo lo que gustes,
Hasta mi trozo de cielo,
Una caricia áspera pero franca y una golondrina de invierno.
Te regalo luz para vivir,
Con tal de sacudir de tu rostro la dureza triste de tu sentir.
(CRISTINA GUERRERO)
Mis manos sucias del lodo que impregna mis juegos,
Te regalo el río que ve el navegar de mis barquitos de papel,
Mi frente manchada con las marcas del cristal luminosos de la felicidad,
Te regalo la dulce sensación de tenerlo todo,
La gota de lluvia en mi ventana que me viene a refrescar el alma,
El silencio de la laguna y que es interrumpido por mis zapatos rotos,
Te regalo la lucha diaria de mi padre,
y su enseñanza de la honestidad,
Las manos de mi madre untadas de harina y agua con la que hace un delicioso pan,
Te regalo el lujo de sonreirle al cielo sabiendo que no le debes nada a nadie,
Te regalo el rayo de sol que juega con mi sombra en la mañana,
Y el viento campestre que me trae a través de la ventana el aroma del trigo seco,
Te regalo mi robot de metal, el que me ha acompañado desde la navidad pasada,
La estrellita rasgada en su pintura que cuelga danzante de la puerta de mi casa,
Te regalo un beso, algo húmedo porque he estado jugando el frío,
Te regalo mi almohada que guarda mis sueños de vida donde puede faltar de todo menos amistad,
Te regalo un paseo por la nostalgia,
Un cantarito de greda que tiene tres monedas y una canica,
Mis mas preciados tesoros,
Te regalo el aire limpio que respiro y las hojas verdes del canelo que mece mis cuerpo pequeño cada día sobre una goma negra,
Te regalo lo que gustes,
Hasta mi trozo de cielo,
Una caricia áspera pero franca y una golondrina de invierno.
Te regalo luz para vivir,
Con tal de sacudir de tu rostro la dureza triste de tu sentir.
(CRISTINA GUERRERO)