Jorge Luis Alava
Miembro Conocido
Tengo una oda para ella
Si te pudiera encontrar terrestre y sin alas,
si me fuera permitido hallar tu huella descalza,
y si pudiera tomarte para regalarte mis manos
heridas de poesías y distancias
entonces no dudaría en quedarme pobre de ojos
y manco de líneas y no volver más a nacer.
Porque por ti los pájaros ya no saben de despedidas
y a los barcos se les olvida por qué partir
y las ramas se inclinan buscando tu cause
y todos los caminos borran todos los pasos que los hieren.
Por ti he visto torcerse al pez y a la espada
y sé que las aguas tienen sed por ti
y se visten húmedas y rítmicas
hiriéndose con besos o rocíos rosados.
Como has sabido plantar la duda y la esperanza
hasta el mar que se ha pensado levitando en alas
ahora se ha propuesto caminar
junto a tus manos y tus cabellos
que miran por tu espalda los horizontes por los que huir.
De claridad completa te he visto
de nieve o de marfil o porcelana;
te he visto enigmática con sonrisa de bosque
y en tus ojos he perdido mis galaxias
y el lente que construí para ver desde una raíz la luna.
Pareciera también que la noche te corteja
larga y delirante acariciándote los párpados
y un sueño seco te mutila las almohadas
y tus páginas pendientes te aguardarán como ríos sueltos.
Si pudiera encadenarme a un espacio solo
para oírte en la soledad y en el silencio
y en los respiros hondos de los libros,
si mis palabras se desprendieran como fáciles hojas
en otoño, te juro que tus avenidas a todos lados
tendría rumbo de letras en los asfaltos
para que el polvo mate las preguntas
que no vienen de tu boca, que no mueren por ti.
Si te pudiera encontrar terrestre y sin alas,
si me fuera permitido hallar tu huella descalza,
y si pudiera tomarte para regalarte mis manos
heridas de poesías y distancias
entonces no dudaría en quedarme pobre de ojos
y manco de líneas y no volver más a nacer.
Porque por ti los pájaros ya no saben de despedidas
y a los barcos se les olvida por qué partir
y las ramas se inclinan buscando tu cause
y todos los caminos borran todos los pasos que los hieren.
Por ti he visto torcerse al pez y a la espada
y sé que las aguas tienen sed por ti
y se visten húmedas y rítmicas
hiriéndose con besos o rocíos rosados.
Como has sabido plantar la duda y la esperanza
hasta el mar que se ha pensado levitando en alas
ahora se ha propuesto caminar
junto a tus manos y tus cabellos
que miran por tu espalda los horizontes por los que huir.
De claridad completa te he visto
de nieve o de marfil o porcelana;
te he visto enigmática con sonrisa de bosque
y en tus ojos he perdido mis galaxias
y el lente que construí para ver desde una raíz la luna.
Pareciera también que la noche te corteja
larga y delirante acariciándote los párpados
y un sueño seco te mutila las almohadas
y tus páginas pendientes te aguardarán como ríos sueltos.
Si pudiera encadenarme a un espacio solo
para oírte en la soledad y en el silencio
y en los respiros hondos de los libros,
si mis palabras se desprendieran como fáciles hojas
en otoño, te juro que tus avenidas a todos lados
tendría rumbo de letras en los asfaltos
para que el polvo mate las preguntas
que no vienen de tu boca, que no mueren por ti.